Vamos a ver, Teo

El pasado 25 de julio, día de Santiago, Pedro Simón escribía estas palabras en el inicio del artículo que compartió en su blog de El Mundo.


«El 11 de abril de 2013, Carla Díaz se levantó de la cama, salió de casa, caminó en dirección contraria al colegio, atravesó la playa de San Lorenzo de Gijón, subió a un alto frente al Cantábrico y se arrojó al vacío desde el acantilado de La Providencia. Tenía 14 años.

El cuerpo sin vida fue hallado a media tarde. El mar le había arrancado a la niña su chaqueta negra de corazones blancos, pero no había podido con sus pulseras de colores. Esas que se ponía para disimular los cortes que se hacía en las muñecas.

Cuando viajamos para hablar con su madre y vimos esa mirada y aquellas fotos alegres y le preguntamos los motivos, ella nos puso encima de la mesa un montón de folios con recados de odio hacia Carla en las redes sociales. Vudús de todo tipo. Hasta en las celebraciones. El día en que cumplió 14, recibió un mensaje en el móvil: ‘Feliz cumpleaños, bollera’.

Cada vez que veo un linchamiento me acuerdo de Carla…».

Ayer, hoy y el resto de sus días, los cazadores, su familia y sus amigos se acordarán de Melania cada vez que vean un linchamiento. También se volverán a preguntar los motivos de su trágica decisión cada vez que vean sus fotos con esa sonrisa y la alegría que desprendía.

Luego se preguntarán cómo 350 obtusos pueden disfrutar en su circo tan ajenos a una realidad social para la que deberían trabajar, preocupados más de poner en marcha medidas que puntualmente puedan ir teniendo contentas a sus fieras, en lugar de ocuparse por favorecer a todos los ciudadanos por igual. Troupe de malabaristas en lugar de políticos útiles a todo un país.

Se acordarán por ejemplo de la campaña y el gran despliegue que pusieron en marcha para luchar contra la desgracia que supone la muerte 33 ciclistas en un año, olvidando por ejemplo que solo en las ciudades de Madrid (cuyo balance es 15 a 1) y Barcelona, el número de peatones que fallecen ya supera esa cifra, que se multiplica al calcular el total en toda España. Pero claro, hacer una campaña por un colectivo parece que da buena imagen, aunque eso suponga olvidar injusta y absurdamente al resto de ciudadanos.

Por eso se preguntarán igualmente en que pensabais, para que ese Código Penal que habéis elaborado solo castigue la incitación al odio, la violencia o la hostilidad, si es por razones de etnia, orientación sexual, ideología, etc. Se preguntarán por qué si se ataca en razón de la homosexualidad de un ciudadano o por ser judío el hecho se castiga, que si el linchamiento es por motivo de género, también, pero si la incitación a matar o dañar de esta basura ególatra de medio pelo es por motivo de la condición de cazador o torero, por ser uno de los miles de ciudadanos libres de este país, como le sucedió a Melania Capitán Tomás, la causa se archiva y no hay pena.

Así que la próxima vez que salgas a tomarte un café de esos de folclorismo estúpido a un bar cerca de Floridablanca, seguido de las huestes de fotógrafos, mostrando hipócritas sonrisas en un acto de retórica electoral que nunca harías sin ellos, pregúntate y pregunta a quienes te acompañen si no sois los políticos culpables con esa forma populista de legislar que habéis implantado, de la muerte de personas que se sienten indefensas y abandonadas como Mel Capitán.

Pero tranquilo, que de momento a vosotros no vamos a desearos que en vuestra desesperación culpable el remordimiento os lleve a la misma situación, no os acosaremos ni insultaremos, ni desearemos bailar sobre vuestras tumbas, o dedicaremos cualquier otra obscenidad de raíz totalitaria, dejando que vosotros, vuestras familias y seres queridos, estén tranquilos y no rotos por el dolor, como otros.

Aunque no todo es suerte para ti y el resto de chiquilicuatres, pues al remordimiento por el desenlace que vuestra desidia para con los ciudadanos está causando, tendréis que sumar la preocupación por el futuro que puede llegar, pues son muchos y no solo cazadores y toreros, sino amigos y familias enteras, las que ya empiezan a estar cansadas de insultos, ataques y vejaciones.

Vuestra pasividad está generando enfrentamientos y ya se sabe cómo se solucionan estos en nuestra piel de toro cuando la gente no encuentra otros caminos.

¿Tendrán que salir los ciudadanos a la calle y quemar como hacen los salvajes unos contenedores y papeleras, rompiendo escaparates para que hagáis caso y busquéis soluciones? ¿Tendrán que montar sus propios circos para llamar la atención? ¿Buscáis que cada sociedad de caza llene de ruedas ardiendo la A-6 en cada uno de los pueblos durante su recorrido para poder defender la libertad que permitís les estén robando?

Dos años después, empiezo la segunda decena de mis opiniones en este blog como la primera, teniéndote de nuevo de protagonista, Teo. Y no es para bien. Poco habrás hecho pues, a pesar de lo que siempre presumes petulantemente que apoyas la caza. Ahora tienes tu oportunidad, ¿quizá la última? Seguramente. Seguro por mi parte. Procura no dejarla escapar, como se escapa la vida de una persona.

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