Cierto optimismo

En Sociología, una de esas materias de "culturilla general" que nos enseñan, así por encima, a los periodistas en la Facultad, ¡porque hay que ver lo mal que luego informamos de todo!, pues les decía que en Sociología se analizan las respuestas debidamente estratificadas y ponderadas para dar a cada una su valor correspondiente. Por ejemplo, a la hora de sondear la intención de voto, es muy importante preguntar al encuestado qué opción votó en las elecciones anteriores para dar a su respuesta el valor correspondiente y obtener resultados más fiables.


Así, no puede tener el mismo valor la opinión de la caza de una persona que la conoce, aunque no la practique, que las respuestas de gente que nunca ha ido de caza y que basan su rechazo en prejuicios. Y esto me invita al optimismo. Y les explico. Casi nadie duda que en una encuesta general sobre defensores y detractores de la caza en España, estos últimos saldrían victoriosos. Yo al menos no lo cuestiono. Pero también estoy seguro de que, si esa encuesta se realizara sólo en el medio rural, los defensores de la caza ganarían por mayoría apabullante. Los que conocen nuestra afición, la hayan practicado o no, pero la sienten cerca, no rechazan la caza tan fervientemente como aquellos que, a lo mejor, no saben distinguir una liebre de una ardilla. Porque estaremos de acuerdo en que los grupos ecologistas concentran su militancia en grandes ciudades, con gente apartada no ya del mundo rural en su concepción más amplia, sino del propio campo, de las margaritas y de las amapolas. Por eso hoy paso del pesimismo (realismo decía acertadamente uno de vosotros) a un ligero optimismo, que me hace mirar al futuro con más esperanza. Sólo hay que lograr que nos conozcan.
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