Los fallos más comunes en el tiro con rifle y visor

Siempre comentamos que, en general, los cazadores españoles realizamos pocos disparos de práctica. Aun siendo así, tenemos fama internacional de ser los mejores tiradores a objetivos en movimiento.


Una de las causas de nuestros pocos disparos de práctica es que la reglamentación es bastante restrictiva en este sentido y solo se pueden realizar disparos de práctica en campos de tiro, y tampoco es que haya demasiados, ni estén preparados para disparos en movimiento.

En el campo de tiro, probando unas Barnes
Cuando vamos al campo de tiro, normalmente vamos con la intención de, o bien poner el rifle a tiro, o de asegurar que el rifle sigue a tiro —una práctica muy recomendable antes de las temporadas de caza—. La realidad es que el tiro en banco no es un ejercicio comparable a la descarga de adrenalina y la pasión de los disparos en la caza. De hecho, puede resultar hasta desagradable. Lo primero porque la postura no se asemeja a la de disparo en las jornadas de caza. Lo segundo porque, aunque llevemos cascos, los estruendos de los disparos, propios y ajenos, no hacen que sea precisamente un ejercicio relajado. Con estas limitaciones y carencias, hay una serie de errores que se repiten en muchos cazadores y que podemos ponerles remedio:
  • Miedo al Scope Kiss (saltarse la ceja con el visor), alejarnos demasiado del visor. Una lesión tremendamente común es golpearnos por efecto del retroceso en la ceja o frente con el visor. Normalmente resulta en un aparatoso corte, aunque nunca demasiado profundo, pero sí bastante doloroso —física y mentalmente—. Yo diría que una inmensa mayoría de cazadores de mayor tenemos alguna cicatriz de guerra del visor. Este miedo suele producir que apartemos la cara del rifle, incluso que no encaremos bien y nos alejemos demasiado del visor, multiplicando el efecto paralax o el efecto túnel del visor.
  • Cerrar los ojos al disparar. Seguramente por efecto del sobre-calibre (utilizar calibres muy potentes) y la falta de práctica, muchos cazadores cierran los ojos en el momento del disparo, incluso milésimas de segundo antes, perdiendo justo el foco en el momento culminante del lance. Realmente es un acto reflejo que se remedia con la práctica. Un ejercicio muy aconsejable es realizar disparos de práctica en campo de tiro con calibres suaves, por ejemplo el .22, e ir subiendo de calibre paulatinamente hasta encontrarnos cómodos con nuestro rifle de caza habitual. Podemos comenzar con el más bajo, un .22 o un .243, e ir subiendo.
  • El gatillazo. Conocido como golpe de gatillo. Una vez más, por miedo al efecto del retroceso, tendemos a prepararnos para el retroceso e incluso, de manera refleja, contrarrestar su efecto en el momento del disparo. Este fallo es muy común y suele resultar en disparos bajos, o bien a izquierda, o bien a derecha en función de si se es zurdo o diestro. De hecho, he visto muchos cazadores que en el momento del disparo, y no habiendo quitado el seguro, se mueven en el momento de accionar el gatillo, cuando debería ser una maniobra suave y continua. El remedio… la práctica.
  • En el caso de disparos en movimiento, no adelantar suficientemente el tiro. Lo he comentado en varias entradas anteriores.
  • Mal uso de las varas o trípodes. Aunque son una estupenda ventaja, muchas veces y, otra vez por falta de práctica, se utiliza mal estos complementos. No regulamos bien su altura y nos encontramos en posturas incómodas para efectuar el disparo. Es importante regularlos a una altura cómoda, a mi me funciona bien colocar la ‘V’ del soporte a la altura de mi hombro, quizás un pelín mas abajo.
  • No encontrar el objetivo en el visor. Para evitar este problema, es importante practicar una serie de rutinas:
    • Fijando un objetivo, encarar y desencarar varias veces para acostumbrarnos a alinear el rifle en el encare.
    • No usar demasiados aumentos. Al magnificar mucho el area de disparo, perdemos amplitud de campo. En recechos, es aconsejable empezar con 5-6 aumentos e ir subiéndolos en el visor una vez localizado el objetivo.
    • En montería, tratar de mantener los dos ojos abiertos y utilizar pocos aumentos. Esto nos permitirá seguir la presa y acompañarla hasta centrarla en nuestro visor.
  • Disparar demasiado rápido. Este fallo suele ser más común en los cazadores que utilizar rifles semiautomáticos, aunque no solo se da en estos casos. Realmente su origen es puramente psicológico. El miedo a perder la pieza nos hace acelerarnos y disparar en cuanto la res visita la cruz del visor… Cada maestrillo tiene su librillo… yo prefiero tratar de asegurar el primer disparo, aguantando todo lo posible para tener el disparo lo más claro posible y, rápidamente, me preparo para un segundo.
Una vez más, cuanta más práctica, menos ojos cerrados, menos miedo al retroceso y mayor soltura.
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