La primavera de la perdiz roja

Algunas señales que percibimos cuando vemos el campo, tienen explicación.


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Ahora que cualquier vivencia campera nos permite difundirla de inmediato, incluso con fotografías que dan fe de lo que está ocurriendo en el campo, leo en algunos chat muchas interpretaciones dispares que hacemos los cazadores sobre lo que vemos, algunas muy certeras pues ya fueron plasmadas en estudios de rigor científico.

¿Este año han parido hasta los machos?

Una de las visiones que más emociona a un cazador es ver un nido de perdiz con algún huevo y alrededor de una foto surgen muchos comentarios, algunos muy ajustados a lo que está respaldado por la investigación científica y otros que forman parte de dichos tradicionales que llevo oyendo toda la vida y se han certificado o desvirtuado con lo que después se ha comprobado fehacientemente, sobre todo, tras los estudios de los últimos 25 años, en los que se ponen emisores a los animales y conoces todo su recorrido y además queda la evidencia de ciertos comportamientos a través del fototrampeo. Hace unos años cuando comenté que los machos de perdiz también sacaban nidos adelante, alguien me dijo algo incrédulo, ¿entonces va a ser verdad eso de que «este año han parido hasta los machos»? Pues entre comillas, sí se podría expresar así.

Intento recoger aquí algunos datos ya contrastados que nos ayuden a interpretar lo que vemos y leemos en el campo cada primavera, especialmente lo que nos resulta a veces menos comprensible. Me refiero en este caso sobre la perdiz roja y a trabajos patrocinados por la RFEC a través de la Fundación para el Estudio y Defensa de la Naturaleza y la Caza (FEDENCA). Todos los estudios se han realizado para defender una modalidad muy denunciada por los grupos ecologistas: la caza de la perdiz con reclamo macho.

Ciclo biológico durante la reproducción de la perdiz roja

Para conocer la evolución del celo en la perdiz hay que analizar previamente que, con carácter general, las fechas en las que se produce cada uno de los hitos o momentos de que consta el proceso reproductor de la perdiz son función de la localización de la zona o espacio donde está cada población de perdices (latitud y longitud), la calidad del hábitat (prefieren los enclaves de mayor diversidad paisajística) y las condiciones climatológicas de la temporada, pues no aparece el celo en la misma fecha, como bien conocen quienes se dedican a la caza con perdigón manso.

Las perdices son monógamas y desarrollan cuatro fases comportamentales durante el ciclo reproductor: La 1ª consiste en el emparejamiento ?primero dentro del bando invernal? que se produce, dependiendo de la latitud y la altitud, desde el mes de enero, inicio de la formación de las parejas (picadilla). La 2ª es el aislamiento coincidente con la etapa de disgregación de las parejas del bando, que no es definitivo hasta el mes de marzo pues una nevada, por ejemplo, provoca de nuevo la formación del bando como mecanismo de estrategia defensiva. Cuando definitivamente se aíslan refuerzan sus lazos de unión. Las perdices no emparejadas se dispersan. Si en la zona la razón de sexos está a favor de los machos, como es habitual, hay veces que dos machos se disputan una hembra y se forman tríos que se resuelven con agresiones entre machos y a veces si hay dos hembras con un macho se agreden entre ellas. Una vez conformadas las parejas definitivamente, las perdices desarrollan una 3ª fase de exploración buscando dentro de su área elegida el lugar idóneo para establecer el nido. La 4ª fase sirve para determinar ya una zona más reducida elegida para la nidificación o habitación, dentro del cual se prepararán normalmente varios nidos cercanos —dos o tres—, para ese fin. La hembra es quien elige el lugar de la puesta. Los nidos de perdiz se localizan en su mayoría en la franja que va desde la cuneta hasta los diez primeros metros de la parcela. La perdiz anida en una depresión somera tapizada de restos vegetales, al amparo de una mata o entre hierbas. (NADAL 1998) (1)

Las hormonas que rigen el celo

El celo es el periodo en que los irracionales experimentan un impulso sexual que finaliza en el apareamiento.

Según el Estudio Etológico realizado en Andalucía, patrocinado por FEDENCA e impulsado por la FAC, sobre perdices en semilibertad, se llegó a la conclusión de que en temporadas con características bioclimáticas normales, el 50% de las parejas han puesto el primer huevo hacia el 15 de abril. En 2008, año de puesta tardía, la puesta media se produjo entre el 1-5 mayo, en 2009 de puesta media entre el 15-20 de abril y en 2010, de puesta temprana, entre el 25-30 de marzo.

Los tiempos de apareamiento y puesta se rigen por los niveles hormonales de la pareja de perdices

Los tiempos de apareamiento y puesta se rigen por los niveles hormonales de la pareja de perdices (testosterona en los machos y el estradiol y la hormona leutilizante: LH, en las hembras), se ajustan a la temporalidad de la puesta, según este estudio etológico realizado en Archidona (Málaga). Las temporadas de puesta adelantada por la climatología pueden anticipar tres o más semanas la fecha. Los niveles hormonales de la pareja de perdices (testosterona en los machos y el estradiol y la hormona leutilizante: LH, en las hembras), se ajustan a la temporalidad de la puesta, y a las coordenadas geográficas del lugar. En las dos gráficas siguientes se reflejan las diferencias de los niveles hormonales para una misma temporada de dos lugares con diferente altitud Archidona y Guadix en una zona se Sierra Nevada, con los meses de abril y mayo con mayor nivel hormonal de ambos sexos, y gran diferencia hormonal entre perdices de una y otra población.

La primavera de la perdiz roja
La primavera de la perdiz roja

El canto está relacionado con el establecimiento de las parejas de cría y defensa del territorio. El comportamiento de la pareja varía en función de la carga hormonal. La defensa del territorio es más activa a medida que avanza el tiempo y se inicia el celo (abril). La mayor actividad relacionada con la reproducción se produce en abril, coincidiendo con el inicio de la puesta. Las cópulas son más frecuentes al amanecer y al ocaso. El máximo del celo se da de manera paralela a los niveles de testosterona y estradiol, en abril y mayo

Las temporadas de puesta adelantada por la climatología, pueden anticipar tres o más semanas la fecha del primer huevo, así en 2010 en la 1ª década de marzo había puesto ya algún huevo y en la 2ª veinte huevos, según este estudio etológico realizado en Archidona (FUENTES 2011) (2).

Lo mismo ocurre con las perdices silvestres. Todo lo dicho del estudio se repite en el campo adaptado a las características y tiempos de las perdices silvestres, a la temporada y a las coordenadas del lugar. Hemos encontrado nidos en Valladolid, en algún caso con huevos antes del 1 de abril, que es poco habitual y más veces (son más fáciles de ver) polladas con perdigones de menos de una semana el 1 de mayo, que son de puestas más prematuras aún, puesto que estas polladas avistadas hacia el 1 de mayo descontando los 48 días:(24’5 días de puesta)+ (23´5 días de incubación) pusieron el primer huevo entre el 10 y 15 de marzo. Por tanto, en el sur de España podemos encontrar muy habitualmente huevos a primeros de marzo. Estos datos tempranos son todos casos singulares.

El tamaño de testículos y ovarios aumentan con el celo

En un informe encargado por FEDENCA para defender una demanda de Ecologistas en Acción contra varias órdenes de caza de Castilla-La Mancha, por las fechas de la caza con reclamo Según el Dr. Pérez Garrido, los resultados señalan que el tamaño de los testículos comienza a aumentar lentamente desde el mes de octubre con un incremento más apreciable en el mes de febrero, alcanzando sus máximos a finales de abril. En el caso de los ovarios, empiezan a incrementar su tamaño de forma apreciable en el mes de febrero, alcanzando entre finales de marzo y primeros de abril un tamaño considerable, en algunas hembras próximo al máximo, que normalmente se sitúa a finales de abril, momento de inicio de la mayor parte de las puestas.

Según se dice en el informe «disponemos de numerosas referencias bibliográficas sustentadas en proyectos de investigación hasta 2006 con perdiz roja que señalan los periodos reproductivos de la perdiz roja, pero prácticamente ninguno habla de fechas exactas, sino que señalan periodos de tiempo no concretos, muchas veces sin acotar con más precisión que el mes (ARIAS DE REYNA, 1975; SAEZ-ROYUELA, 1980; LUCIO, 1989; SAENZ DE BURUAGA, 1991; HERNANDEZ-BRIZ, 1991; NADAL, 1992; PEIRÓ, 1993; PEREZ, 2006) coincidiendo prácticamente todos en situar la mayor parte de las incubaciones en el mes de mayo y de los nacimientos en el mes de junio. Procedentes todos ellos de machos y hembras adultos cazados para tal propósito en tres parajes de diferente rango altitudinal: Doñana a nivel del mar, Osuna a 200 metros sobre el nivel del mar y Sierra Nevada a 2000 metros sobre el nivel del mar».

En base a estos datos señala que en el mes de mayo la mayor parte de las parejas se encontrarán incubando y que durante la primera mitad de junio se producirán la mayoría de las eclosiones. En este punto concreta aún más las fechas señalando que «la fecha media de las eclosiones (entre 9 y 10 de junio) es 46 días posterior a la media de inicio de puesta (24-25 de abril) lo que coincide plenamente para el tamaño medio de la puesta obtenido para esta área (16,57 huevos por nido), el ritmo de puesta calculado para la especie (1,5 días entre huevos) y el periodo de incubación de la misma (entre 23 y 24 días)». De aquí se desprende que el tiempo medio que tarda una perdiz en completar una nidada está entre los 24 y 25 días, resultantes de multiplicar el número medio de huevos observados por el ritmo de puesta entre huevos (16,57 X 1,5 = 24,85 días). Atendiendo al método Calderón el cronograma siguiente transcribe las fechas conocidas de nacimientos de pollos, a través del mapa fenológico (proyecto alas 2011-13) a las directrices del comité ORNIS. (PÉREZ J.A. 2012). (3)

La primavera de la perdiz roja

Otros apoyos científicos de FEDENCA a la legalidad de la ‘caza con reclamo’

Además de las referencias científicas citadas y del estudio realizado en Archidona con perdices en semilibertad, la Fundación (FEDENCA), también ha impulsado otros trabajos o estudios para defender la modalidad de caza practicada en seis comunidades autónomas, la caza con reclamo de perdiz macho, atendiendo a las directrices establecidas por la Directiva Aves de la CEE. Según establece la Comisión Europea (Art. 7.4 de la Directiva Aves 2009/47/CEE) las aves no se pueden cazar durante su periodo de reproducción. El comité ORNIS creado para interpretar cómo se debe considerar «el periodo de reproducción» de las aves, ha entendido respecto de la perdiz roja que en su periodo completo de reproducción debe incluirse el celo completo+ puesta+ incubación. Considera que el inicio del celo se produce cuatro décadas (40 días) anterior a la puesta del primer huevo. El problema es saber cuándo se pone el primer huevo, por término medio, cada año.

Para resolver este problema de la fecha de puesta de cada temporada, FEDENCA emprendió el «mapa fenológico o proyecto alas» (PÉREZ 2013) (4) realizado sobre perdices silvestres y se llegó a actuar en 14 provincias durante dos temporadas 2011-12 y 2012-13, para conocer cuándo nacen las perdices, que se puede obtener a través del estudio recogido en la Tesis Doctoral de CALDERÓN (1983), que está considerado como el trabajo científico más importante sobre los aspectos reproductivos de la perdiz roja silvestre. Calderón elaboró una tabla que permite calcular con una exactitud de 3-4 días la edad de una perdiz desde su nacimiento hasta los 130 días de vida, que suele ser hasta mediados de noviembre. Con una perdiz de más días ya no se calcula con precisión la edad. La tabla mide la longitud de las tres últimas rémiges en crecimiento y en función de esa medida te da los días que tiene la perdiz. Una vez conocido cuándo ha nacido esa perdiz nueva, se empiezan a restar días y se llega a conocer cuando se inició la puesta de la nidada correspondiente a esa perdiz controlada y por tanto, que cuarenta días antes se había iniciado el celo de sus progenitores. Esa fecha de inicio del celo es la que determina, según la Directiva Aves, hasta qué fecha se puede cazar legalmente con reclamo.

Para conocer cuándo se ha iniciado la reproducción (celo) que es 40 días antes de la puesta primer huevo según (Comité ORNIS) hay que considerar, que la puesta dura de 24 a 25 días y la incubación de 23 a 24 días. Celo+ puesta+ incubación = 88 días, a descontar de la fecha nacimiento y nos daría la fecha en la que se inicia el celo y por tanto la fecha límite del reclamo. Esto haciéndolo p.e. tres años nos daría con aproximación las fechas indiscutibles de caza con reclamo según el tipo de temporada: habitual, temprana o tardía.

Otros datos para conocer mejor a la perdiz

En condiciones normales la relación entre machos y hembras estará siempre en torno a uno, con pequeñas variaciones en función de la época del año y gestión del terreno dado que, a priori, las hembras serán más vulnerables a los predadores en época de cría, mientras los machos serán más susceptibles a la caza por su carácter más individualista. La puesta sencilla es de ocho a dieciocho huevos (16’57 huevos media por nido) que incuba la hembra. Los intervalos de puesta de cada huevo es de aproximadamente 1’5 días, siendo más espaciados en los primeros huevos puestos. Son frecuentes puestas de reposición de seis a doce huevos cuando se pierde el primer nido. A los 23 o 24 días eclosionan los pollos, que abandonan inmediatamente el nido y siguen a los progenitores. El éxito reproductor se encuentra entre el 60 y el 80 % de las parejas.

El número medio de pollos por nido ha sido históricamente de 11’25 pollos

No ha variado el número medio de pollos por nido que ha sido históricamente de 11’25 pollos, pero con mayor éxito de crianza o ratio J/A precaza hace 35 años que actualmente. Información verbal (Otero C. 2014)

En años especiales la hembra hace dos puestas simultáneas de diez a doce huevos, en nidos cercanos, incubando el macho uno y el otro la hembra. Aproximadamente el 50% de las hembras, en los años de bondad climatológica, pone en dos nidos. La regulación de este peculiar sistema reproductivo parece depender de la condición física de las hembras y la depredación. En los casos de doble puesta, el macho contribuye más a la productividad total de la pareja porque el número de huevos incubados por él es mayor y además sufre menos pérdidas por depredación. Por tanto, la muerte de machos en la caza con reclamo puede tener también un impacto demográfico importante. (VIÑUELA 2013) (5.

Los pollos se denominan perdigón (hasta 1 semana), pollo (hasta 2 meses) perdigana (2 meses), juvenil (3 meses), igualón (4 meses), subadulto (15 meses), adulto (2 años) y viejo (>3 años), según su tamaño y edad. Son capaces de volar con apenas 12 días de vida y alcanzan a los tres o cuatro meses un tamaño similar al de sus progenitores. Se reproducen con normalidad antes del año de edad. A los machos viejos se les conoce con el nombre de garbones o cañivanos (con o sin espolones) y a los pollos débiles y de pocas medras, galpitos. La mortalidad es muy alta en los primeros meses de vida, la supervivencia estival se estima para los adultos en el 80 % y para los pollos en el 60 %, resultando una productividad real, antes de la caza, de 4-6 pollos por pareja, alcanzando los 7-9 en años especiales. La supervivencia invernal es del 80%. Con estos números hay que cazar.

A ver si somos capaces de invertir o frenar lo que ocurre en el campo y salvamos a la perdiz roja y otras aves. Ese es el sentido del proyecto que quiere impulsar la ONC. Seguiremos informando.

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