El declive de la perdiz roja (y III)

Tercera entrega de esta serie.


6.-EXCESIVA PRESIÓN PREDADORA

La predación tiene una función reguladora en la naturaleza. La predación y la caza son acciones acumulativas de extracción del medio que junto a otros dos elementos fundamentales, la salud animal y la calidad del hábitat, constituyen los pilares básicos sobre los que se asienta la dinámica poblacional y faunística de un territorio. En los terrenos agrícolas aumenta el riesgo de predación debido a la concentración parcelaria que elimina linderos y a los ciclos cortos de cultivo de cereales que reducen los tiempos favorables para la nidificación de las galliformes.

Para conocer la incidencia verdadera que tiene la predación en un determinado coto, es necesario conjugar una serie de variables que son las que condicionan la situación. Los efectos de la predación sobre la especie de estudio, la perdiz, nunca son los mismos en un coto u otro pues dependen de:

  1. Especies predadoras existentes. (Tipos de predadores  para cada especie estudiada)
  2. Cuantificación de cada especie predadora (Densidad de predadores)
  3. Importancia de cada presa en la dieta del predador (% en su ingesta habitual)
  4. Cuantificación de cada especie presa (Población cinegética)
  5. Cuantificación de presas alternativas. (Densidad de otras especies presa en el coto).

La existencia de muchas especies predadoras, con alta densidad y con afinidad exclusiva hacia la perdiz, cuya población es muy escasa y, además, se dé en un coto donde haya pocas presas alternativas, será la situación más negativa para la perdiz. Las circunstancias contrarias marcarán la situación más favorable. El año 2007, con plaga de topillos, fue un año de excelencia perdicera en Castilla y León porque rapaces y cánidos tenían asegurada la comida sin moverse de un corro y sin necesidad de espiar a las perdices. 

Javier Viñuela, científico y estudioso de la perdiz y de la predación, dice que en la dieta de rapaces, carnívoros, cigüeñas, e incluso garzas, en una serie larga de años en el centro de Castilla y León, la presa principal de todas las especies  es el topillo campesino, muy por encima de la perdiz. Y llegó casi al 100% en 2007 no solo para la dieta de especialistas en roedores, sino para predadores tan poco especialistas en ellos como lobos, garzas reales o cigüeñas. Comenta que en los datos de un estudio en Castilla la Mancha ocurre algo muy curioso: la intensidad en el control de urracas o zorros no tiene efecto sobre la densidad de perdices, pero sí tienen efecto sobre la densidad de aves esteparias que aumentan  donde más zorros se controlan. Las aves esteparias pueden ser más sensibles a la depredación, porque tienen puestas de menor tamaño (4 huevos), no hacen puesta de reposición y no tienen dobles puestas como las perdices.

Por lo que se refiere a la perdiz roja y demás faisánidos los segmentos sobre los que incide la predación son: huevos, pollos, jóvenes y adultos. Todos estudios, tanto en España como en el extranjero, coinciden en que  la perdiz roja por término medio  pierde cada año, por culpa de la predación, por encima del 40% de los nidos. Aunque la perdiz no tiene ningún predador específico la predación global es también responsable de la desaparición del 50% de los pollos. Según diferentes autores los zorros y cánidos cimarrones son responsables de hasta el 36 % de la destrucción perdicera citada, huevos y pollos; las urracas y demás córvidos, de hasta el 13% y los roedores de hasta el 12%. Entre los tres grupos destruyen más del 60% de poblaciones posibles.

Uno de los trabajos más conocidos de la influencia de la predación sobre perdices es el experimento del Dr. Stephen Tapper en Inglaterra. Sobre dos terrenos idénticos A y B con una población de 200 perdices cada uno, actuó controlando predadores sólo en el A, durante los tres primeros años y en el B no intervino. El A tenía al final de esos tres años 318 perdices y el B, 80. Los tres años siguientes actuó a la inversa, controlando predadores en el B y sin intervenir en el A. Al final de estos tres últimos años el territorio A  contaba con 117 perdices y el B pasó a 383.

Predación sobre Nidos artificiales

En un estudio realizado en 1998 por tres científicos, Jesús Herranz, Miguel Yanes y Francisco Suárez, en el que controlaron 449 nidos artificiales de perdiz, las pérdidas totales por predación fueron del  69’55 % con 312 nidos predados. Entre córvidos, cánidos y roedores dieron cuenta del 52% de los nidos.

En otro estudio realizado por Jesús Nadal y Magdalena Iturmendi dentro del proyecto “Seguimiento, gestión y aprovechamiento cinegético sostenible en cuatro cotos de caza de Castilla y León 2004-2005” la destrucción de nidos artificiales de perdiz a los 21 días de su colocación estaba entre el 94´67 % y el 91’11% según estuvieran los nidos dispuestos en medio de la parcela o en los márgenes, respectivamente.
En un trabajo de Herranz, J. (2.000) en el Coto Social de Villatobas,  Herranz y otros hicieron un experimento, similar al hecho por Stephen Tapper en Inglaterra, en dos zonas contiguas una experimental de 2.600 Has y otra de control de 2.200 Has. Controlaron en la zona experimental a las urracas abatiendo 157 adultos y destruyendo 127 nidos. En zona contigua de control con 2200 Has, no se controló a las urracas. Las tasas de depredación de nidos artificiales de perdiz en los dos territorios fue la siguiente: En la zona experimental (2600 Has) la predación fue del 49´4 % y en la de control (2200 Has) la predación llegó al 75 %. No obstante, está comprobado que la utilización de nidos artificiales para hacer estos estudios da resultados de predación mucho más altos que sobre nidos naturales. Las perdices ocultan mejor los nidos que los investigadores, podríamos concluir.

Predación sobre nidos naturales

Estos estudios revelan los alarmantes índices de predación que sufre la perdiz roja.

REFERENCIA LOCALIDAD HÁtinyint(2)AT NIDOS CONTROL % PREDACION
Coll (1982-83) Ciudad Real Repoblaciones 33 48’5 (a)
Llandres y Otero (1982-84) Ciudad Real Cereal 606 15’2 (b)
Vargas-Cardo-Duarte-1996 Málaga Olivar 111 20’7
Yanes et al.1998 Toledo Cereal 10 44´4
Ricci et al.1990 Montblanc (S. Francia) Viñedos 63 58´7
Bernad-Laurent 1990 (c) Pierlas (Alpes franceses) Landas de boj 14 42´9
  1. Estudio realizado en nidos situados en parques protegidos por  malla de luz de 12 cm2.
  2. El valor se corresponde a mortalidad de nidos, incluyendo fracasos diferentes a depredación.
  3. Estudio sobre híbridos silvestres (perdiz roja x perdiz griega)

Predación sobre perdices silvestres y de granja

Un estudio realizado por un grupo de especialistas de la facultad de veterinaria de León, dirigido por José A. Pérez Garrido, durante seis años (1998-2004) ofrece datos incuestionables de predación sobre perdices repobladas y silvestres. El trabajo se realizó en dos ensayos, uno en verano y otoño y otro en primavera en la provincia de Valladolid (Finca Matallana de la Diputación.- Torozos) sobre 277 perdices soltadas, todas provistas de collares radioemisores con autonomía de 11 meses.

 Verano y otoño. Suelta de 90 perdices de granja y 54 silvestres, entre pollos y subadultos. Para las perdices de granja la supervivencia media fue de 10’35 días para pollos y de 8’5 días para los subadultos. El 75’56% de las muertes lo fueron por predadores, un 43’33 % por rapaces y un 32’22 % por carnívoros. Para las perdices silvestres la supervivencia media fue de 91’04 días. El 33 % de las silvestres llegó a la primavera siguiente. El 78’26 % de las muertes lo fueron por predadores, con un 47’83 % por predación aérea y  30’43 % por predación terrestre.

Primavera Durante cuatro años consecutivos se liberaron en total 133 perdices: 36 de granja y 35 silvestres cazadas en la zona de estudio y dos lotes de 32 y 30 perdices, el primero de perdices nacidas por incubación artificial de huevos procedentes de perdices silvestres y el segundo de perdices por incubación natural por perdices silvestres capturadas en la zona y mantenidas en cautividad. Ninguna de las de granja llegó a reproducirse, aunque dos se emparejaron; la supervivencia llegó (sólo para esas dos) hasta cuatro meses y medio, pero la supervivencia media para todo ese lote de granja fue de 22 días. De las silvestres el 33 % anidó, el 34’29 % duró más de 11 meses (autonomía del radioemisor) y la supervivencia media fue de 160 días. Las causas de la muerte atribuidas a la predación fue del 86’11% para las de granja y del 69`57% para las silvestres, especialmente por predadores aéreos.

Los datos dan a entender un éxito desmesurado de la predación pues aquí se trataba de perdices silvestres nacidas y capturadas en el propio coto de ensayo. Los investigadores apuntan a la desviación de patrones de predación de las rapaces ante la facilidad de captura de las de granja. Una vez desaparecidos éstas, la supervivencia de las silvestres fue muy superior. La suelta de presas mansas provoca mayor predación sobre las homólogas silvestres.

Predación sobre perdices de granja

Los efectos de la predación sobre las perdices de granja repobladas son abrumadores. Los datos de algunas repoblaciones dan resultados de supervivencias muy escasos. Nueve estudios de predación diferentes sobre perdices repobladas, que controlaban el tanto por ciento de supervivencia tras unos meses (1,3,6,12), realizados en Aragón, los Alpes, Portugal e Inglaterra, han dado en el mejor de los casos una supervivencia del 34% a los 3 meses, el 18% a los 6 meses y el 2´2 % (97´8 % de mortalidad por predación) a los 12 meses.

Podemos concluir que si no existe posibilidad de controlar a los predadores, fracasa cualquier repoblación de perdiz en las condiciones actuales de los biotopos agrícolas de nuestros cotos.

 

CONTROL PREDADORES

Es imprescindible el control de predadores: cánidos, córvidos y ratas que son los únicos que nos permiten controlar. Rapaces y reptiles están protegidos. Sobre el control de predadores recomiendo el texto “Especialista en control de predadores” editado por FEDENCA-RFEC-EEC.

Es complicado el control de predadores pues hay muy poco éxito durante el periodo hábil y en pocos cotos los cazadores se disponen a realizar jornadas dedicadas a ellos exclusivamente. Los córvidos esquivos y difidentes y los zorros muy astutos no lo ponen fácil, ni siquiera en las épocas excepcionales por daños en enero a marzo para el zorro y abril y mayo para córvidos. Abatir un par de córvidos en jornada puede considerarse un éxito. Aunque llevamos años cazando en primavera, etapa ideal para control de córvidos, cada año a finales de invierno llegan los bandos flotantes y ocupan los espacios vacíos de la temporada.

Las Directrices Técnicas para la captura de especies cinegéticas predadoras (cánidos y córvidos) con cajas trampa, que respetan el bienestar animal y cumplen la Ley 42/2007 de Biodiversidad, editadas en Julio de 2011 por la Dirección General del Medio Natural del MAGRAMA, no han sido puestas en marcha por ninguna Comunidad Autónoma, sin duda por la presión ecologista que no desea el control y tienen amedrantados a los responsables, consejeros y directores generales de la cosa, por lo que en ninguna comunidad han dado el paso de autorizarlas tras casi dos años de haberse editado. En breve van a prohibir también esos mismos la autorización de primavera para cazar córvidos, aunque lo permite la Directiva Aves por la vía de la excepcionalidad. No sé si estos señores piensan que en caso de extinguirse las silvestres, siempre nos quedarán las de granja...

 

10.-CONDICIONES METEOROLÓGICAS ADVERSAS

Conocemos los cazadores y certifican los científicos, que la meteorología condiciona la productividad y crianza de la perdiz roja. Algunas primaveras, cuando llueve sin estridencias en abril y mayo, y acompaña una temperatura agradable, las gentes del campo saben que el cereal medra y la pareja de perdices, hembra y macho, los buenos años dejan la fiebre sobre 18 a 22 huevos, en puesta doble, con posibilidades de éxito. En bajas latitudes y en todas algunos años durante este mes de mayo, muchas perdices ya vienen seguidas de su diminuta prole, satisfaciendo así al ojo del naturalista cazador. La influencia del clima sobre el éxito reproductor, ha sido planteada de forma muy diversa por los diferentes investigadores. También algunos cazadores, sin ninguna pretensión científica, tenemos datos que nos permiten estimar que la pluviometría de primavera pudiera estar relacionada directamente con el éxito reproductor perdicero que, al final, se mide por el número de capturas de cada temporada en los cotos donde controlamos las perdices. Comprueben la gráfica pluviometría/producción del pueblo donde cazo.

Dice Antonio J. Lucio que está demostrado que en zonas de clima mediterráneo las lluvias primaverales y estivales tienen un efecto beneficioso en la producción de perdices, porque favorecen la permanencia de vegetación herbácea, de agua y la existencia de artrópodos y otros insectos vitales para los pollos (Lucio 1990). En climas atlánticos ocurre lo contrario: las lluvias veraniegas provocan fracasos reproductores masivos. En España, especialmente en Castilla y León, donde tenemos territorios con distintos dominios climáticos, el efecto beneficioso y positivo para la cría de perdiz roja de las primaveras húmedas y veranos frescos, representan un inconveniente para otras galliformes como la perdiz pardilla o el urogallo.

Este científico utiliza como indicadores de las variaciones climatológicas las precipitaciones y la temperatura mensuales, valorando también datos frecuenciales en cuanto a días y cantidad de precipitación, días de nieve y temperaturas. Como indicador del éxito reproductor toma el número de pollos del bando familiar en los meses de julio y agosto, el cociente de edades en setiembre y en el análisis de capturas, octubre a diciembre. El periodo crítico para el éxito reproductor de la mayoría de las galliformes sucede en los 20 primeros días  de vida, coincidente con la tasa máxima de crecimiento. Según Lucio, el número de pollos por bando en verano, (relacionado con respecto a la meteorología) depende de la temperatura media del mes de mayo, de manera que temperaturas más altas en ese mes suponen menor producción que temperaturas suaves. Las temperaturas más altas en mayo, (y en marzo posiblemente) provocan adelanto en el crecimiento de la vegetación y, por tanto, del desarrollo de insectos que son vitales para el crecimiento de los pollos, que nacen más tarde cuando el recurso proteínico está agotándose. Las lluvias de finales de junio y de julio tienen efecto negativo sobre los pollos de perdiz porque suponen un descenso de temperatura y, por tanto, mayor gasto de energía para el mantenimiento térmico, más dedicación a la alimentación y por tanto, más exposición a la predación. Explora otras variables y supuestos el científico, aunque yo haya extraído solamente lo apuntado.

VERANO 2012 EXTREMADAMENTE SECO Y CÁLIDO

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) el verano de 2012 ha sido el segundo después de 1994 más seco en los últimos 60 años, con 41mm (l/m²), cuando la media pluviométrica de junio a agosto ha sido en esos años de 83 l/m² en España. Coincide que este verano ha sido extremadamente caluroso con medias trimestrales de  24 º C, que supone 1’7º C superior a la media. Estos parámetros y el mes de junio con 2’6 º C superior a la media han provocado escasez de insectos y artrópodos en la época que más necesitan las proteínas: hasta 20 días después de las fechas de eclosión de los huevos que en 2011, en España, fue principalmente del 11 de junio a 10 de julio, espacio en el que nacieron casi el 80% de las perdices. En 2012 la natalidad se ha retrasado y en esas tres décadas han nacido aproximadamente el 70 % de las perdices, según publica José A. Pérez Garrido en la revista FEDERCAZA de mayo. En esos veinte primeros días de vida el pollo depende totalmente de la proteína que produce el campo, que en un verano tan seco es muy escasa y más si mayo es cálido y hace eclosionar a los insectos un mes antes de que nazcan los pollos. En este coto de Torozos (Valladolid) en 2012, mayo y junio, con 33 l/m², han sido los dos meses más secos de este siglo después de 2005.

En este coto donde se caza en función de la población precaza y se controlan el éxito de emparejamiento, el reproductor y la relación J/A de caza, observamos que en las últimas diez temporadas las gráficas de pluviometría en primavera y capturas-producción tienen una evolución semejante y las líneas de tendencia son casi paralelas. Pero hay dos temporadas la 2008-09 y sobre todo la 2010-11 que desentonan. ¿Por qué 2010, con una pluviometría en primavera del 70 % respecto a 2007, bajó la producción hasta un 18%? Aparte de que en 2007 por los topillos descendió notablemente la predación sobre perdiz, que en 2010 no se dieron, parte de esas diferencias tan grandes sólo pueden ser achacables a la climatología.

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