El perro de sangre: disposición y disponibilidad

Estos días de atrás mal disparé a un corzo, lo enganché muy trasero y, a la hora de pistearlo, la persona que me acompañaba, a pesar de haber encontrado la sangre, me dijo que era mejor que lo dejásemos tranquilo, que habría corrido barrera abajo y que dos o tres días después lo podríamos encontrar fácilmente (¿). Lo dejé estar porque sabía que, aunque no tenía razón, no era el momento de apretar, aunque a mí, eso de dejar animales en el campo muertos o moribundos, no me hace ni pizca de gracia…


Vacio
Comparte este artículo

Publicidad