¿De quién es la caza?

Me acerqué, con el arma enfundada, ya de retirada, al ruido de las voces cercanas al cortadero y, tras el parco saludo, los afectados continuaron, como si no existiere, con la cortés, a la vez que tenaz, comprobación del cumplimiento de las normas camperas de atribución de la titularidad del cuerpo inerte de un cochino de blanquecino hocico y prominentes y sobresalientes colmillos.


Vacio
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