Una trayectoria ejemplar

Ángel Gracia ha reunido sin quebranto ser un buen profesional, gran trabajador y buena persona, pero como es un baturro de nación, no se le ha mojado nunca la pólvora cuando ha tenido que defender la caza ante los talibanes, o la casa federativa ante esos desahogados que piensan que no tiene dueño.


Ángel llegó a la Federación Española desde Zaragoza, a finales de 1984, apadrinado por José Mª Arranz y desde entonces ha estado en todos los momentos importantes de la entidad deportiva como secretario general y gerente de los tres últimos presidentes: Lesmes Peña, Manuel Andrade y Andrés Gutiérrez, con los que ha colaborado con fidelidad. He estado repasando la lista de las actuaciones federativas en este tiempo y no señalo a ninguna en concreto porque, para ser justo, la lista se haría interminable. Conseguir coordinar actuaciones para cuatrocientos cincuenta mil federados requiere más trabajo de lo que desde fuera parece.

El cargo de gerente de la Real Federación Española de Caza es muy bonito para cualquier cazador y siempre ha estado bien remunerado; pero exige compartir la representación federativa con los presidentes y, como consecuencia, demasiadas ausencias del núcleo familiar, no sólo por la diaria en Madrid, sino por todos los fines de semana donde se le ha requerido para organizar un evento deportivo de los incontables que está generando nuestra federación deportiva en toda España. En la vida nos privamos de disfrutar de los hijos por progresar y cuando lo conseguimos, descubrimos que no los hemos visto crecer y posiblemente los hayamos perdido irremisiblemente. Pero se cerró la POCLAIN y Ángel tuvo que salir de Zaragoza con el macuto al hombro a buscar el sueldo. En su dedicación exclusiva no sólo ha logrado ser eficaz haciendo muchas cosas, sino eficiente haciéndolas bien. Este buen autodidacta, que no tiene carrera universitaria, ha suplido de sobra sus carencias técnicas con bastante garantía, gracias a su inteligencia natural, capacidad de trabajo y responsabilidad innata. Todos estos años Ángel ha cuidado de la entidad federativa con celo y la ha defendido con gallardía, incluso de alguno de los de dentro. Se ha hecho respetar y le hemos respetado, porque ha sido una garantía de sobriedad para la Federación. Le vamos a echar de menos.

Se ha hecho respetar y le hemos respetado, porque ha sido una garantia de sobriedad para la federación. Le vamos a echar de menos

Últimamente es tal la carga de trabajo que tiene la Secretaría General de la RFEC, que Angel ha recomendado buscar un sustituto joven, dispuesto al sacrificio y sin algunas carencias que él considera tener, para que se haga cargo con eficacia de la secretaría general sin tanta dependencia de los expertos. Recomienda Ángel que fiche a un joven polivalente en al menos algunos de los cuatro pilares básicos que exige la gestión adecuada de la cabecera federativa: derecho, economía, ciencias medioambientales e idiomas. Hay bastantes cazadores con buena parte de ese perfil y su captación será solamente un problema económico, que no parece insoslayable. Aunque es mucho pedir, a mí me parece que el perfil ideal del gerente requiere otros adornos que se generan internamente y son tan, o más, importantes que los conocimientos técnicos. Andrés se resiste porque sabe muy bien que aunque cualquiera es perfectamente sustituible, se pierde mucho en experiencia. Independientemente de los sentimientos, algunas situaciones son irreversibles y es al presidente, exclusivamente, a quien corresponde buscar sustituto. Anda en ello en estos momentos.

Ángel hace bien en irse ya a Zaragoza, y por la puerta grande, porque sabe perfectamente que la ingratitud tiene siempre abierta la puerta de los carros. Pienso yo que no, que no se irá del todo, porque después de más de veinte años sirviendo al estamento federativo con fidelidad, su vinculación ha creado raíces que sólo se extinguirán cuando él se haya agostado.

Yo veo un encaje perfecto para prestar algún servicio especial y no desvincularse del gremio porque hay atributos en Ángel, que son insustituibles. Me refiero a valores importantes que he detectado cuando los dos hemos asistido a muchos foros importantes en el campo de la ecología, el deporte y la caza, tanto en casa como en el extranjero y, en todos ellos, Ángel es muy reconocido y respetado. Es un referente ante mucha gente desde hace tiempo, porque su puesto ha sobrevivido al de varios presidentes. Aunque es cosa de Andrés, yo creo que su cargo de «embajador» intermitente, ante diferentes instituciones nacionales y extranjeras, puede ser un servicio cómodo para él, e impagable para nosotros.

Es un referente ante mucha gente desde hace tiempo, porque su puesto ha sobrevivido al de varios presidentes

Desde que a los dos nos dio el hachazo esa «larga enfermedad» -que es el eufemismo con el que se describe al cáncer-, nos hemos hermanado mucho más. La salvamos, y no hay nada que una tanto como la desgracia. Él está haciendo labor callada entre gentes afectadas y eso, que no me ha autorizado a decir, define su calidad humana.

He intentado dar a conocer a un paisano con el que siempre me han unido lazos de complicidad, que se han decantado en una excelente amistad. Por eso, posiblemente yo no soy objetivo. Pero no debe interpretarse este escrito como un ditirambo, porque he intentado definir a Angel con toda justeza.

Querida Manoli ¡qué no habría que decir sobre ti, que has llevado toda la carga familiar directa y diaria, además de tus responsabilidades laborales que nunca quisiste abandonar! Espero que te devolvamos al marido en su punto, ya mayor, pero también más modelado. Confío que sea para ti, ahora con más profundidad, un hombre como siempre has soñado: dulce con los débiles y generoso con quien le quiere. Y que te pague toda la compañía que te debe. Va a tener más tiempo de disfrutarte intensamente y ya puede decirte como el poeta, «Mira el Moncayo azul y blanco; dame la mano y paseemos». Júbilo y felicidades para la familia.

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