Brindis por el lince ibérico

Los cazadores participamos en la recuperación del felino más amenazado del planeta y lo mismo hemos hecho con todas las especies, de caza o no, que lo necesitan.


El Lince ibérico (Lynx pardinus), marcha últimamente viento en popa, según indica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que dirige Teresa Ribera, pero que no debe atribuirse nada a su favor, ni por el éxito del lince, ni por el del lobo, ni por ninguna de las especies cinegéticas o protegidas, con las que venimos solidarizándonos los cazadores desde hace más de treinta años, participando en proyectos, a nuestra cuenta y riesgo, para defender a cualquier animal que lo necesite. Hemos colaborado e investigado en proyectos y en campañas de especies protegidas con la Fundación del Oso Pardo, en censos de Avutardas con el GIPEA, en las campañas de SOS VENENO con el Grupo Balear de Ornitología (GOB), con Seo-BirdLife anillando 10 años codornices y un largo etcétera. Para defender al lince, en concreto, nos asociamos en 1999 en los proyectos Status con la fundación ecologista CBD-Hábitat y en 2002 con esa misma entidad en el proyecto Conservación del Lince Ibérico en Montes de Toledo-Guadalmena, de los que quedamos muy satisfechos. Pagamos cotos donde luego no se cazaba el conejo, pues era para el lince, dimos charlas de concienciación en sociedades de las zonas Lince (El Rocío) porque también el felino, tan bello y tan escaso, era uno de los nuestros y nos solidarizamos con él.


Perez Henares y Garrido. Charlas El Rocío (2006).

Los cazadores hemos estudiado muchas especies de caza y hemos apoyado desde hace muchos años a otras especies protegidas. Hemos anillado y censado a todas las migratorias (Proyectos sobre la Codorniz, la Becada con el CCB y la Tórtola europea tras dos proyectos). Actualmente patrocinados por Mutuasport (COTURNIX y Zorzal) y sobre la Tórtola europea el PIRTE, que impulsa la Federación Extremeña, coordina Artemisan, apoya la Junta de Extremadura y participa la Universidad extremeña. Hicimos también algunos proyectos sobre anátidas protegidas que recuerdo iniciamos ya en 1985 para salvar a la Malvasía cabeciblanca, «comprando» la laguna del Rincón (Córdoba) pues aportamos dinero de las Federaciones Provinciales y personales, para los Amigos de la Malvasía. Posteriormente investigamos para comprobar el plumbismo que padecían las anátidas en varias lagunas y hace pocos años preparamos un proyecto con rampas flotantes para evitar la muerte de cientos de pollos que entraban en los canales de riego de las Tierras de L’Ebre y les era imposible salir.


Rampas para salvar patos en Les Terres de L’Ebre

Pero las dos especies que más hemos estudiado han sido la Perdiz Roja, con datos determinantes que han servido para defender al resto de aves asociadas a los agro-sistemas y que han dado resultados muy contundentes al descubrir en estudios con el IREC hibridación o enfermedades en las especies de granja y la peligrosidad para todas las aves de ciertos biocidas usados en el blindaje de las semillas. La especie que ha requerido mayor atención y aportación económica de los cazadores ha sido el Conejo de monte, el mejor aliado del Lince y de la biodiversidad, buscando vacunas que encontramos para combatir las enfermedades: Mixomatosis y varias cepas del Virus hemorrágico (RHDV) que han llegado desde las antípodas por ser allí plaga.

El trabajo técnico y científico de los profesionales que manejan y han manejado al Lince Ibérico y que han logrado multiplicar por más de diez las poblaciones en España y Portugal en lo que va de siglo, merecen el reconocimiento y aplauso público, con un brindis por el Lince.

Entre todos le matamos y él solo se murió

La caza no fue quien acabó con el Lince, aunque la Ley de 1902 no le dio chance al tratarlo como animal dañino (alimaña), un antecedente muy nefasto contra la especie. Pero desde que fue especie protegida la causa que le llevó desde el censo de 1988 (1.100 Linces con 350 hembras reproductoras) hasta la práctica extinción en 2002 (94 linces con 27 hembras) fue el Virus Hemorrágico del Conejo de monte (RHDV) en 1988 que rebajó la población del lepórido alrededor del 70% en cinco años y eso provocó la caída ya sin red del Lince ibérico. De aquellas poblaciones que superaban los mil linces solo quedaron dos núcleos capaces de reproducción: Doñana y Sierra Morena occidental (Andújar-Cardeña). En esos años también se vio afectado el félido por una enfermedad propia, (Virus Fe LV), que transmitían los gatos asilvestrados y que se llevó de calle a once individuos en 2008 cuando aún no levantaba cabeza; además, se unieron a la desgracia los accidentes con 146 bajas por atropellos desde 2011 hasta hoy, provocados por el exceso de vías de comunicación poco adaptadas para el paso del felino. Sin olvidar las bajas producidas por el modelo social de distribución despótica del propio Lince que elimina a otro individuo nuevo del mismo sexo que se meta en cualquier territorio ocupado. Y no olvidamos otras bajas, cada vez menores, provocadas por algún furtivo.

El acoso al felino más bonito de la naturaleza comenzó al inicio del siglo XX con la Ley de Caza de 16 de mayo de 1902, que clasificaba al endémico Lince ibérico en el mismo rol de animales dañinos y que recomendaba a gobernadores civiles no aprobar el presupuesto de ningún Ayuntamiento que no recompensara por cada lince, lobo, zorro etcétera que se presentaran muertos en la alcaldía. Los antecedentes eran poco halagüeños para una especie de densidad más bien escasa y de dinámica poblacional con poco éxito, si le comparamos con lobo y zorro, mucho más abundantes y prolíficos. Cincuenta años después se dictó el Decreto de 11 de agosto de 1953, que estableció la constitución de las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza, entre cuyos fines estaba organizar medidas de defensa contra los animales perjudiciales a la ganadería, a la agricultura y a la propia caza, para lo que se recomendaron cepos, lazos y demás medios, incluso veneno, además de pagarse una cantidad por cada animal muerto. El lince ibérico estaba en la nómina de animales dañinos, pero con poca categoría, pues los Ayuntamientos pagaban por cada lince muerto: 3"75 pesetas, mucho menos que por presentar una zorra: 10 pesetas o una loba: 20 pesetas. Estas juntas de «extinción», fueron una barbaridad conceptual para la regulación de especies; pero estuvieron muy activas hasta 1962, especialmente contra el zorro con 53.750 registrados y el lobo con 1.470 individuos eliminados, por considerarlos como los más dañinos. En esos años se entregaron muertos en ayuntamientos 153 Linces. La intervención de los alimañeros fue muy exitosa socialmente, porque en el medio rural supuso un empleo de cierto prestigio para personas de escaso salario o temporeros que bien por el método del trueque o de la recompensa del ayuntamiento, sacaban adelante a una familia. También actuaron como alimañeros muchos ganaderos que no podían permitir las mermas severas que arruinaban su patrimonio por el excesivo acoso de los abundantes predadores. Sin duda, la respuesta de las Juntas de Extinción fue totalmente desproporcionada y supuso una peligrosa situación para la biodiversidad al permitir todos los métodos, incluso el veneno hasta 1989, que fue el procedimiento más irracional para regular una población de cualquier especie.

Solidaridad con el lince

El lince fue incorporado como pieza de caza mayor en la Ley de 1970, pero prácticamente no se cazó, porque el decreto 2573/1973, por el que se protegen determinadas especies de animales salvajes, prohibió definitivamente su caza, captura y comercio, ya en ese año. Desde 1973 disponía de todos los grados de protección posibles en las normativas nacional e internacional, pero su precaria situación al inicio de este siglo XXI, requirió que los cazadores responsables actuáramos más allá de lo que exigía la normativa. Nuestras colaboraciones con grupos conservacionistas del lince iban en ese sentido.

Todos los investigadores coinciden en que la ausencia de conejos afectó singularmente al Lince Ibérico hasta el punto ser catalogado en 2002 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como animal en peligro crítico de extinción. Los cazadores iniciamos estudios sobre el Conejo de Monte que han tenido también un objetivo de solidaridad con el Lince Ibérico para que no se muriera de hambre o lo mataran buscando comida. Los expertos dicen que debe haber al menos una densidad de dos conejos por hectárea para que el lince subsista. En Andújar y Doñana, donde hay menos conejos, los partos son de uno o dos cachorros y en los Montes de Toledo, con más abundancia conejera, los partos son el doble con tres a cuatro ejemplares. Una de nuestras primeras actuaciones fue en 1985 cuando la Federación Española de Caza (FEC) hizo un convenio con los Laboratorios Ovejero (León) y vacunamos 75.000 conejos en 23 provincias con la vacuna PoxLap, descubierta por José L. Argüello. Unos años después editamos un libro de bolsillo para conocer mejor al Conejo de Monte (Otero C. 1991) y la Federación Andaluza inició campañas en el entorno de las zonas de Lince, para sensibilizar a los cazadores. Pero la apuesta más valiosa de los cazadores fue la búsqueda de vacunas contra las dos enfermedades más notables del conejo: Mixomatosis y Virus Hemorrágico (RHDV). Conseguimos dos vacunas: la denominada Lapinvac, que según el laboratorio, protegía durante seis meses al 100% de los conejos, pero que no autorizó la EMEA porque el laboratorio no presentó los datos que pidieron. Seguimos con otra vacuna, la Ispanvac, que resultó con todas las bondades para vacunar a cualquier conejo de las dos enfermedades: Mixomatosis y Virus hemorrágico, pues protegía al 100% de los vacunados durante un año, pero que no se transmitía del conejo vacunado a otro cercano sin vacunar y desde la EMEA no la autorizaron por ser un objetivo del proyecto esa transmisión inter-conejos que evitaría echar al campo excesivas dosis de vacuna que contenían un virus homólogo al combatido.

El lince se ha salvado por la cria en cautividad

En 1999 se había aprobado en España la primera Estrategia de Conservación del Lince Ibérico, que se fundamentó en la cría en cautividad. Hay cinco centros de cría: El Acebuche (Doñana 1992); La Olivilla (Jaén 2007); Silves (Portugal 2008); Granadilla (Cáceres 2011) y un centro asociado: el Zoo-botánico de Jerez, que es único en varios aspectos de cría y difusión social del Lince para los ciudadanos.

En la primavera de 2003 una hembra de Sierra Morena parió la primera camada, ex situ, con tres crías en El Acebuche y hasta 2020 han nacido en los cinco centros de cría 537 cachorros, de los que se han liberado ya 300 ejemplares en zonas históricas, que comenzaron el año 2010 en Guadalmellato (Córdoba) y que hasta ese año estuvieron vacías.

La cría del Lince requiere que los cachorros dispongan al menos de estas tres condiciones al saltar al campo: Deben mantener el valor silvestre de la bravura y poder capturar fácilmente a los conejos de monte salvajes; tienen que tener una situación sanitaria controlada y protegida por vacunas y deben asegurar la variabilidad genética que es otro de los objetivos del último programa.

La evolución del Lince en estos veinte años en la Península es la que se refleja en la Tabla adjunta.

En 2015 con 9 linces españoles se inició la recuperación en Portugal. En 2020 ya viven 140 en el país hermano.

Dinero para el lince

Hay varios proyectos generosos de dotación, iniciados para la salvación del lince ibérico:

1.— Proyecto LIFE-Lince «Actuaciones para la conservación del Lince ibérico (Lynx pardinus)» (1994-1999). Desconozco la dotación económica de este proyecto primero.

2.— Proyecto LIFE-Lince «Recuperación de las poblaciones de Lince ibérico (Lynx pardinus) en Andalucía» (2002-2006) dotado con 9.285.714 euros.

3.— Proyecto LIFE-Lince «Conservación y reintroducción del lince ibérico (Lynx pardinus) en Andalucía (2006-2011)» dotado con 25.972.489 euros.

4.— Proyecto LIFE-Iberlince I: «Recuperación de la distribución histórica del lince ibérico (Lynx pardinus) en España y Portugal» (2011-2018).

Este cuarto proyecto ha tenido un carácter transnacional y autonómico con la participación de Portugal y de cuatro comunidades autónomas españolas (Castilla La Mancha, Extremadura, Región de Murcia y Andalucía), así como la del Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN). La dotación económica fue de 34 millones de euros y tenía como principal objetivo conseguir aumentar las poblaciones de esta especie en un 66% en seis años, que se cumplió holgadamente pues pasaron de 275 linces en 2011 a 482 en 2018.

Además, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) en los primeros quince años había invertido 36 millones de euros para la conservación del lince. Este organismo lleva la gestión de dos centros de cría: El Acebuche en Doñana y el de Zarza de Granadilla en Cáceres. A las tareas de conservación de estos proyectos se incorporaron ADENA/WWF, la SECEM, la fundación ministerial de BIODIVERSIDAD y otros.

Entre la CEE, el Gobierno Español y las Comunidades autónomas de Andalucia, Castilla la Mancha y Murcia así como Portugal habían aportado hasta 2014 para proyectos para salvar al Lince Ibérico unos 110 millones de euros (Garrido 2015 en Federcaza Nº 353.

5.— Proyecto LIFE-Iberlince II: «Recuperación de la distribución histórica del lince ibérico (Lynx pardinus) en España y Portugal» (2019-2023).

Está dotado con 30 millones de euros de la CEE (66% del presupuesto). Entiendo que las comunidades autónomas españolas, los gobiernos de España y Portugal y el OAPN seguirán aportando dinero suficiente, otros 15 millones de euros como mínimo, para el mayor proyecto nacional de salvación de una especie.

Ningún apoyo a proyectos de los cazadores

Los cazadores no hemos tenido nunca apoyo de otros colectivos conservacionistas (de los animalistas del equipo de la ministra Teresa Ribera, no hablo), que participan y han participado en casi todos los proyectos de especies protegidas o singulares, pero con una postura menos romántica que la nuestra; ellos han encontrado en muchos programas un filón de empleos inmejorable. Me molesta recordar ahora que no nos apoyaron nunca para sacar la vacuna del conejo adelante esos animalistas que están manejando ya, o van a manejar, a estas especies ahora protegidas, como el lobo, que dispondrán de millones de euros. Lo deplorable es que estén siempre en guerra abierta con todo lo que lleve el nombre de caza y cazadores, cuando fuimos nosotros los primeros que pusimos cientos de miles de euros para salvar al Conejo de Monte, que es el gran aliado de la diversidad biológica y cuya abundancia es una garantía para la mayoría de especies animales que comparten territorios con él, por ser el recurso trófico que ampara a 42 predadores en España, entre ellos el lobo y dos especialistas notables y queridos: el Lince Ibérico (80% al 95% de su ingesta) y el águila imperial (20 al 75% de la suya).

Mientras nosotros investigábamos una vacuna que salvara al conejo, los ahora tan amigos del lince y del lobo, estaban alebrados esperando la oportunidad de colocarse en puestos generados y generosos por estos animales. Y lo han conseguido con el ministerio de Teresa Ribera. No les importaron la vacuna, ni el conejo, ni el lince, ni el lobo, ni otros, aunque sí el dinero que generan sus manipulaciones aseguradas para ellos. Y nos siguen insultando en un acoso constante a nuestra libertad ciudadana como cazadores legales y benefactores de la naturaleza como somos la mayoría. Y lo debemos resolver; siempre con dialogo, pero con gallardía, sin dudar en ir a los tribunales por esos evidentes delitos de odio. A algunos, siempre nos quedará la palabra.

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