Nanuq, alano español, tras el jabalí de Alcántara

Ayer a las 11:30 recibo un aviso de rastreo, lo que me hace falta a mí en un fin de semana relajado. Hoy a las 5 h. en pie para salir a las 5:45 h. al sitio. Llegamos a la finca y me explican el lance. Vamos al tiro y vemos trozos de carne con grasa y poca sangre.


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Nanuq, alano español, tras el jabalí de Alcántara

Me decido a sacar a Nanuq. El terreno es muy favorable para usar traílla, suelo con pasto y escobas, sin ser nada apretado. Visto a Nanuq con su chaleco protector y le pongo su collar y la traílla.

Vamos al inicio y enseguida se pone en modo aspiradora. Sale bien, tranquilo y fijo, no se acelera, va a tres metros de mí. En el inicio hay más huellas de otros guarros que entraron después, pero Nanuq las ignora, se dedica al olor que le marque.

Nanuq, alano español, tras el jabalí de Alcántara

Seguimos y no vemos más sangre, hasta que Nanuq marca más sangre en un cardo, luego una piedra y, de repente, se sale. El pobre va a hacer sus necesidades y se aleja del rastro, pero al decirle «al rastro», al segundo se pone donde lo dejó.

Seguimos y vemos más indicios, estamos llegando a un camino y en ese momento ventea por arriba, corrección y mete la nariz de nuevo al suelo. Cruza el camino y tras una alambrada está el guarro, al cual muerde feliz.

La distancia de rastreo ha sido de unos 160 metros, con una antigüedad de 9,5 horas. Rastreo impecable, de los que se disfruta y le pedirías 300 metros más.

Nanuq, alano español, tras el jabalí de Alcántara

Yo hoy disfruté de Nanuq y del rastro como hacía tiempo. El cazador y su hijo lo vieron y pudieron seguirlo muy de cerca, a mi lado, mientras les iba explicando los indicios. Esta vez un 10 para Nanuq y para el cazador por su manera de actuar.

Por cierto, se lo comieron los zorros o los meloncillos por detrás y en el hocico, y el rabo lo tenía cortado también, pero el trofeo era francamente bueno.

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