Podemos definir la depredación como la acción llevada a cabo cuando unos individuos consumen todo o parte de otros individuos que, inicialmente, estaban vivos. Se trata de un proceso natural con múltiples efectos, necesario en todos los sistemas naturales. Entre ellos destacan:
La depredación es un factor más y puede interactuar con otros, en lo que respecta a las poblaciones especies cinegéticas, como son: hábitat, clima, competencia entre especies, enfermedades, parásitos, sobre-caza y alimentos disponibles.
La existencia de una comunidad de depredadores bien estructurada es un indicador de alta biodiversidad y buena conservación del ecosistema. Esta estructura se completa cuando los depredadores son, a su vez, depredados por especies súper-depredadoras.
Impacto actual de la depredación en las poblaciones de caza menor
La depredación tiene mayor impacto sobre poblaciones de presas mermadas (por enfermedades, por ejemplo), cuando las poblaciones de depredadores generalistas alcanzan alta densidad, tienen acceso a fuentes de alimento alternativas, en hábitats degradados y con poca competencia. Es decir, la situación actual más común en los terrenos cinegéticos.
Las poblaciones de las especies de caza menor en España no pasan por su mejor momento, esto es debido a todos los factores que anteriormente se han mencionado, junto a las actuaciones que el ser humano está llevando a cabo y cada día están más generalizadas, como son las numerosas sueltas y repoblaciones de baja calidad genética contraproducente para una mejora de las poblaciones silvestres. Por tanto, desde mi punto de vista, el ser humano acarrea gran culpabilidad de las altas densidades que puedan alcanzar los depredadores generalistas.
Hoy en día, son las comunidades autónomas (CCAA) las que tienen competencia en materia de utilización de trampas de retención para la captura en vivo de especies cinegéticas predadoras (zorros, urracas, cornejas y perros y gatos asilvestrados). Solamente Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura tienen leyes propias (Orden). En otras, como Madrid o La Rioja, se autorizan a quienes hayan sido acreditados como especialistas en manejo de trampas por otras CCAA.
El control de predadores es una herramienta legal más a la hora de la gestión cinegética. Aunque requiere un esfuerzo continuado e intensivo en una superficie extensa. Esto conlleva un coste económico importante a los cazadores.
No siempre el problema está causado por las densidades de zorros, urracas y cornejas, que usualmente se controlan, sino por otras especies como el jabalí y los perros y gatos asilvestrados.
La gestión idónea de las poblaciones de depredadores generalistas
Existen medidas de gestión complementarias y alternativas al control de depredadores. Recomienda gestionar el balance de pérdidas a través del control de la depredación, más que de los depredadores, valorando otras herramientas y técnicas de gestión de las poblaciones y de los hábitats:
Centrémonos en ser gestores y cazadores y cambiemos la mentalidad de alimañeros de nuestros antepasados.
José Antonio Torres
Técnico de Caza
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