Le roban la perra de caza y dejan a sus cachorros sin su madre

Según personal de la asociación animalista, la perra fue entregada por una mujer que acusaba al podenquero de maltrato animal. Esta, al percatarse de la inexistencia de cualquier tipo de daño físico, cumplió el protocolo establecido y llamó al propietario al estar provista de microchip identificativo.

A pesar de la situación generada por la supuesta salvadora de perros, el cazador tuvo que abonar el importe de 50€ a la protectora en concepto de hospedaje y manutención para recuperar la perra.

Animalistas, jueces y jurados

Una vez más se produce una surrealista situación como esta ante la intervención de una persona que se cree con el poder de discernir entre el bien del mal al juzgar por sí misma a un cazador y ejecutar su propia sentencia llevándose uno de sus perros. No tiene bastante con coger lo que no es suyo, sino que, gracias a su actuación, deja en estado de abandono a tres cachorros con escasos días de vida que son sacados adelante gracias al cazador y su esposa.

Este cazador granadino se vio inmerso en una pesadilla al desaparecer de manera inexplicable una de sus perras.

Karina, una podenca andaluza de 18 meses que hacía escasas fechas había sido madre, salió junto a los otros canes con la intención de ir de caza cuando este abrió la puerta del patio de su propiedad. El podenquero, después de volverse para cerrar la puerta de su vivienda, se dispuso a devolver la perra junto a los cachorros. Pero Karina no estaba en el interior del transporte, al igual que sus congéneres. La perra estaba habituada a montarse en el remolque sola.

Cuatro días de calvario que agravaron el delicado estado de salud del cazador

La buscó por todas partes y no la encontró. Tal fue su disgusto que ese día no fue de caza. Inmediatamente, se dirigió a la comandancia de la Guardia Civil cercana para notificar lo sucedido. La pérdida de la perra también fue publicada en diferentes redes sociales, en grupos de cazadores y de perros perdidos.

El cazador, que seis meses antes había sufrido una operación a vida o muerte de la que se estaba recuperando, vio agravado su estado de salud por los hechos. Después de cuatro días de calvario, recibió la llamada de una protectora cercana, notificándole que tenían en sus instalaciones un perro de su propiedad. Nada más oír la feliz noticia, se dirigió al lugar que le indicaron. Allí estaba Karina.

No identificaron a la que se llevó a la perra

Según la protectora, la perra había sido entregada a la asociación por una mujer, a la que se negaron a identificar, que decía habérsela quitado a un cazador que, según aseguraba, la maltrataba. No entendemos por qué no fue notificado tal hecho a Seprona ni la supuesta sustracción de la perra.

No pusieron inconveniente alguno en devolver la perra a su propietario. Eso sí, después de abonar 50€ en concepto de manutención y hospedaje. El cazador, ante su delicado estado de salud, prefirió no efectuar las denuncias oportunas para averiguar la identidad de la responsable.

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