Un niño de 12 años dedica sus vacaciones de verano a salvar la vida de una liebre
Este joven ha invertido gran parte de sus vacaciones estivales en criar una liebre con escasas semanas de vida que había caído en el interior de una arqueta.
A sus manos llegó deshidratada y desnutrida, pero gracias a su dedicación logró salvar su vida. El martes la liebre, ya capaz de vivir por sí misma, fue reintroducida en su medio.
Esta es la historia de "Curro", un lebrato macho que tuvo la suerte de ser encontrado en pleno mes de julio por un cazador mientras trabajaba en una construcción después de haber caído en un depósito de conductos subterráneos. Una trampa mortal para la liebre que, sin la intervención del cazador, le hubiese costado la vida.
Rafael acompaña a su padre de cacería siempre que le es posible, aunque tenga que madrugar mucho.
La liebre cayó en una arqueta
Rafael Carrera es un gran apasionado a la caza, al igual que su padre y su hijo Rafael. Reside en el municipio sevillano de Lora del Río. El 20 de julio, mientras trabajaba en la construcción de una urbanización en la localidad de la provincia de Sevilla de Mairena del Aljarafe, escuchó un ruido en el interior de una arqueta. Al asomarse a la oquedad pudo ver una joven liebre.
Estaba deshidratada y desnutrida como consecuencia de llevar según el cazador más de un día en el hueco. Rafael se arrodilló para cogerla con las manos. El animal estaba muy debilitado y no ofreció resistencia. Inmediatamente, le puso agua en una botella de plástico que cortó a modo de improvisado bebedero, junto a un trozo del pan de su almuerzo. El lebrato, nada más ver el líquido, se abalanzó sobre él.
Su abuelo el día de su comunión cumplió su deseo y le regaló una escopeta semiautomática del calibre 20 para que la utilice cuando obtenga el permiso armas.
El joven cazador acompaña a su padre desde los 5 años
Rafael, sabedor del amor que profesa su hijo por los animales, le comunicó lo sucedido. Ante la imposibilidad de encargarse de los cuidados del lepórido, se los encomendó al niño. Pese a su corta edad, Rafael es consciente de la difícil situación que está viviendo la liebre en España, por lo que aceptó encantado la misión de salvar a "Curro".
Durante dos semanas, tuvo que alimentarlo de manera manual. Varias veces al día le proporcionaba leche con una jeringa. El aprendiz de cazador dedicó gran parte de su tiempo en vacaciones en cuidar al lebrato. Se privó de ir muchas tardes a la piscina junto a sus amigos por alimentarlo.
Transcurrido este tiempo, comenzó a proporcionarle pienso y hierba que recogía con sus propias manos. Después de tres meses de cuidados, la liebre alcanzó un tamaño adecuado para reintroducida en su medio. En un primer momento, Rafael, que se había encariñado con Curro, se resistía a devolverlo a la naturaleza.
Pero su padre le explicó que debía vivir en libertad y procrear para ayudar a la supervivencia de la especie. Entre lágrimas lo soltaron el martes por la mañana en una siembra de naranjos cercana del río Guadalquivir, donde las poblaciones de lepóridos han sufrido una gran merma por la mixomatosis.
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