Mira cómo estos jabalíes ventean al cazador y salen huyendo a toda prisa
El instinto de supervivencia está presente en los animales salvajes desde el día que nacen. Estas imágenes son un fiel ejemplo de ello.
El mimetismo es el arma utilizada por polluelos o crías de mamíferos para intentar pasar desapercibidos de los depredadores. Conforme van creciendo, desarrollan sentidos como son el oído, la vista y el olfato, que serán vitales para su supervivencia el resto de sus vidas. Sobre todo el olfato, que se convierte en la base de la defensa ante los múltiples peligros que les acechan.
El olor del cazador hace que queden inmóviles los jabalíes
En estas imágenes grabadas durante la celebración de una montería podemos ver cómo una piara de cochinos se aproxima a la postura de un montero situada en un bosque. Los confiados gorrinos caminan sobre las hojas secas sin ser conscientes de que un potencial peligro les acecha, pese a que el cazador, con buen criterio, en ningún momento se encara el arma debido a que se trata de animales con escaso tiempo de vida.
Cuando van a sobrepasar la posición del montero, el jabalí que encabeza la piara parece detectar alguna emanación que ha dejado el cazador con sus pisadas al situarse en la postura. Al unísono, tras él se detienen sus congéneres.
Durante unos segundos, permanecen inmóviles como si se hubiesen convertido en estatuas al cruzar sus miradas con medusa. Al percatarse de que algo extraño ocurre, vuelven a la carrera sobre sus pasos. Pese a su corta edad, estas imágenes reflejan el alto desarrollo del instinto de supervivencia de los jóvenes jabalíes gracias al cual alguno de ellos crecerá hasta convertirse en uno de esos solitarios que quitarían el sueño a cualquier montero o esperista.
Un jabalí se mete en una charca para despistar a los perros
Hace escasas fechas, en Club de Caza pudimos ver cómo un jabalí despistaba a los canes que lo perseguían durante la celebración de una montería. Y lo conseguía bañándose en un gran charco de agua y barro para intentar disimular su olor antes de seguir su camino. Su treta surtió efecto, desorientando a los perros que tomaron la dirección a la que no se había dirigido el astuto cochino.
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