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El disparo perfecto a un jabalí a la carrera

Un montero al que le ha tocado en suerte una postura con un amplio tiradero abate un jabalí de un disparo muy preciso y efectivo. Si eres montero, te encantará este vídeo.


 disparo a jabalí cazador
disparo a jabalí cazador

El cazador deja cumplir la res, no precipitándose a la hora de efectuar la detonación. Espera éticamente a que el animal que ha entrado al trote huyendo de perros y rehaleros inicie una veloz carrera para disparar. Solo le es necesario accionar en una ocasión el gatillo de su rifle, ya que el cochino cae abatido, ejecutando una espectacular voltereta al impactar la bala en su cuerpo.

Las normas del buen montero

  • El dejar cumplir a la res y no cortar las carreras que se dirijan al puesto de otros compañeros es una de las principales normas que siempre tiene que cumplir un buen montero.
  • La seguridad de compañeros, rehaleros, guardas y perros siempre es lo primero por lo que jamás hay que disparar si no podemos ver con claridad que se trata de una res.
  • Hay que respetar las distancias, tiraderos de los vecinos y no moverse del lugar marcado por la tablilla del puesto. Antes de la montería le preguntaremos al postor cuál es nuestra zona de seguridad a la hora de disparar y el lugar en el que se encuentran situados los puestos más próximos. Sólo estará permitido moverse del puesto antes de la finalización de la montería para acudir a un remate, previo aviso de las posturas vecinos.
  • A la hora de disparar siempre hay que enterrar el proyectil. Bajo ningún concepto apretaremos el gatillo apuntando al viso o al horizonte.
  • Nunca disparar a una res rodeada de canes o si estos van muy cerca de ella. Un perro forma parte de la familia de un rehalero ya que les unen vínculos indestructibles como son las vivencias en el corazón de la montería. En caso de accidente no habrá cantidad económica alguna a modo de compensación que sea capaz de consolar al perrero ante la pérdida de uno de los suyos debido a una situación que se podía haber evitado. Ningún trofeo merece, jamás,  la muerte  de un perro.
  • No golpear a los perros mientras muerden una res. Gracias a ellos pudiste abatirla.
  • Si se produce un agarre en las cercanías de tu puesto y ante la ausencia de un perrero entra a rematar a cuchillo. Si no te ves capacitado ni preparado para efectuar el remate espera junto a los perros a que acuda algún rehalero. Bajo ningún concepto trata de apartar a los canes para disparar con tu arma ya que la rehala a la hora de un agarre es un equipo que forma un engranaje perfecto y al desubicar a alguno de sus integrantes puedes provocar que se libere el jabalí y aseste una cuchillada a los perros o termine embistiéndote.
  • Si una res es herida, se pisteará al final de la montería. En el caso de que el montero no pudiera hallarla por sus propios medios se le notificaría a orgánicos o guardería para que estos realizaran auxiliados con perros la búsqueda.
  • En el campo nunca se discute y menos por la propiedad de una res abatida ya que siempre prevalecerá la regla de la primera sangre, primera herida hecha a la pieza de caza. Si no queda claro quién es el cazador que ejecutó el primer disparo que impactó en el animal se acatará la decisión del capitán de montería o del organizador.
  • No  se pueden doblar los puestos ya que lo prohíbe la ley de caza y sobre todo por seguridad de los ocupantes de la postura.
  • Las reses deben ser marcadas con claridad para facilitar así su recogida por arrieros y personal de la finca.
  • No debemos de dejar muestra alguna de nuestro paso por el monte ya que lo cazadores somos un colectivo ejemplar.

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Un espectacular lance de caza ante un jabalí a cámara lenta

Un disparo efectivo ante un jabalí que cruza el tiradero a toda velocidad. Podemos asistir en primera fila y a cámara lenta a un lance de caza de infarto.

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Un montero abate un jabalí a la carrera en un cortadero de un certero disparo en la paletilla

Como mandan los cánones y dejando cumplir al jabalí, el cazador aprieta el gatillo en el momento oportuno. El cochino cae dando múltiples volteretas hasta quedar finalmente inmóvil en el suelo.

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