Se tatúa la silueta de una perdiz roja en honor a uno de sus machos, fallecido hace escasas fechas
Al llegar a casa con los ojos llenos de lágrimas con el perdigón muerto entre sus manos, su mujer animó a este reclamista a cumplir uno de sus sueños, tatuarse. Y qué mejor imagen que la de su compañero de caza durante 15 años.
El reclamista almeriense Manuel Jesús García, del municipio de Olula del Río, en la parte central de la comarca del Valle del Almanzora, ha inmortalizado en su gemelo derecho con un tatuaje la imagen del mejor macho de perdiz roja que ha tenido en sus 30 años como cuquillero.
Un perdigón que ha marcado la vida del reclamista
Emilio, nombre con el que bautizó al pájaro, compartía con su propietario tanto la caza como la vida en casa. Era su inseparable compañero. Pájaro de gran valentía con un amplio repertorio de cantos capaces de meter en plaza a cualquier macho, por muy aguerrido que fuera.
No había macho de perdiz que se le resistiera
Cuando Manuel daba un puesto por la mañana y el reclamo no había sido capaz de atraer a las perdiganas, por la tarde recurría a Emilio. No había pájaro que se le resistiera. Después de 15 años, el macho de perdiz falleció debido a su longeva edad.
Emocionado, el reclamista nos cuenta que la primera vez que lo cazó le abatió tres machos viejos. El puesto de su despedida de la caza coincidió que tuvo lugar en el mismo sitio en el que se inició. Pese a que ya apenas se podía mantener en pie, le abatió dos perdices. Un bello final para una vida plagada de exitosos lances.
53 huevos, el récord de una perdiz
Hace escasas fechas, Club de Caza público que una de las perdices de Manuel había sido capaz de poner 53 huevos en tres puestas. La hembra capaz de semejante proeza ha sido la hembra de un año nacida en cautividad, de nombre Pechiblanca.
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