Barcelona

Dos kilómetros a toda prisa para ayudar a sus perros en una dura lucha con un enorme jabalí

Un rehalero recorre más de dos kilómetros a la carrera para salvaguardar la integridad física de sus perros, consciente del peligro que entrañaban el tamaño y los colmillos del jabalí que perseguían.


 rehalero caza gran jabalí con perros
rehalero caza gran jabalí con perros

El asusto y viejo macareno portaba en su boca unas impresionantes navajas, merecedoras de una medalla de oro. Había conseguido eludir las posturas, dirigiéndose al lugar donde estaban ubicados los vehículos de los perreros, para así evadir el cerco generando una arriesgada situación para perros y cazadores.

 Gérard Villegas
Gérard Villegas

Gerard Junto a Albert, amigos y rehaleros. A la derecha, Gérard Villegas junto a uno de sus perros tras abatir un jabalí.

Un gran jabalí que puso en peligro a perros y rehaleros

Este impresionante cochino fue abatido por los perreros de la cuadrilla, Gérard Villegas y Albert, de cazadores de La Nou del Bergadá, comarca situada en la provincia de Barcelona, en una montería celebrada en montes del municipio de Fígols.

Una vez elegida la zona a cazar por la cuadrilla, una solana de monte bajo, encinas y pinos, se soltaron los perros. El primero en hacer la suelta fue Albert. Diez minutos más tarde, abrió las puertas de su remolque Gérard, cazador de mayor y menor, de becadas con perros de la raza pointer inglés. Los perros que forman parte de su cuadrilla, de las razas griffon nivernais, originario de la región francesa de Nièvre departamento francés situado en la región de Borgoña-Franco Condado, paterneros, diferentes cruces de podenco, alanos y dogos, se extendieron por la mancha.

En la parte alta de la cresta que batía Albert se produjo una ladra. Los canes habían levantado de su encame a un jabalí de grandes dimensiones. A esta acudieron también los perros de Gérard.

 Gérard Villegas

Griffon nivernais, un especialista en localizar y dar caza a los jabalíes. A la derecha, impresionante navajero abatido por el rehalero y sus perros.

Una peligrosa pelea

Los perros de ambas rehalas se enfrentaban al macareno, que no dudaba en lanzar por los aires a todo perro que se le aproximaba. Los perreros, conscientes del peligro de la situación, corrieron en auxilio de sus canes hacia el lugar de la batalla. El jabalí, al percatarse de la presencia de los cazadores, huyó, dirigiéndose hacia el lugar de la suelta y llevándose tras sus pasos a las dos rehalas.

 Gérard Villegas

Los perros especialistas en la caza del jabalí de este cazador.

La culminación del lance

Después de grandes esfuerzos, los perreros lograron hacer volver a gran parte de los canes para poder continuar con la cacería, ya que el cochino había abandonado la mancha donde estaban situados los puestos. Los rehaleros evaluaron la situación y decidieron que Albert continuara con los perros que aún llevaba a su lado batiendo la mancha seleccionada, mientras que Gérard regresó con los canes atados que pudo recuperar hacia el vehículo.

Después de ubicarlos en el transporte, pudo ver en su dispositivo móvil cómo la señal que emitían los collares GPS que portaban en su cuello los perros mostraban que se encontraban a dos kilómetros de distancia con el jabalí parado.

 Gérard Villegas

Preciosa imagen de Gerard junto a uno de sus perros de caza. A la derecha, un griffon nivernais y un podenco, equipo ideal para la caza del jabalí.

El rehalero se jugó la integridad física por sus perros y los de su compañero

El perrero corrió hacia el lugar a gran velocidad pese a la difícil orografía del terreno. Al llegar al escenario de la confrontación, el macareno, que estaba aculado junto a un pino, mantenía a raya a los perros. Cada vez que se aproximaba uno de los canes, lo rechazaba lanzándolo por los aires.

Gérard corrió hacia el jabalí para situarse a menos de cinco metros y así intentar abatirlo, pese a que el animal le podría embestir en cualquier momento, y a esa distancia no tendría tiempo de reacción para evitar el golpe. Aprovechó el instante en el que el solitario perseguía a unos de los cánidos para derribarlo de un disparo de su rifle Browning del calibre .300WM. Cayó sin vida a menos de 4 metros de sus botas.

El jabalí pesó 97 kilos y portaba en su boca unas impresionantes navajas, como podemos apreciar en las imágenes.

Un cazador estaría dispuesto siempre a dar la vida por la de sus perros, y este lance es un ejemplo de ello.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

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