La enfermedad que está matando a los conejos
Con el calor, llegan los estragos causados por la mixomatosis. Nuestros campos y montes se llenan de cadáveres de conejos y de ejemplares sin visión ni oído, condenados a morir lentamente o presa fácil de los depredadores.
Durante una ronda de vigilancia en el coto almeriense en el que trabaja, el Guarda de Caza Juan Carlos Rubio se detiene a hablarnos sobre algo que sucede año tras año. «La dichosa enfermedad» o «el cuento de nunca acabar», como el profesional señala. «Llega junio, y en esta zona no queda un conejo vivo». Una lástima para los amantes de la naturaleza y de los animales, del que solo parecen preocuparse los cazadores y los que guardan las fincas de caza.
En esta ocasión se trata de un conejo nacido este año, que no ha podido superar la enfermedad y ha quedado sin vida en uno de los caminos de esta finca.
Una enfermedad que mata a los conejos desde 1898
La enfermedad fue descubierta en un laboratorio de Uruguay en 1898. El virus del Myxoma afectaba a unos conejos autóctonos del país sudamericano, pero no era letal para ellos. Causaba tumores cutáneos que no eran malignos. Pero cuando la enfermedad llega a Europa y afecta a los conejos del viejo continente, se torna en letal y pasa a afectar a todo el organismo del animal.
Australia intenta eliminar a sus conejos introduciendo el virus
En 1950, las autoridades australiana, superadas por las plagas de conejos que asolan sus campos, deciden introducir la cepa sudamericana del Myxoma virus para acabar con todas las poblaciones de conejos. Estos animales fueron introducidos, solo 24 ejemplares, por un único colono en 1859. Hasta ese año no había conejos en Australia. Pero su adaptación llevó a la especie a expandirse hasta amenazar seriamente la viabilidad de los cultivos de todo el país.
Un médico francés libera el virus a Europa
En 1952, un doctor francés libera el Myxoma con el objetivo de eliminar los conejos de su finca. En apenas dos años, se constató la eliminación de hasta el 95% de los conejos que habitaban en Francia. En ese periodo de tiempo, el virus ya había llegado a casi toda Europa, causando el Mixoma primario, un abultamiento rosáceo que es seguido, en pocos días, por tumores, lesiones en los ojos que llevan a la conjuntivitis aguda que deriva, en los casos más críticos, en ceguera.
Los conejos también sufren secreciones líquidas y mucopurulentas, expansión de los mixomas en nariz, labios, rostro y genitales. El oído también se ve afectado mediante otitis interna, lo que, además de hacerles perder audición, les lleva a reducir drásticamente el equilibrio.
El sistema inmune es atacado por el virus, lo que les lleva a sufrir enfermedades bacterianas secundarias, como la neumonía. Si el conejo no resiste el envite de la mixomatosis, entre 7 y 15 días después habrá muerto.
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