Controversia por las nuevas medidas de control de osos y lobos

En un nuevo paquete de medidas, criticadas incluso por algunos cazadores, el Consejo de Caza de Alaska abrió el pasado 14 de febrero el abate de osos ‘desde el aire’ por parte de funcionarios estatales de fauna salvaje. También se debatió una medida que permitiría un trampeo más amplio de osos, incluyendo grizzlys, que oficialmente tienen la consideración de especie amenazada en la mayor parte de los Estados Unidos.


Estas controvertidas medidas de ‘manejo intensivo’ son las últimas de una serie de métodos de control cada vez más agresivos dirigidos a los osos y lobos en Alaska. En algunas partes del estado, los se pueden gasear las loberas, los oseznos y las hembras pueden ser abatidos, y los lobos pueden ser disparados desde helicópteros. El Consejo de Caza aplazó hasta marzo la decisión sobre si permitir cebar y trampear osos negros y grizzlys en otras áreas, una práctica utilizada en los últimos cuatro años como parte de un proyecto piloto en el centro de Alaska.

Disminución de otras especies

Estas medidas eliminan la histórica prohibición general contra el abate aéreo de osos, y autoriza específicamente a los agentes estatales de caza a comenzar la caza desde helicóptero de osos a lo largo del corredor de la Dalton Highway en el Alto Ártico, donde una población precaria de bueyes almizcleros se encuentran bajo la amenaza de los depredadores. «Eso potencialmente implica autorizar este método (aéreo) para otros lugares, cobrar osos desde el aire y disparar tras aterrizar», dijo en una entrevista David James, supervisor del Departamento de Caza y Pesca de la Región 3 de Conservación de la Vida Silvestre. «Esto ya no sería ilegal hacerlo en cualquier otro lugar del estado». Estas nuevas medidas están diseñadas para apaciguar las preocupaciones de un amplio sector de alaskeños sobre la disminución de las poblaciones de alces y caribúes, de los cuales dependen para su subsistencia la mayor parte de las zonas rurales de Alaska. El Servicio de Parques Nacionales argumenta con fuerza —y hasta ahora sin éxito— que las técnicas de lazo, cebo, trampa y el uso de focos para cazar osos en sus oseras, no debe usarse contra los osos y lobos en las más de siete millones y medio de hectáreas de refugios federales de vida silvestre en Alaska. Los opositores también han planteado preocupaciones de índole humanitaria, argumentando que los métodos tales como el trampeo de osos a menudo causan que estos sufran de angustia durante largos períodos hasta que finalmente son abatidos. «Yo personalmente no estoy de acuerdo con el trampeo de osos», dijo Terry Holliday, presidente del capítulo estatal del Safari Club International (organización con un importante peso específico en Alaska), a pesar de que también dijo que apoyaba la reducción de predadores para aumentar las poblaciones de otras especies. «Si quieren una menor población de osos, lo pueden hacer de diferentes maneras», añadió. «No es humano. Si usted dispara sobre algo, lo mata. Si se hace correctamente, se dispara y se acabó, y el animal no sufre. Pero cuando se trampean animales y quien lo hace, por ejemplo, no puede volver durante varios días por mal tiempo, deja a un oso enganchado por una trampa en una pata durante días». Pero en cierto modo, el Departamento de Pesca y Caza tiene sus manos atadas. La Legislatura de Alaska en 1994 aprobó una inusual ley que obliga a los funcionarios del Estado a adoptar una política de ‘manejo intensivo’ en zonas cruciales del estado. La medida estaba dirigida a maximizar la producción de especies para alimentación humana, si es necesario, a expensas de osos, lobos y otros depredadores.
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