Un viaje humanitario e inolvidable

El proyecto de Cazadores Solidarios sigue en marcha.


Recientemente viajamos hasta Tanzania un grupo de siete amigos de Valencia que deseaban conocer la escuela para jóvenes maasais que he hecho en aquel país y de la que tanto habían oído hablar. Como mi viaje tenía un cometido muy especial decidieron, sin dudarlo, acompañarme, pues de los 341 alumnos que hay en la escuela, 73 terminaban sus estudios y recibían el certificado oficial de graduación escolar. Llegamos hasta la población de Arusha, Vicente Silla Alandi, Rosa Fernández Albarta, Miguel Ángel Gómez Orts, Susana Hernández Gimenez, Rosa Ortí Fernández, Beatriz Silla Sobrecases e Isabel de Quintanilla. Nuestro equipaje era muy voluminoso, repleto de regalos que muchas personas de Valencia nos habían donado. Principalmente la empresa valenciana JUGUI, nos regaló dos equipos completos y oficiales del Valencia F.C., que fue uno de los regalos más apreciados por los estudiantes. Además de varios balones de fútbol reglamentarios igualmente. Al día siguiente a nuestra llegada viajamos hasta el poblado maasai de Ngage donde se encuentra la Escuela. El recibimiento que nos hicieron los alumnos fue emocionante. El protocolo que siguió a nuestra llegada durante la cual entregamos los diplomas a los jóvenes que terminaban sus estudios, es digno de destacar. Tras la entrega, parlamentos, interpretación del himno compuesto por los alumnos y palabras de despedida y agradecimiento, nos dirigimos al lugar donde se encuentra el pozo y bomba eléctrica que suministra agua potable al centro escolar desde hace un par de meses. Se inauguró oficialmente y cada uno de los componentes del grupo, puso un cubo en la cabeza de los estudiantes, un cubo, como símbolo de que de ahora en adelante no van a tener que llevar el agua de ésta manera desde una distancia de casi un kilómetro. Ahora abrirán los grifos y tendrán el agua que tanto significa en la vida del ser humano. Otro regalo tradicional para los jóvenes maasais en su graduación, como símbolo de prosperidad, es arroz, aceite y carne, éste último presente fueron varias cabras que se entregamos junto con los otros dos citados. Finalizada la estancia en la Escuela la despedida fue emotiva y entre lágrimas de los chicos y chicas que marchaban a continuar sus estudios mayores, la mayoría de ellos nos dijeron que así lo harán. Se despidieron de Mama Isabella con lágrimas ya que para ellos significaba la persona que durante cinco años les había estado visitando a menudo, cuidando y llevando cuanto podía y gente de España daba para contribuir a su educación. Para el grupo valenciano fue una gran sorpresa encontrar en medio de la selva tanto entusiasmo, gratitud y espíritu estudiantil. Disciplina, obediencia y ante todo agradecimiento a los españoles que han colaborado en este proyecto. Continuamos el viaje al día siguiente con destino a la localidad de Mkinga en el distrito de Tanga, a orillas del océano Índico, donde los siete españoles se comprometieron a construir un colegio mayor, éste exclusivamente para chicas. Más emociones para los valencianos que no salían de su asombro; bailes típicos, cánticos, ofrendas y mucho cariño por parte de todos. Era muy fácil entender el mensaje de aquellas personas. La necesidad de ayuda a la educación, lo más importante que al ser humano se le puede dar. Hubo igualmente intercambio de regalos, discursos y una despedida muy emocionante. Unos kilómetros más apartado se encuentra un hospital muy pobre adonde nos dirigimos y entregamos al doctor director del centro, una maleta llena de medicamentos, gafas y material de estomatología, donados por la farmacia de Esther Benlloch de la localidad valencia de Torrent. La emoción del doctor fue impresionante cuando además le entregamos un magnífico microscopio, donación del farmacéutico de Ayora, Francisco Bellvis, con el cual podrán salvar mas vidas de las que podamos imaginar. El doctor nos confesó que el que tenían en el centro era uno muy antiguo y con la lente rota. Imposible describir la emoción del médico cuando sujetó con sus manos el valioso objeto. Tanto en la zona donde se construirá el nuevo colegio como en el hospital, pudimos ver lágrimas de emoción en los ojos de los nativos, tanto por el hecho de colaborar a la educación de la juventud tanzana, como por el soporte y ayuda sanitaria que les hemos llevado. Lágrimas que pocas veces se suelen ver entre éstas personas acostumbradas a vivir una vida muy dura. Como final del viaje, aparte de una visita al mundialmente conocido cráter de Ngorongoro y al Parque Nacional Manyara, viajamos a Dar Es Salaam, la capital tanzana donde visitamos un orfelinato que inauguré hace dos años en las afueras de la capital, Dar Es Salaam. Son niños que han perdido a sus padres victimas del SIDA y viven en condiciones verdaderamente infrahumanas. Les llevamos varios pares de zapatos preciosos y nuevecitos, ropa, material escolar y dinero al profesor que cuida de ellos para que les comprara comida. Como resumen de éste viaje, y a decir de los valencianos que viajaron por primera vez a Tanzania y se enfrentaban a la vida dura de los africanos, ha sido una experiencia maravillosa, un viaje inolvidable cargado de humanidad y de fuertes dosis de emociones. El agradecimiento de la gente de Tanzania se puso de manifiesto en los diferentes actos que se celebraban en cada lugar que visitábamos. El resultado de éste humanitario viaje ha sido el compromiso que hemos adquirido Vicente Silla, Rosa Fernández, Miguel Ángel Gómez, Susana Hernández, Rosa Ortí, Beatriz Silla e Isabel de Quintanilla de regresar en fecha breve. Con ganas de trabajar a nuestro regreso, ya tenemos organizada una cena extraordinaria en el Hotel Balneario Las Arenas, en Valencia, el próximo 26 de noviembre, y que promete ser algo muy especial. A esta cena asistirán la Ministra de Educación de Tanzania Hon. Madam Mwantu Mahiza y además, honrará con su presencia y presidirá la gala, la esposa del presidente de Tanzania, Primera Dama del País Hon, Madam Salma Kikwete. Es un honor para la Asociación Cazadores Solidarios, que presido, recibir en Valencia a dos personas tan importantes de la vida socio política de Tanzania. Ello significa el reconocimiento y agradecimiento del gobierno de aquel país, a una labor humanitaria realizada sin ningún ánimo de lucro ni de recompensa alguna. Aunque la mejor recompensa para mí a los años de trabajo en favor de la juventud tanzana, sean los 73 diplomas que acabamos de entregar.
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