La medida se produce en respuesta a un reciente fallo judicial reestableciendo su antiguo estatus de especie ‘en peligro de extinción’. Según Rehberg,
«tras años de investigación, esfuerzos dedicados de los propietarios de los terrenos y funcionarios locales, y las opiniones de expertos funcionarios en la vida silvestre sobre el terreno, se ha dado respaldo a grupos ecologistas con fines lucrativos». Y añade,
«la evidencia de una recuperación del lobo gris es clara, sin embargo, los ganaderos y funcionarios de vida silvestre de Montana tienen las manos atadas a la hora de gestionar al depredador».
Rehber instó a la Casa Blanca a adherirse a un dictamen de FWS para que el lobo se saque de la lista en Montana y Idaho.
«Las pérdidas de ganado y la depredación de caza mayor causada por una población de lobos no controlados son una preocupación real en Montana, y se necesita poner en marcha un plan de gestión responsable en el Estado», concluye.