Mollet del Vallés comparte junto con otros 7 municipios una zona denominada Los Gallecs dónde desde hace 40 años los cetreros de la zona de Barcelona vuelan sus halcones. Sin embargo un grupo concreto de personas está presionando a dos de estos municipios, para prohibir la cetrería. En Mollet del Vallés la prohinición seria permanente para todo su término municipal y en Santa Perpétua de la Mogoda ya lo han conseguido, desde el mes de agosto a noviembre, siendo a efectos prácticos de entrenamiento y conducta animal, exactamente lo mismo.
Sin embargo la UNESCO declaró el año pasado a la cetrería Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, junto a otras disciplinas como la dieta mediterránea, el flamenco o los castellers. La cetrería ha sido la única candidatura en la historia de la UNESCO que fue avalada por 11 países, entre ellos España. De la cetrería, la UNESCO destacó que se:
«trata tradición social que respeta la naturaleza y el medio ambiente y se transmite de generación en generación, confiriendo a quienes la practican un sentimiento de pertenencia, continuidad e identidad».
La UNESCO además apoya estas declaraciones de patrimonio con una serie de medidas que compete a los estados partes, entre ellas España. Destacamos los principales artículos:
-Art. 11. Adoptar las medidas necesarias para garantizar la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio.
-Art. 14. b. Mantener al público informado de las amenazas que pesan sobre ese patrimonio y de las actividades realizadas en cumplimiento de la presente Convención.
-Art. 15: En el marco de sus actividades de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, cada Estado Parte tratará de lograr una participación lo más amplia posible de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio y de asociarlos activamente a la gestión del mismo.
Estas medidas que nuestro estado debe adoptar chocan frontalmente con la prohibición que este municipio se plantea hacer, y que ya ha hecho uno de ellos.
Ramón Balbás Gutiérrez, Biólogo experto en rapaces y presidente de AECCA sostiene: "No tiene ningún sentido prohibir una actividad como la cetrería bajo el pretexto de evitar molestias a la fauna silvestre. La presencia de nuestras aves, que se encuentran en adiestramiento y muy focalizadas hacia el cetrero, es incluso mucho menos molesta para la fauna que la de sus hermanas rapaces silvestres, que cuando vuelan sobre Gallecs, lo que hacen a diario, lo hacen para cazar, no para ejercitarse como las nuestras". Enfatiza además que "es incomprensible que una administración pública ataque de esta forma la modalidad cinegética de más bajo impacto que existe, tanto en molestias hacia la fauna u otros usuarios del medio como en número de capturas. De hecho, es un ataque directo hacia una modalidad protegida por la UNESCO, a la cual adelanto que los cetreros pediremos apoyo y ayuda"
La razón que se argumenta para prohibir en toda esta zona la cetrería es que esta afecta a la migración del Chorlito Carambolo. Aunque desde el ayuntamiento de Mollet del Vallés se le ha comunicado a nuestros delegados que independientemente de la protección del chorlito, existe una supuesta presión ciudadana y entienden que la cetrería no aporta ningún beneficio a Mollet ni al consorcio de Gallecs.
Pero estas razones no tiene peso, el chorlito carambolo está fuera del rango de presas de los halcones y dese hace 40 años los cetreros vienen compartiendo esa zona con la migración de este ave y jamás hubo problema alguno. Además la prohibición de la cetrería no evitará la presencia de halcones silvestres en la zona, muy frecuentes, por lo que las supuestas molestias para el chorlito de halcones volando en la zona que se pretende evitar no se habrán conseguido.
En cuanto al beneficio que aporta la cetrería, está plenamente demostrado en la protección de aeropuertos, control de plagas, exhibiciones o programas de educación ambiental.
Una administración no debe preguntarse qué beneficio puede aportarle a ella una actividad como la cetrería. Debe preguntarse, en todo caso, cómo puede esa administración ayudar a mantener una modalidad cinegética de muy difícil práctica, que requiere terrenos muy concretos, declarada en peligro por la UNESCO y que no supone ningún tipo de problema para el entorno.