La mayor parte de los halconeros que viven en la zona de Barcelona se desplazan diariamente a la zona de los Gallecs para adiestrar sus halcones, al igual que hacen el resto de vecinos paseando a sus animales o montando en bicicleta.
Un grupo concreto de personas está presionando a dos de los siete municipios que comparten esta zona, Santa Perpètua de la Mogoda y Mollet del Vallés, para prohibir la cetrería. En el primero de ellos ya se ha conseguido y el segundo lleva el mismo camino. El argumento que ha esgrimido este colectivo es que la cetrería afecta a la migración del chorlito carambolo. La prohibición va desde agosto hasta octubre.
La cetrería, y concretamente la modalidad que practican estos cetreros, la altanería, en esa zona solamente se practica adiestrando los halcones mediante palomas. Este ave está fuera del rango de presas de los halcones y desde hace 40 años estos cetreros vienen compartiendo esta zona con la migración de esta ave y jamás hubo problemas.
La prohibición de la cetrería no evitará la presencia de halcones silvestres en la zona, muy frecuentes, por lo que las supuestas molestias para el chorlito derivadas de los halcones volando por la zona que se pretenden evitar no se habrán conseguido; solo servirá para causar molestias y malestar en un colectivo que se ha caracterizado por su respeto hacia el medio natural en el que se desarrolla.
Además, los meses de esta prohibición coinciden con el adiestramiento de los nuevos ejemplares que se van a destinar posteriormente a la caza, protección de aeropuertos y programas de educación medioambiental.
«Todavía nos sorprende encontrar grupos tan radicales con nuestra práctica, sobre todo después de que el pasado 12 de noviembre de 2010 la UNESCO declaró a la cetrería como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en una reunión mantenida en Nairobi. De entre todas las candidaturas, la cetrería fue la única avalada por once países. Ningún patrimonio en la historia había recibido tal apoyo. La UNESCO reconoció a la cetrería como una tradición social que respeta la naturaleza y el medio ambiente y que contribuye a la diversidad cultural y el diálogo intercultural en todo el mundo», concluyen desde AECCA.