Prudencia en días de fuerte viento o lluvia en los riscos y laderas ante eventuales resbalones o caídas, y el mantenimiento de las normas de seguridad en el manejo y uso de las armas. Considerándolas siempre cargadas, no apuntando nunca con ellas a compañeros, otras personas o a nosotros mismos, con lo cual, evitaremos desgraciados disgustos y daños irreparables.
Respeto por el campo, las especies de fauna silvestre, a otros cazadores y practicantes de actividades diferentes a la cacería como son el senderismo, montañismo, la agricultura o ganadería que a veces, de forma involuntaria, se ven afectados por la pasión que levanta el noble arte cinegético.