Como ya avanzó la revista Jara y Sedal hace un año —ver número 103 de junio de 2010—, la vacuna recombinante que debería inmunizar al conejo de monte frente a la mixomatosis y la neumonía hemorrágico vírica nunca llegará a hacerse realidad. Así lo han reconocido todas las partes implicadas en el proyecto en una rueda de prensa celebrada en la sede que la Fundación Biodiversidad tiene en Madrid.
Al acto acudieron Ignacio Torres, director el departamento de proyectos de la Fundación Biodiversidad, José María Nieto, del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) del INIA, el director de Fedenca, José Luis Garrido, el director general de Laboratortios Syva, Luis Bascuñán, Ángel Llanos, director de departamento de desarrollo e investigación de Laboratorios Syva y Juan María Torres, investigador del INIA y
‘creador’ de la vacuna.
Allí explicaron detalladamente todos los pormenores de la investigación llevada a cabo y reconocieron públicamente que la transmisibilidad de la vacuna había sido
«infrecuente y en cualquier caso menor de la esperada». Cabe recordar que la principal ventaja que teóricamente ofrecía la Ispanvac —así se llama la vacuna— era su capacidad para transmitirse por sí sola de un conejo vacunado a otro que no lo estuviera. Pero ni los estudios de laboratorio ni las posteriores pruebas de campo realizadas en Galicia y en Zamora entre 2004 y 2010 han podido demostrar que esta pretendida propiedad era cierta, tal y como ha reconocido Ángel Llanos.
No obstante, aunque la vacuna no es transmisible sí resulta muy efectiva para aquellos conejos que son vacunados con ella y es segura para el resto de especies del medio natural. Por este motivo, los socios implicados en este proyecto creen que
«no nos encontramos ante un fracaso» y, no en vano, en febrero solicitaron a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) un informe para determinar las posibilidades de aprobación de la Ispanvac si se continuara adelante con el proyecto. La respuesta llegó el 14 de abril y era negativa: sin transmisibilidad la vacuna nunca se haría realidad.
Para poder sacarla al mercado, habría que realizar un nuevo enfoque y más estudios, estudios que la Real Federación Española no está dispuesta a costear ya que como manifestó José Luis Garrido, director de la Fundación Fedenca:
«no vamos a poner ni un duro más». Además, no es seguro que pueda ser aprobada por la EMA, siempre reacia a aprobar la utilización de este tipo de vacunas. De esta manera se pone punto y final a un proyecto en el que la RFEC se embarcó en la década de los 90 del pasado siglo y que siempre ha estado rodeado de una gran expectación y no exento de cierta polémica.