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Ataques de jabalí: vivos de milagro

Tres lances peligrosos protagonizados por grandes jabalíes que te pondrán los nervios a flor de piel. Los cazadores que los afrontan se juegan la vida ante peligrosas bestias del bosque.


 Caza peligrosa jabalí
Caza peligrosa jabalí

Caen abatidos literalmente en sus pies, a escasos centímetros de su cuerpo, cuando el animal, tras haberles embestido, iba a impactar contra ello. Evitan la tragedia y, probablemente, graves heridas.

1- El jabalí se lanza sobre el cazado

Efectuar un primer disparo en la espesura del monte sobre el jabalí. Lo ha hecho con su escopeta paralela del calibre 12. Pero no ha derribado al animal. Tras esto, se detiene unos instantes para recargar el arma.

Cuando lo consigue, inicia una veloz carrera tras el jabalí, que se encuentra en el interior del monte, acosado por los perros y sus ladras.

El cochino, tras percatarse de su presencia, se lanza contra él en un feroz ataque. El cazador realiza dos disparos a escasos metros del cada vez más cercano cochino.

El primero mortal, de necesidad. Cuando ejecuta el segundo disparo el jabalí ya ha caído derribado a pocos metros de sus pies.

2- Entre la nieve emerge un gran jabalí

El cazador se encuentra apostado en el exterior del monte. Oye las cada vez más cercanas ladras de los perros que persiguen al jabalí y observa cómo el cochino intenta escapar de ellos en la espesura.

Con temple y nervios de acero, espera el momento preciso para realizar el disparo, ya que el jabalí se dirige hacia el lugar en el que se encuentra.

Cuando el animal repara de su presencia, emerge de entre la profunda nieve para intentar atacar al cazador, que lo frena de un certero disparo en la jeta. EL animal cae a menos de medio metro de su posición.

3- El cazador abate al jabalí esquivando su feroz ataque en el último instante

Un puesto de cortadero entre dos manchas de monte espeso le sirve al cazador de inmejorable lugar en el que esperar al jabalí. Probablemente se da cuenta de que se dirige hacia el lugar donde se encuentra, ya que dirige su mirada hacia la espesura. De ella surge un gran macareno que, al verlo, comienza el ataque.

Con gran pericia y agilidad, evita que el animal lo golpee en el último instante y efectuando un paso hacia atrás. Un único disparo lo deja sin vida a pocos centímetros de su posición.

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