Crónicas de caza

Caza de conejos con perro de rastro en los duros montes gallegos

Un cazador indulta a un conejo tras un duro trabajo por parte de los perros. Puede parecer extraño, pero este gran cazador cuida así las poblaciones de conejo de su coto.



Dada la escasez de conejos en su zona, este cazador pontevedrés sólo abate un pequeño porcentaje de los animales que levantan sus perros, y reconoce que lo hace con el único fin de premiar el trabajo realizado por ellos.

Julio, un cazador ejemplar

Su pasión es salir al monte con su cuadrilla de perros. Está compuesta de petit bassett grifón vendéen y cruces de petit bassett grifon con sabuesos azul de Gascuña. Nos cuenta que son las razas que mejores resultados le ofrecen en los duros montes gallegos.

Pero Julio disfruta del trabajo de rastro de los perros. Y por ello, realiza una caza sostenible, siempre asegurándose de que las poblaciones de conejo de su coto no decaigan. Sólo abate determinados ejemplares para recompensar el trabajo de los perros e indulta a aquellos animales que han sido capaces de eludir en repetidas ocasiones el fino olfato de sus canes.

Y nos envía un vídeo que se convierte en prueba de lo que nos cuenta.

Abate un conejo tras noventa minutos de trabajo de los perros

En un duro monte compuesto de tojo y pinos de repoblación, Julio abate un conejo tras un largo rastreo de sus perros.

El conejo burló la persecución en repetidas ocasiones, pero estos volvían a coger su rastro hasta que finalmente lo pusieron a tiro de su escopeta. En esta ocasión, decide abatirlo. Los perros lo merecen.

Julio nos comenta que lo abatió para premiar a los perros, que ya tras noventa minutos siguiéndolo, lo tenían a escasa distancia y estaban a punto de cogerlo a diente.

Sus compañeros de caza, que contemplaban el espectacular trabajo de sus perros, bromeaban diciendo que era imposible que se tratase del mismo conejo, dado el mucho tiempo que llevaban tras él. Alguno llegó a pensar que se trataba de un zorro.

Pero Julio, veterano y experto cazador, además de buen conocedor de la forma de trabajar sus perros, les aseguraba que se trataba de un conejo, hecho que demostró con la consecución del lance.

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