Lances de caza

Así se cazó este espectacular jabalí de 120 kilos y enormes colmillos

Desde julio, este joven cazador lleva desvelado por una buena razón: un enorme jabalí, resabiado y con enormes colmillos. Tres meses después, el cochino bajó la guardia y el cazador no falló.


 Caza jabalí 120 kilos espera
Caza jabalí 120 kilos espera

David Romero es un joven cazador granadino apasionado por el jabalí. Disfruta de las noches de espera en busca de la entrada del macareno con el que todos soñamos. Y eso fue lo que sucedió en un aguardo que realizaba durante el pasado mes de julio.

Su coto está en Iznalloz, cerca de Jaén, en el corazón de Sierra Arana. Son unos bastos terrenos con monte de pino, carrasca, chaparras, algunas tierras de labor… Pero David decidió ubicar el comedero en una zona cerrada de pinos. Este experimentado cazador sabe que los grandes cochinos recelan a la hora de salir a comer fuera del refugio que les brinda la espesura.

A la caza de un gran macareno

Esto le planteaba un inconveniente: el tiradero es muy pequeño, por lo que las oportunidades de disparar al jabalí que acuda se reducen con respecto a otros entornos. Pero esto no es problema para un cazador que tiene muy claro que su objetivo son los grandes y viejos macarenos.

Precisamente esto es lo que sucedió la primera vez que David y este enorme jabalí coincidieron en estos montes. «Le eché la luz para disparar y desapareció», nos cuenta el cazador.

Todo el verano tras el gran jabalí

Sabía perfectamente que se trataba del mismo animal que había grabado su cámara de foto trampeo poco antes. Así que David insistió en la zona. El macareno entraba tarde. Hasta las 00:30 o incluso después no pisaba los alrededores del comedero. Y decimos los alrededores porque se mostraba muy reticente, examinando todos los alrededores. Solo cuando confiaba, entraba al comedero. Y es lo que sucedió unos días más tarde.

«Una semana después, lo sentí entrar, pero apenas dio opción a poder dispararle cuando alumbré con la linterna. Lo intenté, pero fallé», reconoce el cazador.

Tras aquello, pasaron los meses y el jabalí parecía haber desaparecido. Espera tras espera, David no dejó de intentarlo, pero ni en julio, ni en agosto, ni en septiembre se dejó ver. Y casi pasa todo octubre del mismo modo, pero la noche del día 30 fue la decisiva.

Un enorme jabalí con un precioso manto de pelo

Con la luna casi llena, el lance en el que este cazador le ganó la partida al experimentado jabalí fue inolvidable. Con 120 kilos, el viejo jabalí, cubierto de un precioso y tupido manto de pelo, se dejó oír sobre las once de la noche. Así nos lo cuenta David:

«Escuché que se acercó al cebadero. Pero no entraba. Estuve durante media hora larga escuchándole bufar y tomar el aire. Afortunadamente, esa noche había poco aire y estaba muy fino. De repente, se callaba y permanecía inmóvil durante minutos, intentando escuchar cualquier ruido que delatara el peligro. Era un animal muy experto.

Esta vez sí pude disparar

Tengo el puesto en las ramas de un gran pino, y llevaba esperando desde las 18:30. El cansancio se acumulaba durante esos largos minutos. Pero, finalmente, el guarro confió y entró a comer. Eran sobre las 12 de la noche. Apunté a la paletilla con la luz de la linterna delatándome, y esta vez sí me dio tiempo.

Tras el disparo, corrió hacia mí y se metió en el monte. Escuché unas ramas partirse y no volví a oír nada más. Esperé un rato y decidí ir a casa. Con un animal así es mejor no jugársela al ir a buscarlo de noche y estando herido.

Hora de pistear

Así que volví al día siguiente con mi braco de Weimar para pistearlo. No me gustó no encontrar sangre en el cebadero, pero estaba seguro de que le había alcanzado con la bala Hornady punta de plástico de 180 grains. No dudaba del calibre de mi rifle, un .30-06, a pesar del tamaño del jabalí.

Cuando el perro me llevó hasta una gota de sangre que había caído en una piedra, supe que no andaría muy lejos. Y así fue. Unos 20 metros metido en el monte estaba el cuerpo del jabalí. Calculo que corrió entre 100 y 120 metros antes de rendirse. La bala le entró por la paletilla y afectó a pulmones y corazón. Solo un animal tan fuerte podría haber aguantado tanto».

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