Aprobados los planes de recuperación de las principales especies amenazadas de Andalucía

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha aprobado los planes de recuperación de las tres principales especies de la fauna y flora andaluzas en peligro de extinción: el lince ibérico, el águila imperial y el pinsapo. Junto con ellos, el Consejo también ha aprobado los planes de recuperación y conservación de las aves esteparias y las aves necrófagas, grupos en los que se incluyen especies en riesgo de extinción además de otras catalogadas como vulnerables o de interés especial.


Esta nueva planificación incluye tanto medidas dirigidas a la recuperación de las poblaciones como a proteger sus hábitats actuales y las posibles áreas de expansión. En este último objetivo, se reforzará el modelo de colaboración público-privada impulsado por la Consejería de Medio Ambiente para la protección de especies amenazadas, que actualmente se concreta en 260 convenios con particulares y propietarios de fincas y en la realización de proyectos en más de 223.000 hectáreas de la comunidad autónoma. Además de la finalidad básica de asegurar la conservación a largo plazo, los planes se orientan también a priorizar la generación de mano de obra en las zonas rurales y a mejorar la rentabilidad de la explotación sostenible de los recursos naturales en las zonas de aplicación. Especial significación económica y social tendrán las medidas previstas para mejorar la situación del conejo y la perdiz, especies fundamentales tanto en la dieta del lince y el águila imperial como en la actividad cinegética de la comunidad autónoma. El plan del águila imperial tendrá una vigencia indefinida hasta que se alcance un tamaño de población y unas condiciones de conservación que permitan cambiar la catalogación de esta especie de en peligro de extinción a vulnerable. En cuanto al lince ibérico, el documento aprobado por el Consejo de Gobierno fija un plazo de vigencia cinco años y, entre otras metas, la de alcanzar durante este periodo en Andalucía una población total de 315 ejemplares. Ambos planes darán continuidad a las medidas de protección, conservación e investigación que se vienen desarrollando especialmente durante la última década, centradas en la recuperación de los hábitats que las dos especies comparten en Doñana y Sierra Morena. Estas iniciativas han logrado frenar la disminución de las poblaciones de lince ibérico (la práctica totalidad de las existentes en el mundo) y águila imperial (casi una cuarta parte), que hace diez años se encontraban en estado crítico. En el caso del lince, sus efectivos alcanzan los 230 ejemplares (165 en Sierra Morena y 65 en Doñana), frente a los 120 de principios de la pasada década, con un aumento registrado del 73% en su superficie de distribución. Entre los programas que han contribuido a esta recuperación destaca el de Cría en Cautividad, que cuenta con tres centros en Andalucía y ha logrado reintroducir una decena de linces en el medio natural. En cuanto al águila imperial, según los últimos censos, Andalucía acoge 61 de las 251 parejas de la población mundial de esta especie, localizada en el cuadrante suroccidental de la Península Ibérica y que a finales de la década de los 70 registró su mínimo histórico de 50 parejas. Durante los últimos diez años, los esfuerzos de conservación se han dirigido principalmente a eliminar las amenazas que suponen el uso de cebos envenenados y las electrocuciones en tendidos eléctricos. Como consecuencias principales, la mortalidad por esta última causa se ha reducido en un 80% y la población andaluza de la especie se ha duplicado desde el año 2001.

Investigación y control sanitario

Otra de las líneas de trabajo que tendrá su continuidad en los planes aprobados para el lince y el águila imperial es la dirigida a reforzar la investigación y control sanitario. Andalucía cuenta desde 2001 con un servicio pionero en este ámbito a nivel nacional, el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre (CAD), que coordina el seguimiento sanitario y genético. El Plan del Recuperación del Lince Ibérico se aplicará en las dos grandes áreas críticas para la especie (Andújar-Cardeña y Doñana-Aljarafe) y también en los territorios considerados de expansión potencial, tanto los adyacentes a estas dos zonas como los enclaves de Guadalmellato, Guarrizas y conexión Doñana-Sierra Morena, además de otro en Sierra Morena aún por definir. Por su parte, la estrategia para el águila imperial se desarrollará en su actual área de distribución (Doñana y Sierra Morena Oriental y Central) y en las zonas potenciales que serán definidas por la Consejería de Medio Ambiente. En cuanto al plan diseñado para la principal especie de la flora andaluza en peligro de extinción, el pinsapo, su objetivo es seguir favoreciendo el proceso de expansión natural propiciado por las políticas de conservación desarrolladas en las últimas dos décadas. Estas medidas han dado como resultado, entre otras mejoras, un aumento de 300 hectáreas en la superficie total ocupada por los pinsapares, cuya cifra total ronda las 4.000 hectáreas. Al igual que en el caso del plan del águila imperial, el del pinsapo establece una vigencia indefinida hasta alcanzar un tamaño de población y un estado de conservación que permitan rebajar la categoría de amenaza. Una vez desaparecidos los factores que diezmaron los bosques en el pasado (principalmente, las talas, el carboneo y el sobrepastoreo), la estrategia para los próximos años se centrará en la protección contra incendios forestales, el control fitosanitario, la regeneración de las manchas más envejecidas y la conexión entre los distintos núcleos. Las medidas previstas se desarrollarán en las áreas de expansión de este abeto autóctono de Andalucía, todas ellas situadas en espacios naturales protegidos de las provincias de Cádiz y Málaga: Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves, Reales de Sierra Bermeja y Sierra Blanca.

Aves carroñeras

Junto con los tres planes para las principales especies andaluzas en extinción, el Consejo ha aprobado también otros dos específicos para dos de los más relevantes grupos de aves nidificantes en la comunidad: las necrófagas o carroñeras y las esteparias. Estos documentos también se proponen como objetivo rebajar las categorías de amenaza, por lo que plantean una vigencia indefinida. Al igual que para el águila imperial ibérica, sus principales medidas se dirigen a incrementar el éxito reproductor, mejorar los hábitats, fomentar nuevas zonas de expansión y eliminar amenazas como los cebos envenenados o la electrocución con tendidos de alta tensión. El Plan de Recuperación y Conservación de las Aves Necrófagas se centrará en el quebrantahuesos y el alimoche (catalogadas en peligro de extinción) y el buitre negro y el milano real. Respecto al quebrantahuesos, la estrategia se dirige a afianzar el programa de reintroducción que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente y que dio sus frutos iniciales en 2006 con la liberación de los primeros ejemplares en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). La población actual está integrada únicamente por los ejemplares procedentes del programa, ya que la especie desapareció de Andalucía en 1986. Como áreas potenciales de expansión y reintroducción, el plan establece, además del citado parque natural, los de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, en las provincias de Granada y Málaga, y Sierra de Castril y Sierra Nevada en Granada. Para el alimoche, el plan fija el objetivo de frenar su negativa tendencia reproductora (de 35 parejas a 28 en los últimos siete años), mientras que en el caso de las otras dos especies las medidas programadas reforzarán el aumento poblacional registrado (de 164 a 299 parejas de buitre negro en la última década y de 23 a 40 parejas de milano real en los últimos cinco años).

Aves esteparias

Finalmente, el plan para las aves esteparias incluye dos especies en peligro de extinción (la avutarda común y el torillo andaluz); una vulnerable (el aguilucho cenizo), y cuatro de interés especial (la alondra ricotí, la ganga ibérica, la ganga ortega y el sisón). De estas siete especies, tan sólo el aguilucho cenizo y la ganga ibérica muestran tendencias poblacionales estables. El resto presenta una dinámica expansiva, incluida la avutarda, que ha pasado de 338 a 447 individuos en los últimos seis años. Caso especial es el del torillo, ave de cuya presencia no se tiene constancia desde 1981 y que podría recuperarse a partir de colonias localizadas en el norte de Marruecos. De los cinco planes aprobados hoy, el de las esteparias es el que contará con una mayor colaboración de los propietarios de fincas, ya que estas especies se asientan preferentemente en campiñas cerealistas y pastizales adehesados, principalmente los altiplanos granadinos y almerienses, la campiña sevillana, el norte de la provincia de Málaga o las comarcas del Alto Guadiato (Córdoba) y el Andévalo (Huelva). Evitar la fragmentación de los hábitats, mantener las prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles y mejorar la rentabilidad de los aprovechamientos extensivos tradicionales constituyen algunos de los principales objetivos que, en este sentido, recoge el plan.
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