«No vamos a engordar esta historia» es la respuesta de Biodiversidad a las cuestiones sobre el caso de las ovejas, buitres y perros asilvestrados

Desde el departamento de comunicación del Servicio de Biodiversidad de Aragón se han cerrado en banda. Se han negado a contestar las preguntas que les hemos planteado acerca del famoso caso de la muerte de 26 ovejas y un cordero que Gabriel García hizo viral en redes sociales.


Más de 60.000 veces compartido por personas que se han solidarizado con el caso, miles de comentarios, un encendido debate que ha creado enfrentamientos entre quienes creen lo que dice el joven ganadero y quienes han abogado por cuestionar la afirmación primera que culpaba a los buitres de la muerte de los 27 animales. Pensamos que son motivos suficientes para encontrar respuesta oficial a las cuestiones que aún quedan por aclararse. Pero parece que no es así, al menos para el Gobierno de Aragón.

Secuencia de los hechos

Los Agentes de Protección de la Naturaleza de Aragón hicieron una llamada a la prudencia en espera de que se los análisis a los dos cuerpos que se llevaron al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Alfranca.

Esto fue el lunes. El martes los medios de comunicación ya habían publicado el resultado de la necropsia.

Una necropsia que se llevó a cabo en pocas horas, un informe que no nos han querido enviar, y unas conclusiones que solo la prensa local cita. Queremos remarcar que no hemos tenido acceso al informe porque se no ha negado de manera directa.

Aún quedan muchas preguntas sin respuesta

En Club de Caza intentamos profundizar ante la cascada de dudas que suscita el asunto. Y qué mejor que acudir a la fuente principal. O eso pensábamos. Hasta en dos ocasiones hemos contactado con comunicación de Biodiversidad de Aragón. La primera, por teléfono. Pero aquí comenzó lo infructuoso. Nos invitan a enviar un Email. Algo que hacemos de manera inmediata con las cuestiones que nos hubiera gustado que contestasen para poder transmitirlas a las decenas de miles de personas que han seguido el caso.

Entre estas cuestiones, pedíamos poder echar un vistazo al informe de la necropsia, que nos confirmasen si se podía determinar si los mordiscos efectuados por un «cánido de pequeño tamaño» habían sido la causa de la muerte. Sobre todo, para descartar una teoría muy extendida en redes sociales que descartase que perros asilvestrados o zorros hubiesen llegado cuando las ovejas ya estaban muertas y no se les podría atribuir la causa de la muerte.

Si los cánidos de pequeño tamaño aludidos fueron los causantes de las muertes, ¿Qué cantidad de animales cánidos de pequeño tamaño es necesario para matar un número tan alto de ovejas? ¿Representan un peligro para los ganaderos de la zona? ¿Se tiene previsto actuar para controlarlos? ¿Ha habido casos similares en la zona protagonizados por cánidos similares o es el primer caso registrado?

Una respuesta «por si cuela»

La primera respuesta de Biodiversidad fue enviarnos lo que ya habíamos leído en la prensa. «Para eso, no molesto a nadie», pensé en un primer momento. Esto es lo que nos enviaron, que «colaron» algunos medios de comunicación, casi letra por letra, como Heraldo, Ejea Digital o El Periódico de Aragón.

«El informe de la necropsia realizada ayer por la tarde los veterinarios del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca determina que la muerte de las ovejas de la explotación propiedad de Gregorio García de Tauste (Zaragoza) se produjo por ataque de cánido.

»El lunes por la mañana, técnicos y Agentes de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón se han desplazado de oficio hasta la explotación para recoger dos de los animales muertos, una oveja y un cordero, junto al veterinario de la cooperativa San Simón y San Judas de Tauste para trasladarlos a La Alfranca.

»En el informe emitido se especifica que se han hallado lesiones producidas por un carnívoro de mediano tamaño, a tenor de los mordiscos localizados en los animales, por lo que la presencia de los buitres se produjo tras la muerte de los animales a mano muy probablemente de perros asilvestrados.

»Según han constatado los técnicos, como resultado del ataque se han contabilizado 26 ovejas y un cordero muertos y otras cinco heridas.

»Desde el Gobierno de Aragón se apela a la responsabilidad en el uso de las redes sociales y a la importancia de examinar cada caso antes de generar alarma social. No vamos a hacer más valoraciones».

No vamos a engordar la historia

Quiero pensar que habrá pocos periodistas en este país que se den por satisfechos con este tipo de comunicados. Pero en Club de Caza es algo que tenemos prohibido. Por ello, insistí en intentar conseguir respuestas.

Ante la negativa de la responsable de comunicación de un Servicio de Biodiversidad autonómico, algo inconcebible, pedí directamente que me remitieran a alguien que pudiera responder las preguntas. La respuesta, escueta y directa, fue esta:

-«No, lo siento, no vamos a engordar esta historia».

Remarcamos que esta es la respuesta de organismo oficial y dependiente del Gobierno de una autonomía. Una negativa a responder a las dudas que han manifestado tantas personas y que consigue el efecto contrario a lo que sostienen: «No vamos a engordar esta historia». Porque, aunque cuenten con esos medios que incluyen, palabra por palabra, los comunicados oficiales, la prensa debe tener siempre en su manual de actuación la premisa de intentar profundizar en esas versiones para darle al público lo que tanto demanda: respuestas.

Se confunde «no engordar la historia» con favorecer la desinformación. Porque informar no es enviar un comunicado de prensa. Informar es escuchar las cuestiones de quien las presenta. Y, si no hay nada que ocultar, responderlas.

Un segundo análisis confirma que fueron cánidos

Mientras tanto, un familiar cercano del dueño de las ovejas muertas nos confirmaba que se han encargado de que una oveja fuera llevada a analizar por el veterinario de confianza de la familia. Esto ha confirmado que se han encontrado mordeduras de cánidos en la oveja analizada. «Lo sabemos seguro, han sido perros», nos confirma este familiar.

Y ha sido este familiar el que ha respondido a las simples preguntas que teníamos en blanco en nuestra libreta: «Hace un año sí que hubo problemas con perros asilvestrados y daños al ganado, pero todos en la zona pensábamos que ya no quedaban».

En cuanto a la cantidad de buitres que hay en la zona, nos confirma que «Hay una barbaridad, pero estos buitres solo hacen lo que les corresponde, el culpable es el que no los gestiona como debe. Necesitan unas leyes que les permitan regularse».

El buitre, una especie necesaria para nuestros campos, pero que también necesita una mejor gestión

El buitre leonado es una especie necrófaga. Su alimentación se centra en animales muertos. La conformación de su pico está diseñada para arrancar carne, no para penetrarla. Sus garras no son hirientes, como las de águilas o halcones. En otras palabras, el buitre no es una especie que haya nacido para atacar.

Su función en la naturaleza es la de un agente sanitario. Elimina cadáveres que podrían convertirse en transmisores de enfermedades.

¿Puede un buitre atacar a un ser vivo? La prensa ya lo ha confirmado

El hecho de que el buitre pueda atacar a un ser vivo sano, que se mueve normalmente, está en el candelero últimamente. Las noticias que difunden supuestos ataques de estas rapaces a ganado vivo o pariendo han sido recordadas a mansalva en las redes sociales. Vídeos de buitres entrando en corrales de ganado, hileras de ejemplares posados en granjas, noticiarios informando de ataques que no han sido captados por las cámaras, vídeos de vacas y terneros muertos, supuestamente por la entrada en escena de buitres han inundado nuestros teléfonos y ordenadores.

Los más críticos con esto atribuyen la estafa a estas denuncias. Dicen que los ganaderos son poco menos que satanases que intentan atribuir la culpabilidad a unas aves que, según ellos, esperaron su turno para descender sobre unos cuerpos que ya no tenían vida.

Frente a esto, noticias que desmontan esta teoría demonizadora de nuestras gentes trabajadoras del rural. Por ejemplo, un ataque recogido en El Norte de Castilla en el que un hombre de 84 años muestra las heridas que le infringió un buitre en sus brazos durante un ataque de media hora de duración. Y con testigos. Su mujer y unos vecinos tuvieron que auxiliarle. Y la Policía Local, que recogió al animal del lugar de los hechos.

Qué dirán ante esto aquellos que niegan que un buitre pueda atacar a un animal vivo. Seguro que hay una explicación biológica, o no.

Quizás deberíamos acudir a los estudios que se han publicado al respecto, como el de Daños del buitre a la ganadería, del año 2012, efectuado por Gabriel Lampreave, donde se revisaban las denuncias de supuestos ataques de buitres a las cabezas de ganado durante los años 2008-2011. La conclusión resumida de esta investigación es que prácticamente todos los casos denunciados que se han considerados como reales corresponden a animales en el momento del parto, frecuentemente afectados por complicaciones importantes en este proceso de nacimiento (las madres o las crías).

Estudios que reconocen la alimentación no necrófaga del buitre

«Peritaciones de daños ocasionados por la fauna silvestre a la ganadería en el País Vasco» es un artículo que describe «el sistema de inspección y compensación de daños ocasionados por la fauna silvestre a la ganadería en el País Vasco, básicamente por dos especies: Lobo (Canis lupus) y Buitre leonado (Gyps fulvus)».

Este trabajo habla de manera clara del número de peritaciones realizadas por daños ocasionados por el buitre hasta 2012. Además, explica que «las presuntas depredaciones protagonizadas por buitres leonados al ganado no son nuevas; ya comenzaron a ser noticia en Navarra a principios de los años 90».

De hecho, este equipo técnico redactó un primer informe en 1997 sobre presuntos sucesos que comenzaban a ser denunciados en Vizcaya/Bizkaia. Desde entonces se han realizado varios estudios sobre la temática en la CAPV (Sáenz de Buruaga et al., 2006b, 2007, 2008).

El gran crecimiento demográfico experimentado en las últimas décadas de las poblaciones de buitres en todo el norte peninsular, unido a cambios en el manejo ganadero –más cabezas por explotación y, más recientemente, cambios en la gestión de las reses muertas, políticas posteriores al mal de las vacas locas atenuadas en los últimos tiempos- se tornan como causas del incremento de la conflictividad en el binomio ganadería-buitres, siempre necesario por otra parte.

Se hicieron cada vez más frecuentes los casos en que el consumo de las reses por parte de las necrófagas se iniciaba antes de la muerte de aquellas y, en consecuencia, las administraciones implicadas pusieron a punto un servicio de inspecciones de avisos por presuntos ataques que se inició de manera oficial en Álava/Araba en el año 2003, cuando se promulga un Decreto Foral para compensar estos daños. En 2006 comienzan a realizarse peritaciones también en Vizcaya/Bizkaia, si bien no es hasta 2008 cuando comienzan a indemnizarse parte de estos hechos en esta provincia.

El máximo de inspecciones por supuestos daños ocasionados por el buitre se registró en 2008, con un total de 119 intervenciones.

Una afirmación que encontramos en este informe es lo que se ha concluido en el ya famoso caso de Tauste:

-«Cada año, una fracción variable de los avisos atendidos ha concluido con un diagnóstico diferente: ataques de perros, zorros, incluso córvidos, traumatismos de origen no relacionado con depredaciones o, incluso, reses que han muerto por causas naturales (problemas derivados de partos problemáticos, enfermedades, intoxicaciones, etc.) y que luego han podido ser carroñeadas por cánidos o aves necrófagas».

El aumento de sus poblaciones, causa esencial de los daños

Pero no olvidemos que las indemnizaciones existen. Es más, están contempladas y reconocidas en la autonomía en la que se ha producido el que, a la postre, ha sido un ataque de cánidos asilvestrados.

Hablamos del Dictamen del Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón relativo al proyecto de decreto del Gobierno de Aragón por el que se regulan las indemnizaciones correspondientes a los daños causados al ganado por el buitre leonado (Gyps fulvus).

En él, podemos leer lo siguiente:

«Asumiendo una situación de excepcionalidad por la evolución positiva de las poblaciones de buitre leonado en las últimas décadas, ligada en parte a la existencia desde hace muchos años de muladares tradicionales y de nuevos muladares; los problemas surgidos de reducción significativa en la disponibilidad de alimento de las aves necrófagas amenazadas tras la aplicación del control sanitario de los subproductos animales no destinados a consumo humano, principalmente regulados por el Reglamento CE 1774/2002; y los ataques al ganado por parte de esta especie, se comparte la necesidad de solucionar un problema que está afectando puntualmente al sector ganadero. En este contexto se argumenta adecuadamente la necesidad de articular una norma que regule las ayudas al sector para sufragar los impactos derivados de esta especie catalogada».

Casos reconocidos

En La Rioja, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente aprobó en diciembre del pasado año indemnizar con un total de 1.298,61 euros a tres ganaderos que sufrieron daños producidos por la acción de buitres ante animales de tres ganaderos que denunciaron pérdidas a consecuencia de los ataques de las aves sobre un ternero recién nacido en Nieva de Cameros; una vaca y un ternero no nato en Valgañón y una oveja y un cordero recién nacido en Santurde.

Desde SEO/BIRDLIFE reconocieron que el buitre ataca

Madrid comenzó a indemnizar ante los ataques de buitres al ganado vivo en 2016. Un artículo en El País citaba un ataque que resonó mucho hace poco más de tres años, en el que el ganadero José Izquierdo denunciaba el ataque de un centenar de buitres a un ternero recién nacido. «No es la primera vez que nos pasa. Nos han atacado también a alguna vaca que estaba teniendo problemas para parir», confirmaba el ganadero de Colmenar Viejo.

En este artículo intervino Javier de la Puente, biólogo de la ONG SEO/BirdLife, asegurando que «Los buitres se volvieron más agresivos debido a la escasez de alimento, lo que les condujo a atacar a animales heridos o enfermos».

Un animal necesario que necesita que las normativas reaccionen

Quede por delante que el buitre es un animal necesario, vital para el ecosistema, y no debe demonizarse. El buitre, como ha dicho el familiar del ganadero afectado, cumple su misión, pero también se debe tener en cuenta que la gestión de la especie y de sus poblaciones es muy mejorable. Los buitres de muchas zonas de nuestra geografía tienen hambre. Así lo atestiguaron Agentes Rurales de Sort, en Lérida, cuando acudieron a la llamada de un ganadero llamado Genís Farré y pudieron constatar cómo los carroñeros dejaban de lado este adjetivo para rodear a una vaca que estaba pariendo un ternero y comenzaban a alimentarse de ella cuando aún se movía. En las imágenes el animal aún mantiene la cabeza erguida.

Puedes recordar este vídeo en este enlace.

Las poblaciones de buitre aumentan con rapidez a la vez que se limitan las formas legales de proporcionarles alimento tras la aplicación de los controles sanitarios de los subproductos animales no destinados al consumo humano.

Los más reaccionarios no permiten que se hable de «ataque», a pesar de que biólogos de organizaciones ecologistas así lo definen. Pero podemos referirnos a esto como «alimentarse», como así reconocen las normativas aprobadas, «de forma ocasional, y bajo condiciones muy concretas de inmovilidad pueden producirse ataques sobre animales vivos» (Aragón 2010).

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