Perros de caza

Un alano para cazarlo todo: perdices, patos, jabalíes

Cazar con un alano español es algo común en nuestro país, pero hacerlo en caza mayor y también en la menor es algo más excepcional. El propietario de Torete nos cuenta cómo caza desde jabalíes a perdices con este precioso perro.



Tras haber disfrutado de una perra que tenía sangre de alano y de podenco, Iván Cárdenas, un cazador catalán apasionado de la caza con perro, decidió hacerse con un cachorro de alano español.

Un perro con buena genética

Lo adquirió a un rehalero de Chillón, en Ciudad Real. Nos cuenta que hizo 900 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Recuerda que el que lo crio se llama Dioni, y había oído hablar de la madre del perro, llamada Navarra, que es bastante conocida por la zona por cómo agarra el jabalí.

Desde que llevó el cachorro a casa, su familia lo cuidó como a uno más. Sus hijas no se separan de Torete y poco a poco fue creciendo. Iván perdió a su cruce alano y podenco, una perra que describe como única: «Cazaba la menor como ningún otro perro que he tenido», reconoce. Por ello, comenzó a llevar a sus jornadas de caza menor a Torete.

Aprendiz de un bretón

Su compañero caza con un bretón, Rocky, y parece que el alano ha aprendido de él y se ha adaptado a su manera de buscar y cazar: «Forman un equipo inseparable», nos dice Iván al hablar de los dos perros.

Cazando al salto, tanto la perdiz como especies acuáticas, Torete demuestra una gran pasión: «Levanta perdices, patos, lo que encuentre en el monte. Y cobra cualquier pieza que derribes», dice orgulloso el cazador.

Un lance inolvidable

Iván vive en Premiá, en la provincia de Barcelona, pero caza por toda Cataluña. Cuando le pedimos que recuerde algún lance en el que el alano le haya dejado con la boca abierta, nos cuenta un espectacular cobro de perdiz, con un río de por medio. Incluso nos envía fotos de aquel lance

-«Esta perdiz cayó al otro lado de un río. El perro lo cruzó, se metió en una zarza y volvió cruzando el agua con ella en la boca».

Iván nos confiesa que tiene que estar en muy buena forma para cazar con Torete, que ahora tiene cuatro años: «El perro caza largo. Cuando coge rastro, pega la nariz al suelo y mete la quinta marcha. No hace parada, llega y se mete al matorral, zarza o donde esté la pieza. Te obliga a darlo todo detrás suyo y a acometer disparos largos. Hacemos jornadas de 20 kilómetros de media».

Pero el alano también es un buen perro de puesto. Con poco adiestramiento, el cazador lo ha enseñado a estar quieto y solo salir a la orden de cobrar.

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