El campo, exuberante de vegetación, dificultó enormamente el desarrollo de la prueba, pero era para todos. No obstante, el criterio de los jueces no coincidió con la opinión de los participantes y del público; todos creíamos que el vencedor absoluto y con diferencia era Manuel de la Iglesia, de Villalpando (Zamora), quien por ser el primero, sin saber donde estaba colocada la caza, en cinco minutos su perro mostró y el abatió de sendos disparos las dos perdices reglamentarias, el único que lo consiguió, a pesar de que los restantes sí sabían donde estaban sembradas. Parece ser que los jueces creyeron que el perro iba a su aire, y lo relegaron a un cuarto puesto.
Respecto al campeonato oficial en sí, nada que anotar, el resultado de la clasificación de los participantes no fue unánime, pero sí es cierto que los cuatro que pasan al regional tienen categoría sobrada para representar dignamente a Ourense.
Resumiendo, fue una reunión memorable, todo terminó en el Hotel Xinzo con un espléndido menú con un plato fuerte de cabrito de la tierra a discreción y todos tan contentos y con ganas de repetirlo.
