CITES rechaza las solicitudes de Tanzania y Zambia para comercializar marfil procedente del furtivismo

La conferencia de la CITES decidió el pasado mes de marzo mantener su prohibición del comercio del marfil de los elefantes, víctimas del furtivismo rechazando las solicitudes de Tanzania y Zambia para que redujeran las obligaciones que rigen sobre sus poblaciones de paquidermos.


Solicitan la desclasificación de sus elefantes, alegando el buen estado de sus poblaciones
Según Kenia, líder de una coalición de 23 países africanos que se oponen a toda derogación, lo mejor es «no hablar más de los elefantes en la CITES hasta 2018», dado que una moratoria, que entró en vigor en 2008, prohíbe las ventas de marfil durante nueve años. Una semana después de Tanzania, Zambia también chocó con la negativa a modificar la clasificación de su población de elefantes por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Sin embargo, estos dos países de África del este podrían tratar de reanudar las discusiones durante la sesión plenaria. Tanzania (100.600 elefantes) y Zambia (27.000) piden a la CITES el derecho de vender respectivamente 80,6 toneladas y 21,7 toneladas de marfil ‘legal’, procedentes de la caza regular controlada o de la mortalidad natural. También solicitan la desclasificación de sus elefantes, alegando el buen estado de sus poblaciones. Desde 1989, todos los elefantes de África (Loxodonta africana) están inscritos en el Anexo I de la CITES, que prohíbe las exportaciones, salvo de cuatro países del Anexo II (comercio bajo control), Sudáfrica, Zimbabue, Botswana y Namibia, que pudieron proceder a una venta en 2008. Según Tanzania, la venta de 80,6 toneladas de marfil le permitió obtener 20 millones de dólares, una suma que se comprometía a consagrar a la conservación de los elefantes. «Eso representaba cuatro años de nuestro presupuesto de conservación», subrayó el representante del ministerio de Recursos Naturales, Stanslaus Komba, quien lamentó que un país como el suyo, «sentado sobre un tesoro», tuviera que abstenerse de utilizar sus recursos naturales. Sin embargo, la conferencia —y sobre todo los países africanos— temía enviar una señal equivocada a los furtivos reduciendo el nivel de protección o autorizando una venta. Para muchos observadores, el comercio internacional es el principal motor del tráfico. «A partir del momento en que existe un mercado, se alienta a los furtivos», explicó Céline Sissler-Bienvenu, del Fondo Mundial de Protección de los Animales (IFAW), preocupada por el incremento del tráfico de marfil. Se decomisaron 6,2 toneladas en Vietnam en marzo de 2009, y 3,3 en Filipinas el mes siguiente. «Los mayores decomisos de marfil son cada vez más frecuentes y también cada vez más importantes», destacó Tom Milliken, de la ONG Traffic. Ante las sospechas, Komba señaló que Tanzania es «un país de tránsito para seis países enclavados de la región».
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