Recorre más de 2.000 kilómetros para cazar un ‘vakamulo’ gallego
Galicia

Recorre más de 2.000 kilómetros para cazar un ‘vakamulo’ gallego

Esta es la distancia que ha recorrido un montero venezolano afincado en los Países Bajos para pasar unos días con su familia e ir de caza con Monteros Galaicos. El cazador «se ha hecho novio» abatiendo dos cochinos, uno de ellos de más de 100 kilos armado con unas espectaculares navajas.


Jesús Valeriano Gómez, cazador de madre venezolana y padre gallego, recibió la invitación de su amigo Juan Manuel, más conocido como Penín, para asistir a una batida de la orgánica gestionada por Óscar Garriga. Las modalidades que practica la orgánica son la montería y la batida de jabalíes y corzos. En lo que va de temporada han abatido 102 jabalíes, todos ellos en fincas abiertas. El cazador muestra su agradecimiento a Monteros Galaicos por el trato recibido.

Cazador desde que dio sus primeros pasos

El montero de 34 años emigró a Europa en 1991. Trabaja en una empresa de logística y transporte en los Países Bajos. Se inició en la caza de la mano de su tío Vicente mientras vivía en su tierra natal. Palomas y tórtolas eran las piezas que cazaba su familiar. Como en los Países Bajos la caza está muy controlada y limitada, aprovecha cada vez que pasa unos días en Galicia para cazar.

A la izquierda, el cazador junto a su tío en una batida en Galicia.

Caza su primer jabalí y es un macho medallable

El montero venezolano aceptó el fin de semana la invitación de su amigo Penín para asistir a una cacería de jabalíes. Era la tercera montería en la que participaba. Hasta la fecha del abate de los dos cochinos no había abatido ninguna res. El puesto que le tocó estaba situado en un prado rodeado de arbolado. Cuarenta y cinco minutos después de soltar los perros vio cómo un enorme cochino se aproximaba a su postura por un camino de piedra delimitado por dos muros. Venía a la carrera, ya que los perros seguían sus pasos. El montero aprovechó la única oportunidad de tiro que le ofreció y lo abatió en un hueco entre los muros de piedra. Paró al cochino de un único disparo de su rifle Sako S20 del calibre 7 mm RM.

El segundo ejemplar lo abatió, en una batida que hicieron por la tarde, en unos prados que limitan con el monte. Lo cazó tras ser errado por otro puesto. Falló el primer disparo y lo derribó con el segundo. Se trataba de un macho de 40 kilos.

 


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