¿Vuelve a disparar una escopeta si la tiras al gua de un río?
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¿Vuelve a disparar una escopeta si la tiras al gua de un río?

Un experimento radical que realiza un cazador norteño con una escopeta rusa y que tienes que ver para comprobar si el arma es capaz de disparar tras ser sumergida en gélidas aguas.


Nadie que estime sus armas de caza realizaría la prueba que estamos a punto de ver. Este cazador lanza su escopeta al fondo del río. Al recogerla, la sacude aún dentro del agua para que esta entre en todos sus recovecos y mecanismos. Acto seguido, muestra a la cámara que hay un cartucho preparado para ser detonado. Desactiva el seguro, encara el arma y efectúa el disparo. Y vemos cómo los perdigones impactan en la superficie del regato unos metros más adelante. El agua no ha invalidado el sistema de disparo del arma ni del cartucho. Todo ha funcionado de manera correcta.

 

Un arma de resistencia sobresaliente

El arma en cuestión es una escopeta semiautomática de la marca rusa Baikal. Concretamente, el modelo MP-153, un arma del calibre 12 con sistema de repetición accionado por gases y fabricada desde la década de los 90 del siglo pasado por Kalashnikov Concern (originalmente por la Planta Mecánica de Izhevsk) en Rusia. Heredera evolucionada de la primera escopeta de caza de la firma, la Baikal MC 21-12, una escopeta ‘melliza’ de la Browning Auto 5, con ciertas modificaciones. Una curiosidad de esta MP-153 es que, tras su presentación al mercado internacional, llamó la atención de Remington, que llegó a un acuerdo con los rusos para producción de este modelo bajo el nombre de la empresa estadounidense con el nombre de Spartan SSPR453.

Si algo ha caracterizado a las armas de caza rusas, con Baikal a la cabeza, es su dureza y fiabilidad. Están diseñadas y construidas para soportar cualquier ‘maltrato’ natural al que se le someta. Los aceros rusos de máxima calidad, en algunas piezas inoxidables, confieren una resistencia sobresaliente. Asímismo, para el cajón de mecanismos, acuden al aluminio aeronáutico anodizado, con un grosor y durezas sobradas. Las maderas que vemos son de nogal soviético, aunque también se fabrica en polímero negro. El peso es considerable, con 3,450 kilos con el cañón de 75 centímetros, pero que se compensa en todo lo que hemos destacado, además de en el escaso retroceso al dispararla.

 


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