El corzo cada día sorprende más

El corzo cada día sorprende más

En el salón de actos del Centro de Investigación Apícola y Agroambiental de Marchamalo (IRIAF) se ha celebrado una jornada sobre el «duende del bosque»: el corzo, en el año 2025.


Hubo cuatro ponencias, dos de ellas a cargo de María Patrocinio Morrondo, catedrática de Sanidad Animal en la Facultad de Veterinaria de Lugo. Sus exposiciones trataron sobre «Sarcosporidios y endoparasitosis» e «Infecciones por larvas de moscas y patógenos que transmiten las garrapatas».

De izquierda a derecha: Patrocinio Morrondo. José Alberto Viñuelas y Florencio Markina.

La información presentada resultó de gran interés y generó debate al finalizar cada ponencia. Uno de los temas que más atención captó fue el papel de las moscas en la transmisión de enfermedades del ganado doméstico a la fauna silvestre y, en ocasiones, al ser humano.

 

El impacto de las miasis en los corzos

María Patrocinio Morrondo explicó que las larvas de dípteros se alimentan de tejidos vivos o muertos del hospedador, de líquidos corporales o del alimento ingerido por este. Su desarrollo ocurre exclusivamente en un hospedador vivo. Existen diferentes tipos de miasis:

  • Nasofaríngeas: provocadas por la infestación de las fosas nasales (Cephenemyia, Oestrus).
  • Cutáneas: afectan la dermis o el tejido subcutáneo (Hypoderma, Lucilia).

 

Los estudios realizados sobre corzos en León antes del año 2000 indicaban una seroprevalencia del 100%. Sin embargo, entre 2007 y 2014, solo el 38% resultaron seropositivos.

 

En cuanto a las miasis en las cuernas (Calliphoridae), estas se producen cuando las moscas son atraídas por el olor desprendido durante el desmogue. Las lesiones previas —causadas por luchas entre machos en celo o el frotamiento para el descorreo— favorecen la infestación. Se han observado hasta 600 larvas en la base de las cuernas, capaces de destruir las suturas craneales y penetrar en la cavidad craneal y nasal. El riesgo aumenta en veranos cálidos o inviernos suaves.

Otro punto clave fue el estudio sobre las garrapatas, ilustrado con un gráfico didáctico que mostró la prevalencia de infestación en corzos y el riesgo de transmisión a otros animales y al ser humano.

 

Conclusiones principales

  1. Mediante necropsias en corzos del norte peninsular, se registró una alta presencia de larvas de Cephenemyia.
  2. Se detectó una nueva miasis emergente, Oestrus ovis: en 2023, con una prevalencia del 2% en Burgos, del 12% en Guadalajara y una menor incidencia en Aragón y el País Vasco.
  3. Aumenta la miasis en las cuernas.
  4. El método ELISA-indirecto presenta una sensibilidad adecuada para detectar seroprevalencias de miasis en corzos.
  5. Hypoderma actaeon, que era específica del venado, está infestando al corzo de manera emergente.
  6. No se han detectado casos de mortalidad por esta miasis.
  7. La carne de corzos infestados con ambas miasis es apta para el consumo humano, aunque se recomienda congelarla antes de cocinar y destruir cabezas y pieles para evitar la propagación de nuevas moscas.
  8. Las infestaciones por piojos malófagos son más frecuentes en animales débiles.
  9. La prevalencia de infestación por garrapatas en el corzo es elevada.
  10. La prevalencia de anaplasmosis y piroplasmosis transmitidas por garrapatas indica un riesgo de transmisión al ser humano y a otros rumiantes, tanto silvestres como domésticos.
  11. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo está emergiendo en zonas áridas a través de la picadura de Hyalomma spp..

Reflexiones finales y debate

Al término de la jornada, se solicitó un mensaje de María Patrocinio Morrondo para los seguidores de Club de Caza, en el cual destacó la importancia de continuar investigando sobre la salud de la fauna silvestre y su relación con la sanidad animal y humana.

 

Durante el debate se abordaron temas clave:

  • No se recomienda mezclar fármacos en los piensos, ya que la ingesta debe ser proporcional al peso del animal y no se puede controlar cuánto consume cada uno.
  • Las colonias felinas propagan enfermedades a la fauna silvestre.
  • La tuberculosis es transmitida por animales domésticos a los silvestres, y no al revés.
  • Las regulaciones sanitarias deben ser supracomunitarias, ya que los animales no entienden de territorios políticos.

Ponencia de Florencio Markina

Una ponencia de gran interés sobre la situación de las poblaciones de corzo en la Península Ibérica y su gestión en función del equilibrio por edades y sexo fue presentada en el IRIAF por José Alberto Viñuelas, director del centro. La exposición contó con el apoyo de la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural.

 

Actualmente, la distribución del corzo en España es llamativa, ya que se encuentra presente en toda la Península Ibérica, salvo en Cataluña, Murcia, Castellón y las islas españolas.

El corzo ha pasado por diferentes etapas de gestión a lo largo de la historia. A finales del siglo XIX, hubo un declive de ungulados —corzo, jabalí y ciervo— como consecuencia de la revolución forestal, en la que se perdieron ocho millones de hectáreas de bosque. En aquel momento, la caza era considerada res nullius, lo que significaba que cualquier persona podía cazar libremente sobre terrenos cinegéticos, que en su mayoría eran espacios sin regulación. Además, se incentivó la reducción de depredadores mediante recompensas económicas por cada animal abatido.

 

Con la Ley de Caza de 1970, se crearon parques y espacios protegidos. Hoy en día, la regulación cinegética recae en las comunidades autónomas, aunque muchas normativas son una adaptación de la ley original de 1970. Actualmente, prácticamente todo el territorio español está conformado por cotos de caza.

En un esfuerzo por recuperar la especie, se introdujeron corzos procedentes de Francia, los cuales se criaron en Valsemana. Desde entonces, la población ha experimentado una importante expansión demográfica.

En los últimos años, la parasitosis ha reducido la densidad de corzos, lo que ha llevado a una disminución en el número de capturas recomendadas. Actualmente, el corzo se caza prácticamente durante todo el año, tanto machos como hembras, pero en muchas ocasiones sin considerar la edad y el sexo del ejemplar, factores clave para una gestión sostenible.

 

En 2007, el corzo ocupaba aproximadamente 200.000 km², con una población estimada de 600.000 a 700.000 ejemplares, con una densidad de entre 1 y 30 corzos por kilómetro cuadrado.

Entre 2021 y 2022, la población de corzos aumentó en un 30%, mientras que el aprovechamiento cinegético creció un 66,43% en tan solo ocho años. En España, se capturan anualmente más de 100.000 corzos, de los cuales solo un 35-40% son hembras.

Durante la campaña cinegética 2022/2023, las provincias con mayor número de capturas fueron:

  • Burgos: 8.983 corzos.
  • Soria: 8.075 corzos.
  • Guadalajara: 6.808 corzos.
  • Zaragoza: cifra ligeramente inferior.

En 2024, la distribución del corzo alcanza los 494.000 km², con una población estimada de entre 900.000 y 1.000.000 de ejemplares, con una densidad de entre 1 y 35 corzos por kilómetro cuadrado.

 

Si bien en la extracción de corzos se tiene en cuenta el sexo de los ejemplares, la edad sigue sin ser un criterio prioritario, lo que representa un problema para la gestión sostenible de la especie. La excepción es Castilla-La Mancha, donde el criterio de selección es delegado al Servicio Forestal, que sí considera relevante este factor.

Una de las principales carencias en la gestión del corzo es la falta de datos fiables sobre el censo de cada acotado. No existe un sistema de homologación para determinar la metodología de los censos, lo que conlleva diferencias en los métodos utilizados: algunos se realizan a pie, otros en vehículo, lo que dificulta la obtención de datos comparables.

 

Los atropellos de corzos están directamente relacionados con la densidad poblacional. Según datos de la DGT, en 2022 se registraron 35.661 accidentes de tráfico con animales, de los cuales 12.396 correspondieron a corzos, representando un 34% del total.

De estos, 6.547 atropellos, es decir, el 53%, se concentraron en las provincias con mayor densidad de corzos: Burgos, Guadalajara y Soria.

 

Florencio Markina, biólogo con un profundo conocimiento del corzo, pero que no es cazador, quiso compartir un mensaje con los asistentes para concienciar sobre la importancia de una gestión sostenible de la especie.

 

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