El collar GPS de un perro de rehala evita que sea acuchillado por el colmillo de un jabalí
En una de las muescas del dispositivo que portaba el animal quedó clavada la punta de la defensa de un navajero. El rehalaro se percató de lo sucedido cuando fue a quitarle el localizador al finalizar la montería.
Esta no es la única mejora tecnológica que se ha extendido entre los rehaleros españoles. Es habitual ver en las cacerías de cochinos a los perros vestidos con chalecos antijabalíes. Esto es consecuencia de la proliferación del número de cochinos, y con esto la de grandes machos. Los materiales empleados para su fabricación son en la mayoría de los casos Dyneema, fibra15 veces más fuerte que el acero, o Kevlar, material de alta resistencia térmica y grandes prestaciones. Los diseños están realizados en colores reflectantes para una máxima visibilidad y tienen refuerzos en áreas vulnerables como pecho, cuello y abdomen.
'Legionario' ha nacido de nuevo
El "podenco verdino", según el rehalero, una línea de perros de Villanueva del Rey, municipio cordobés situado en la comarca del Valle del Guadiato, salvó la vida milagrosamente en una montería celebrada en Barrosinha, finca situada en El Alentejo, unidad estadística del centro-sur de Portugal.
Los perros de la rehala en un peligroso agarre de jabalí. A la derecha, Legionario con el collar GPS que le salvó la vida, con la punta del colmillo clavada en él.
Compañerismo entre los rehaleros
En la cacería, Hilario Rubio, propietario de la rehala Beagles Hilario, con sede en Pozoblanco, localidad de la provincia de Córdoba, equipó a todos sus perros con collares GPS, ya que la montería se organizaba a 400 kilómetros de su lugar de residencia. Tenía que localizar a todos los canes antes de regresar a Córdoba. Como no tenía dispositivos suficientes para todos los perros, sus amigos de las Rehalas Rafa de Azuaga le prestaron los collares GPS que le faltaban. Este hecho impidió que el colmillo de uno de los 40 machos cazados en la montería acabara con la vida del podenco. La punta de la navaja quedó clavada en una de las muescas del collar de Biothane que llevaba el can.