Cazan un jabalí con unos monstruosos colmillos en Salamanca
Crónicas de caza

Cazan un jabalí con unos monstruosos colmillos en Salamanca

De la mandíbula inferior del macho sobresalen 11,2 y 10,8 centímetros de navaja. Hablamos con el cazador que ha abatido el impresionante macho y con el gestor cinegético que organizó la montería en una finca abierta.


La cacería se celebró en un coto de Guadapero, entidad local menor del municipio de Serradilla, en la provincia de Salamanca. El terreno está gestionado por Carlos Jiménez. El gestor cinegético de Ciudad Rodrigo es también propietario de Taxidermia Artes y Trabajos Cinegéticos Carlos Jiménez.

Los rehaleros.

El gestor había visto al jabalí gracias a las cámaras de fototrampeo.

El gestor sabía de la existencia del jabalí desde el verano

En la cacería, celebrada el pasado sábado, se colocaron 80 puestos. La mancha fue batida por 13 rehalas. Al finalizar la jornada el plantel era de 23 jabalíes, 5 de ellos con trofeo, y un venado. Carlos asegura que vio por primera vez al macho en un cortadero mientras proporcionaba alimento a la fauna silvestre en agosto. También lo ha visto en varias ocasiones en las cámaras de foto trampeo colocadas en el acotado.

Incluso con la boca cerrada, los colmillos sobresalen de la jeta del cochino. Los colmillos del jabalí son extraordinarios.

Los rehaleros justo después de rematar al jabalí.

Una década en la rehala

Óscar y Daniel Sendín son los propietarios de la rehala con sede en Peralejos de Abajo, localidad ubicada dentro de la comarca de Vitigudino. Martín, hijo de Óscar, es el heredero de la rehala. Está compuesta por podencos portugueses, paterninos, gran sabueso azul de Gascuña y alanos españoles. Los hermanos cambiaron la caza menor por la mayor cuando comenzó a disminuir la población de conejos y a proliferar los jabalíes.

Parte del resultdo de la montería. A la derecha, vista frontal del trofeo del gran jabalí.

Detalle del trofeo del jabalí.

Crónica del abate del cochino medalla de oro

Óscar, el rehalaro que abatió a cuchillo al navajero, nos cuenta cómo se hizo con este formidable jabalí.

"Nos tocó realizar la suelta junto a otras dos rehalas. Yo iba por la parte más alta. Nada más liberar a los perros, comenzaron las ladras y los disparos. Cuando íbamos a dar la vuelta Rubén, un postor, me indicó que avanzara 100 metros más. Todo sucedió muy rápido. Los podencos pararon a un cochino. Los alanos españoles acudieron a la ladra. No me lo pensé dos veces para entrar al remate. Tenía que proteger la vida de mis perros. Es el macho de mayor trofeo que he abatido en mi vida".

 


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