Una batida de jabalíes acaba en mitad de un pueblo
Todo transcurría con normalidad en una batida de jabalí hasta que un ejemplar huyó de los montes donde se celebraba la cacería para tomar una dirección inusual. Los animales no entienden de señales de tráfico y los perros lo persiguieron hasta atraparlo en un entorno urbano y rodeados de personas que no podían creer lo que estaban viendo.
Desafortunadamente, la caza sigue siendo una actividad muy incomprendida por una gran parte de la sociedad. Sectores que no conocen la venatoria o que simplemente la odian por convicciones radicales atacan a los cazadores cuando algo como lo que vamos a contarte sucede de manera inevitable y fortuita.
Una persecución que acaba en el pueblo
El pasado 11 de enero fue un sábado de batidas en buena parte de Europa. Como sucedió en Nolay, en Borgoña, Francia. Allí, los perros siguieron el rastro del jabalí hasta un núcleo urbano de alrededor de 1.500 habitantes. Entre ellos hay cazadores, pero la gran mayoría no tienen contacto con la caza y la escena de los perros agarrando al suido se convirtió en el primer contacto con la actividad cinegética. Esto inició un acalorado debate entre ellos y los cazadores cuando llegaron, poco después, al aparcamiento de una empresa del pequeño pueblo para asistir a sus perros de rastro.
"Oímos gritos, fue un horror", manifestó un testigo de la acción de caza. Alguien que también afirmó haber intentado disuadir a la docena de perros para mantenerlos alejada del animal herido, arrojándoles trozos de madera. Algo que podría haber herido a los canes, lo que no parecía preocupar a este vecino. Los cazadores, pocos minutos después, ya habían recogido a los canes y el cuerpo del jabalí.