Un apasionado de la caza menor encuentra un zorzal en el suelo y lo que sucede a continuación no es lo que esperan los anticaza
Migratorias

Un apasionado de la caza menor encuentra un zorzal en el suelo y lo que sucede a continuación no es lo que esperan los anticaza

Hablamos con dos cazadores madrileños que acudían a una espera de jabalí. Pero lo que encontraron en el inicio de esa noche fue algo muy diferente.


El pasado mes de diciembre, Francisco y Héctor, padre e hijo, apasionados a la espera del jabalí y a la caza menor, demostraron que los cazadores respetan a los animales que necesitan su ayuda y que el código ético de la venatoria antepone el auxilio a los animales a cualquier otro aspecto. En mitad de un camino algo les llamó la atención. Se trataba de un ave que parecía muerta. Y decidieron averiguar lo que le pasaba a ese zorzal, el de mayor tamaño de los que podemos encontrar en la Península Ibérica. Por ello, lo cogieron con sus manos. El pájaro no opuso resistencia.

¿Qué le pasaba al zorzal para permanecer inmóvil en el suelo?

Los zorzales charlos se reproducen en todos los países europeos excepto en Islandia. Aunque su densidad varía mucho, un importante contingente migra en otoño desde las montañas de Noruega, Países bajos y Alemania hacia países más sureños, como el nuestro. Recorren miles de kilómetros, generalmente en las horas de menos luz del día. Y esto les debilita considerablemente. La teoría que le comentamos a Héctor es refrendada por el cazador: ¿Qué crees que le pasaba al ave? ¿Estaría cansado por la migración? Su respuesta ha sido afirmativa: “Por la forma en la que nos lo encontramos tenía toda la punta de que estaba cansadísimo de la migración”.

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¿Por qué un cazador suelta un ave que le encanta intentar cazar?

Al preguntarle esto a Héctor, su respuesta define a la perfección la ética de los cazadores: “Lo bonito de la caza del pájaro es buscarle el paso y que cumpla bien. Está muy feo aprovecharse cuando están durmiendo, ya que es un animal que recorre muchos kilómetros para migrar y hay que demostrarle un poco de respeto.

El ave, tras recuperarse en las manos del cazador, fue soltado y pudo alejarse volando perfectamente, como así nos lo confirman padre e hijo.

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Esto sucedió en los montes de Cenicientos, en la Comunidad de Madrid. El hábitat preferido de esta especie lo encontramos en los bosques de abundante vegetación, aunque no rehúyen los de coníferas, pero siendo más numeroso en los de especies caducifolias. En la Península Ibérica prefiere bosques de montañas, sobre todo de hayas. Allí alcanza una gran densidad, superior a la del zorzal común en el mismo biotopo. Se alimenta fundamentalmente de fruta, bayas y variada materia vegetal que puede incluir muchos frutos silvestres. También moluscos, sobre todo caracoles, insectos, arañas y sus larvas.

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