Perros ganaderos grandes y valientes para luchar contra osos: el dogo del Tíbet
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Perros ganaderos grandes y valientes para luchar contra osos: el dogo del Tíbet

Un oso descomunal se acerca a una explotación ganadera. Las vacas están cerca, pero las guardan unos perros protectores con un valor sin límites. Conozcamos a este mastín asiático.


En un entorno tan desfavorable y con depredadores de la talla del oso Pardo del Himalaya se hacía imprescindible conseguir aliados en forma de perros protectores de la talla del dogo del Tíbet. Estamos ante una antigua raza de trabajo que ha acompañado a pastores nómadas que vivían y trabajaban en el Himalaya y que, además, se convirtió en el guardián más recurrido en los tradicionales monasterios tibetanos. Ya lo mencionó Aristóteles (384 – 322 A.C.). Numerosos cinólogos que han estudiado la raza la consideran la que contribuyó al origen de todas las castas y razas de canes de montaña y de la gran familia de los mastines.

 

Estamos ante un perro poderoso, de ladrido inconfundible y tronador, apariencia solemne e intimidatoria, con el cuerpo ligeramente longilíneo y que demuestra un comportamiento protector y leal a su familia. Su tamaño y potencia física le permiten enfrentarse a los depredadores más temibles sin vacilar un instante, como vemos en los vídeos que acompañan a esta noticia. La altura mínima hasta la cruz es de 66 centímetros en los machos y 61 en las hembras. Y esos depredadores son osos pardos de la subespecie Ursus arctos isabellinus, animales que crecen hasta superar los 220 centímetros de longitud, originarios de las laderas del Himalaya y de la cordillera de Karakórum, en la frontera entre Pakistán, la India y China.

 

Su estándar oficial, publicado por la FCI, explica así su movimiento: “Poderoso, pero siempre ligero y elástico: con buen alcance y propulsión. Cuando aumenta la velocidad tiende a acercar los miembros a una línea media. Cuando camina, parece muy vacilante, capaz de marchar sobre terrenos varios con vigor y flexibilidad”. 

 

En cuanto a su manto, se caracteriza por ser “áspero y grueso, capa exterior no demasiada larga, con subpelo denso y lanoso en clima frío, que se convierte en ralo en meses calurosos. Los machos tienen notablemente más pelo que las hembras. El pelo es fino pero duro, recto e hirsuto, nunca sedoso, rizado u ondulado. Cuello y hombros con abundante pelo, dando la apariencia de melena. La cola está cubierta de pelo espeso y con fleco, las patas traseras con abundante fleco en la parte posterior y superior”. Los colores aceptados son estos:

  • Negro intenso con o sin marcas fuego; azul con o sin marcas fuego.
  • Dorado, desde bayo intenso a rojo profundo, dorado carbonado.

Todos los colores deben ser lo más puros posible.

  • Las marcas fuego van de un castaño fuerte a colores más claros. Una estrella blanca en el pecho es admisible.
  • Manchas blancas mínimas en los pies son aceptadas.
  • Las marcas fuego aparecen sobre los ojos, en la parte inferior de las extremidades, en la parte inferior de la cola.
  • Marcas fuego en el hocico.
  • Las marcas en forma de anteojos son toleradas.
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