Le falla el olfato en el peor momento: un perro de caza pasa junto a una liebre encamada sin darse cuenta
Ni la ve ni la huele. La liebre se ha encamado en un inmenso cultivo de lo que parecen acelgas. Allí ha encontrado el cobijo perfecto ante el fría de las horas de menos luz y el camuflaje ideal para pasar desapercibida ante todo tipo de depredadores, ya sean voladores o terrestres.
Su dueño señala al lugar exacto donde está encamada la liebre, llama al perro para que vuelva cuando ya ha pasado una vez junto a ella. Pero ni aun así el can es capaz de percibir la extrema cercanía del lepórido.
¿Por qué el olfato del perro no detecta a la liebre?
La rabona lleva horas tumbada descansando entre las verdes hojas de las hortalizas. Eso ha eliminado prácticamente cualquier rastro de las pisadas que la llevaron hasta el encame. Al permanecer inmóvil y a resguardo, el viento apenas llega hasta su cuerpo, por lo que no produce emanaciones que puedan ser detectadas por el portentoso olfato de este perro de caza, un beagle.
La liebre finalmente se delata arrancando en carrera
Un segundo vídeo grabado por el mismo cazador nos enseña el desenlace de esta tensa escena. La insistencia del propietario del can, que le anima a seguir buscando en esa zona lleva al can a seguir aproximándose al encame. Esto llega a la liebre a decidir que ya ha sido suficiente presión y deja atrás su estrategia basada en el camuflaje y hace uso de otra de sus grandes bazas para huir de los depredadores y perros de caza: su velocidad. No en vano, es capaz de recorrer cien metros en menos de 5 segundos, alcanzando velocidades punta de más de 70 kilómetros por hora.
El perro nunca podrá alcanzar al veloz lepórido, ya que, además de tratarse de un ejemplar de avanzada edad y algo de sobrepeso, un ejemplar de beagle en plenas facultades físicas no sería capaz de sobrepasar los 32 kilómetros por hora. Esto no resta efectividad en estos perros a la hora de cazar liebres. Al contrario, estamos ante una de las razas más eficientes y utilizadas en este tipo de cinegética menor. Pero no lo hará gracias a la velocidad, sino a su capacidad de rastreo y a que son perros muy concienzudos, que no se vienen abajo a pesar de seguir los pasos de su presa durante horas.