Un ave de gran tamaño fue la causante del accidente del caza en el que murió un piloto español en octubre
El pasado 4 de octubre se dio a conocer la trágica noticia de la muerte del teniente coronel Pablo Estrada en un accidente a los mandos de un caza F-18 del Ejército del Aire. Ahora se ha difundido la más que probable causa del siniestro.
Las investigaciones han encontrado indicios que apuntan a que el avión de combate chocó con un ave de gran tamaño. A pesar de esto, las pesquisas se prolongarán durante dos meses más en busca de pruebas definitivas. Tras este tiempo, tendremos más datos y más concretos que arrojen luz a las causas del suceso.
El teniente coronel se encontraba en un vuelo rutinario de adiestramiento cuando la aeronave se precipitó contra el suelo, a pesar de que se trataba de un experto piloto de caza que conocía a la perfección el modelo que pilotaba debido a que prácticamente toda su carrera la desarrolló en relación al F-18, con más de 2.300 horas de vuelo a los mandos del avión.
¿Qué especies han podido causar el accidente aéreo?
Debemos tener en cuenta varios condicionantes a la hora de buscar hipotéticos culpables que pudieron chocar con un avión del tamaño de F-18, con casi 11,5 metros de longitud, y hacerlo caer al suelo. Entre ellos, la altitud del aparato en el momento del choque y las aves capaces de alcanzarla. No es lo usual, pero se han producido situaciones peligrosas a poca altitud.
A pesar de que el Ejército del Aire anunció hace tres años que acudiría a la Inteligencia Artificial para desarrollar un programa que prediga los movimientos de las aves a 13 kilómetros alrededor de sus aviones, se han producido casos en los que los pájaros se han cruzado en el camino de los pilotos y producido situaciones que han acabado en desastre. A finales de abril, conocíamos que un piloto, también de un F-18, era condenado a tres meses y un día de prisión por unos hechos acaecidos el 3 de julio de 2020 por los que se llevaba por delante un tendido eléctrico en una maniobra arriesgada que se originó ante un bando de aves que intentó esquivar. La misión le llevó a bajar a una altura de 70 pies con respecto al suelo, según las declaraciones del piloto en la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo: “la razón para descender por debajo de la altura permitida era que había visto pájaros”, algo con lo que, con la maniobra realizaba, buscaba “evitar una eventual colisión”. A pesar de esto, el tribunal incluyó en el fallo que “El avistamiento de pájaros […] no ha quedado acreditado ni podía justificar el incumplimiento de la normativa de seguridad aérea”, incidiendo en que había protagonizado una imprudencia y una clamorosa infracción de la mínima altura de seguridad”. La colisión provocaba una avería en el avión cifrada en casi 400.000 euros.
Este es el agujero que un buitre leonado causó en un avión de combate A400 en el año 2000.
El buitre leonado
Lo más común es que la especie protagonista de estos choques, tanto con aviones militares como comerciales, sea el buitre leonado. Estamos ante una rapaz de hasta 120 centímetros de longitud, con una masa corporal de hasta 11 kilos.
Un buitre leonado causa un grave accidente al chocar de frente con un coche
Y no solo por su tamaño. Esta especie es capaz de ascender hasta alturas a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar cuando las condiciones resultan propicias, es decir, cuando aprovechan corrientes de ascendencias térmicas u orográficas, y recorrer hasta 300 kilómetros para buscar alimento. Como dato impactante, debemos considerar que el ave que ha sido registrado volando a una mayor altitud es otro buitre, el de Rüppell, que alcanza alturas de 11.3000 metros, aunque los investigadores expertos en estas aves no alcanzan un acuerdo sobre si se trató de algo puntual e incluso accidental, con un ejemplar despistado o aturdido, o si esta ave elige volar a unas alturas disparatadas para la finalidad que deben seguir: la búsqueda de alimento.