Si amas la caza, sal de la federación
Mucho tiempo y circunstancias personales, infortunios desde el Covid-19 hasta la triste realidad en Valencia estas semanas, han pasado desde que en un lejano agosto de 2018 participaba por estos lares, comprobando tras este paréntesis que por aquí poco han cambiado las cosas.
Como ejemplo de este inmovilismo en el sector cinegético, encuentro unas nuevas elecciones a la presidencia en la RFEC en las que, repasando actas y documentos, uno continúa viendo cómo se mantienen las disputas que impiden ponerse de acuerdo a un pequeño grupo de dieciocho aspirantes a puppenspiler que, en lugar de remar como equipo a favor de la caza y los cazadores, solo piensan en su ya manido “quítate tú que me pongo yo”, como demuestra el contenido del acta 10/2024 de la Junta Electoral, donde comprobamos que, existiendo solo dos candidatos, la presidenta de la federación de caza a la que pertenece uno de ellos, Josep Escandell Martínez de la Federacion de Caza de la Comunidad Valenciana, en un alarde del “yyomas” de las conspiranoias y las intrigas de la endogamia del aparato, ya ha presentado una reclamación frente a la candidatura del único oponente, José Ángel Remírez Arana, de la Federación Navarra de Caza. Qué bonito es el amor, y qué gratificante ver la unión y cordialidad entre ese simbólico grupúsculo que, dice, pretende representar a los cazadores.
Pero bueno, entrando en materia, que supongo es lo que nos interesa a los sufridos cazadores, y planteándose si no sería mejor hacerlo reconfortado por un volátil o espirituoso que nos relajase, uno se acomoda para dedicarle un tiempo al análisis de ambas lamentables candidaturas.
La primera, por edad y vínculo con la tradición, que seguro cuenta con el apoyo de aquellos que, anclados como el propio aspirante, llevan años sin reflejar el más mínimo atisbo de iniciativa, cambio, mejora o aspiración a ella, presenta un discurso sesgado, zafio, pobre de sintaxis y con marcado carácter continuista, es decir, “más de lo mismo” o, de nuevo, ese “continuamos igual”, hasta el punto de llamar la atención la similitud con el programa de la última ocasión en que este candidato se presentó a estas mismas elecciones… hace ya más de dos lustros.
¿Qué puede aportar a la caza y los cazadores este continuismo injustificado y anacrónico?, ¿qué puede aportar a la caza y los cazadores un rector que durante 20 años ha mantenido a la federación de la que es responsable como la que menos federados tiene de todas, solo superada en cuanto a falta de federados por la de Ceuta, que apenas cuenta con diez docenas de cazadores?, ¿qué puede aportar un titular que en su propia comunidad está enfrentado a asociaciones con mucho mayor número de participantes que su federación? Cuatro años de nueva travesía por el desierto tras la que vendrán sendos accidentes, urgencias de la próstata, llevar a los niños al cole, o excusas varias, ante los infructuosos previsibles resultados, amparados en ese inmovilismo y obsolescencia de criterios que pregonan quienes posiblemente apoyan esta candidatura mientras esperan su merecida jubilación. Merecida para los cazadores, claro.
La otra candidatura sí propone un plan ambicioso, aunque con argumentos que parecen una mezcla de eslóganes, tópicos coloquiales, recetas de la abuela e invocaciones de santería, cuya mixtura se antoja difícilmente contrastable con la realidad, pareciendo más una operación de propaganda a mayor gloria del equipo que un intento serio de involucrar a todas las partes para solucionar la actual situación.
Porque, señor candidato, yo he leído su programa. Se lo juro. Debo ser de los pocos, incluidos sus acólitos, que lo he leído entero y… varias veces. Lo que ha desembocado en tal número de preguntas y dudas que me surgen que pensé poner un “I” al título de esta aportación, convencido de que necesitaría un “II” y hasta un “III” para exponerlas todas.
Pues, por ejemplo, me entran dudas respecto de su iniciativa número 13, “Elaboración de inventarios y bienes materiales”. ¿Pero, qué me está usted contando?, ¿está usted hablando en serio?, ¿intenta decirnos que la contabilidad, teóricamente auditada de cara al CSD de la RFEC, no es correcta?, ¿intenta decirnos que las obligaciones recogidas en el artículo 32 de esos estatutos a los que tantas veces hace referencia, no se están cumpliendo de manera escrupulosa?, ¿está intentando decirnos que va a tener que exigir responsabilidad, incluso a su jefa, en base al artículo 83 de esos mismos estatutos, por su forma de actuar en los últimos cuatro años, salvo que apareciesen actas cuyo contenido le exima de responsabilidad?, ¿cómo piensa actuar respecto de esas auditorias contables que teóricamente han de realizarse y entregarse al CSD si no aparecen o no se ajustan a la realidad? O, por el contrario, ¿mantendrá si encuentra discrepancias esa manida fórmula de actuar de mesianismo oportunista del “entre bomberos no vamos a pisarnos la manguera”?
¿Piensa en serio que tras su retórica electoral los ahora votantes le darán su apoyo si ven muestras de que su actividad se entromete en sus Reinos de Taifas?, ¿permitirá su proyecto de digitalización evitar por fin la duplicidad de licencias para que definitivamente sepamos si la RFEC llega en realidad a las 300.000 licencias?, ¿piensa seriamente que se puede poner en marcha un proyecto en el que homogeneizar criterios de comunicación, o de cualquier otra índole, en las distintas delegaciones?, ¿ha valorado usted que plantea hacer grande una entidad que precisamente han sido sus participes los que la han empequeñecido para poder, egoísta y egocéntricamente, crecer ellos?
Si tan convencido está de la necesidad de una gerencia profesional con dedicación plena, ¿no se ha planteado que lo que entonces recomendaría cualquier empresa de consultoría sería designar un profesional apropiado, abogado o economista, con algún que otro máster vinculado al mundo de la empresa —o incluso a una mala, en gestión de entidades deportivas, que los hay— en lugar de en energías renovables que, perdóneme, no creo aporten mucho a la RFEC salvo poder analizar instalar placas solares en los locales de Castillejo de Robledo —con “R” mayúscula por favor, que tengo apego a ese pueblo. Iniciativa 15, objetivo—.
Qué fácil es convencer a los Hermanos laicos de la Orden Flagelante con un proyecto majestuoso, imponente, aparentemente estructurado, estudiado y pormenorizado, pero a todas luces inviable económicamente en el que, como hacen los políticos populistas, se resalta todo lo que se pondrá en marcha, en un programa plagado de gastos en el que no se menciona la forma de lograr los ingresos que los amorticen.
Discúlpeme mi indiscreción, estimado candidato, pero, ¿cómo piensa financiar un proyecto “empresarial” más parecido al que plantearía una multinacional, cuando no tiene C.V. para haber hecho crecer una pyme particular?
Por otro lado, para la que entiendo por su insistencia dedicación plena del presidente, habrá que incorporar un sustancioso sueldo del que no habla en sus 109 páginas de proyecto. ¿O piensa hacer como uno de sus futuros votantes, que con toda la desfachatez culpable planteó como primer punto del Orden del día en la primera asamblea tras su elección, el “Sueldo del Presidente”? ¿No le ha preguntado ninguno de sus posibles votantes cómo piensa usted pagar esta fiesta, o es que les ha dejado tan absortos con el proyecto que todavía no han asimilado la realidad?
No quiero aburrir mucho más a los pobres lectores, no sea que igual incluso les toque pensar. Por lo que aspectos como Fedenca, Castillejo, la formación u otros, mejor los dejamos para la siguiente ocasión.
Por hoy es ya suficiente, hablamos de iluminados demagogos que nos ayuden a buscar tertulianos ególatras de medio pelo a los que hacer entender que cuando el Titanic se hundió, se hundieron todos. Camino que lleva la entrañable RFEC y que al final, convenzámonos, puede que sea lo mejor para la caza y los cazadores.