Una liebre se lanza al agua y demuestra sus dotes como veloz nadadora
Cuando una liebre es perseguida por sus múltiples depredadores terrestres o por perros de rastro o de persecución, utilizará distintas estrategias para despistarlos y dejarlos atrás. Entre ellas, saltar al agua y nadar ágilmente.
A pesar de que se trata de uno de los mamíferos más veloces en carrera de cuantos habitan en todo el mundo, esos más de 70 kilómetros por hora que puede alcanzar no siempre le sirven a la liebre para escapar de sus depredadores naturales, los lobos, zorros, mustélidos, gatos monteses y, cada vez más los domésticos, también jabalíes, todo tipo de rapaces, tanto diurnas como nocturnas. En ocasiones, tampoco es capaz de dejar atrás a los lebreles más rápidos y ambiciosos o a los perros de rastro más insistentes.
¿Por qué saltan al agua las liebres?
Parece no tener mucho sentido que un animal que avanza a una velocidad frenética sobre tierra se lance al agua y nade de manera lenta en el líquido elemento. Pero esta es una escena que hemos visto en numerosas ocasiones. Desde el vídeo que nos sorprendía en 2021, en el que unos atónitos pescadores graban un ejemplar de liebre saliendo del mar, hasta una grabación del año anterior en el que un cazador explica lo que acaba de presenciar: una liebre se mete en el interior de una laguna y se ‘encama’ allí intentando pasar desapercibida ante sus perseguidores.
Comenzando con que la fisiología de la liebre no ha evolucionado para destacar en sus habilidades natatorias, y siguiendo por la frágil regulación de la temperatura corporal de la que disfrutan estos animales. El primer argumento se centra en que las poderosas patas traseras de los lepóridos pierden su potente capacidad de impulsar todo su cuerpo cuando no pueden apoyarlas en tierra firme. Sus pequeños pies no sirven para hacerlas avanzar con presteza cuando no alcanzan el fondo. Esos 70 kilómetros por hora a los que aludíamos se ven tremendamente mermados cuando una liebre nada.
Además, como hemos avanzado, su finísima capa de piel y la escasa protección que le brinda su pelaje sufren mucho cuando la temperatura desciende drásticamente al sumergirse en un entorno inundado. Esto, en invierno o con el mercurio marcando temperaturas bajas podría llevarlas incluso a la muerte.
Entonces, ¿por qué vemos nadando tan a menudo a las liebres? La respuesta radica en el momento de necesidad. Cuando la huida de estos animales les lleva cerca de un entorno inundado, no suelen pensarlo dos veces: se lanzan decididas a seguir avanzando por allí. La razón puede estar en tratar de llevar a perder su rastro. Muchos de los depredadores que la acosan y los perros de rastro llegan a eternizar sus persecuciones durante horas. Esto las agota y las lleva a intentar acciones que pueden parecer desesperadas.