Un convoy solidario desde Ávila hasta la Zona Cero de la DANA: «La gente llora cuando te ven aparecer con agua»
Dana

Un convoy solidario desde Ávila hasta la Zona Cero de la DANA: «La gente llora cuando te ven aparecer con agua»

Carlos Blanco, un cazador y empresario cárnico de Ávila, nos cuenta el viaje y la experiencia que acaba de vivir tras organizar en tiempo récord un convoy solidario con toneladas de ayuda que ha llevado personalmente, junto a otros empresarios y voluntarios, desde Castilla y León hasta Alfafar y Paiporta.


Dos camiones frigoríficos y ocho furgones. Un total de unas 40 toneladas de productos, sobre todo agua embotellada, alimentos imperecederos, pero también ropa, sobre todo de bebé, así como mantas, pañales de adulto y de bebé… No había tiempo que perder. Y en eso el responsable de Cárnicas Carlos Blanco cuenta con una dilatada experiencia. Ha sido a base de trabajo, esfuerzo y acumular años de aprendizaje que ha convertido su empresa en un referente del sector autonómico y nacional. Gracias a él y a Abel Sanz, otro empresario de Arévalo, a la ayuda de la empresa embotelladora de agua, a la inestimable labor de organización y logística de Aitor Ortega, desde la Fundación de Guardias Civiles Solidarios, además de los vecinos del municipio abulense, el convoy estuvo preparado en tiempo récord. El pasado viernes comenzaban a organizar y el sábado de madrugada salían a la carretera cargados de productos muy necesarios para la gente afectada por la DANA.

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Los camiones de agua, preparados par ael viaje a Valencia.

“Los vecinos de Arévalo se han volcado. El viernes difundimos la necesidad de ayuda, era festivo, pero hasta un supermercado abrió sus puertas para contribuir”, nos cuenta Carlos.

 

Carlos nos cuenta que desde que salieron de Ávila, a cada parada en la carretera para comer o descansar, absolutamente todos los negocios de restauración les ofrecían de forma desinteresada todo lo que necesitaban: “La gente está muy concienciada de que hay que ayudar”.

 

Pero no ha sido nada fácil. No solo en temas logísticos, sino también psicológicos. Carlos nos lo explica: “El sentimiento cuando sales de Ávila es de orgullo. Porque vas a ayudar a la gente que lo necesita. Pero al llegar allí y ver lo que realmente sucede, no lo que nos muestran las televisiones, sino lo que está pasando allí, el sentimiento cambia mucho”.

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Uno de los furgones que han llevado ayuda a Valencia.

Gente llorando al ver que llevas agua

“Cuando llegamos allí, una de las organizaciones que ayudan en la logística me enviaron a Alfafar, a una de las zonas cero. A Abel lo dirigieron a Paiporta, el otro centro del desastre”. Carlos describe lo que ha visto como un desastre, y a la gente que hay allí, tanto a los vecinos afectados como a lo que están ayudando, como totalmente desorientados.

Quizás una de las escenas que más le ha marcado es encontrar a un hombre adulto buscando agua: “Un hombre que necesitaba desesperadamente agua para su bebé, no pudo evitar llorar cuando le dijimos que era lo que llevábamos en el camión. Me dio un abrazo que casi me rompe la espalda. Descargamos una buena partida en la puerta de su casa. Y una mujer mayor, que te cuenta que lo ha perdido todo, la casa, el coche… pero que lo único que necesita es un poco de agua para beber…”.

Una situación mucho más grave de lo que vemos en los medios de comunicación. Un detalle de la conversación que tenemos con el cazador abulense nos pone los pelos de punta: Un Guardia Civil de allí me dijo que cada buzo que entraba en el parquin inundado de un centro comercial de la zona se negaba a volver a entrar.

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La devastación en la zona es total.

Problemas logísticos

Carlos nos cuenta que llegaron ayer a las 11 de la mañana a Valencia desde las 3 de la madrugada que salieron desde Arévalo. Pero hasta las 17 horas no han podido descargar. Seis horas dando vueltas con los camiones y furgones por zonas totalmente anegadas y devastadas. El descontrol organizativo es total. No cuentan con medios para gestionar toda la ayuda que está llegando.

Ayudan los de siempre, la gente de campo

Una de las principales necesidades en la zona es la de maquinaria pesada que ayude a retirar vehículos, escombros… Y Carlos ha podido confirmar quiénes son los que están tomando la iniciativa en este sentido: “Allí los que están dando el callo son los dueños de los tractorcitos de la gente de campo de allí. Que es a los que hay que reconocer el mérito cuando todo esto acabe”.

 

El convoy está ya en casa. Han podido dormir en sus camas después de un viaje agotador. Y costoso para todos ellos. Le preguntamos cuánto les ha costado este acto solidario, y no quiere ni hablar de ello: “Me toca devolverle a la sociedad parte de lo que me ha dado”. Si mañana pasa algo parecido en otra parte de España, allí estaremos. Cuando hay que ayudar, hay que ayudar”, sentencia el cazador.

Y no solo esto, Carlos nos adelanta que está preparando otro convoy para el próximo fin de semana. “No voy de caza. Vuelvo a ayudar a los valencianos”, nos dice.

Descargando el agua.

El convoy pudo grabar la realidad de la zona al llegar a Valencia.

 


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