Un guarda rural rescata y traslada a un centro hospitalario a un senderista que había sufrido un ictus
La rápida intervención y los conocimientos médicos del profesional, según los doctores que atendieron en primera instancia al paciente, han evitado que la víctima sufra secuelas permanentes.
A la hora de padecer un ictus, "cuanto más rápido se actúe, más cerebro salvaremos". Un ataque cerebrovascular daña 2 millones de neuronas y 14 millones de sinapsis por cada minuto sin oxígeno en el cerebro. Se estima que una de cada seis personas tendrá un ictus en su vida. Tan sólo en España, más de 100.000 habitantes padecen un infarto cerebral cada año. El 50% de los mismos puede fallecer o sufrir secuelas en el futuro.
Un ictus se produce cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o reduce. Los síntomas en una persona que ha sufrido un infarto cerebral son incapacidad para moverse o sentir en un lado del cuerpo, problemas para comprender o hablar, mareos o pérdida de visión de un lado.
Para los guardas rurales no existen domingos ni festivos
Carlos Enrique López, un guarda de la provincia de Jaén con una dilatada carrera profesional, recibió el aviso de que un perro había caído en el interior de un pozo la mañana del domingo. Mientras se dirigía al lugar indicado, se cruzó con un grupo de senderistas en el paraje denominado el eucaliptar del Cristo del Valle. Uno de ellos le hizo indicaciones para que detuviera la marcha del coche. El guarda de la Asociación Cultural y Deportiva, Caza y Pesca de Linares les preguntó qué les ocurría. El deportista le comunicó que el guía había empezado a encontrarse mal.
El guarda trasladó al enfermo a un centro hospitalario con su vehículo de trabajo
El hombre decía sufrir un dolor intenso en la cadera. Lo achacaba a una operación que había sufrido hacía escasas fechas. Al mantener la conversación con él, el jiennense se percató de que algo grave le ocurría. No era capaz de expresarse con claridad. Pese a que el enfermo solicitaba que lo acercara hasta su coche, Carlos Enrique le convenció que debía ir a un hospital.
En un primer momento, el guarda barajó la posibilidad de llamar a una ambulancia para que lo trasladara al centro de urgencias más cercano. Finalmente optó por asumir los riesgos y llevó al senderista al centro de salud María Auxiliadora. Tardó 20 minutos en realizar el traslado, mientras que una ambulancia probablemente habría necesitado una hora para llegar y hacer lo mismo. Los médicos le felicitaron por su acción.
Una vez había concluido el traslado del enfermo, le avisaron que el perro había sido rescatado sano y salvo.