Caza un jabalí de 250 kilos y 27 centímetros de colmillo tras un rececho en una finca abierta
Este cazador sevillano difícilmente podrá olvidar la fecha del 19 de septiembre, día en el que abatió este monstruoso ejemplar. Te contamos cómo y dónde se ha cazado este gigantesco macho.
Curro Muñoz, cazador de 42 años del municipio de Olivares, encuadrado en la comarca sevillana del Aljarafe, hace cinco años se aficionó a la caza del jabalí al salto y a la espera ante la escasez de conejos en gran parte del sur de Andalucía. Es podenquero desde que tiene uso de razón. Caza los cochinos con una recova de perros fruto del cruce de podencos andaluces y paterneros.
Curro junto al gigantesco jabalí.
Medidas y puntuación de la boca del jabalí
Curro es consciente que es muy complicado volver a cruzarse con un animal de estas características. Tanto por sus dimensiones, como por el tamaño de sus colmillos. Las navajas miden 27 centímetros de longitud y tienen 3 de grosor. Según el taxidermista que ha realizado la tablilla del trofeo, ha obtenido una puntuación de 129,52 puntos.
El macareno quedó inmóvil cuando la bala le alcanzó el corazón.
Recorre más de 4.000 kilómetros para cazar el jabalí de su vida
A mediados de septiembre el sevillano emprendió un viaje, junto a un amigo de Gibraleón, que lo llevó hasta tierras turcas. Los dos primeros días de caza fueron infructuosos. Erró dos jabalíes de una manera incomprensible. El rifle Sauer del calibre .300WM que le proporcionó la orgánica con la que estaba cazando no estaba puesto a tiro. Las balas que salían del cañón del arma se desviaban más de un metro de su objetivo. La tercera noche de caza cambió de una manera radical la fortuna del cazador. A las 22:00 horas detectó un enorme jabalí en una mancha de monte próxima a una siembra. Tras estar observando unos minutos al cochino con un monocular térmico, el animal salió al cultivo.
El cazador nos enseña el tamaño de la pezuña del animal. El taxidermista que ha medido el trofeo le otorga una puntuación de 129,52 puntos.
Pese a que la aproximación se antojaba complicada, dado el lugar en el que estaba el suido, había que intentarlo. Curro recorrió más de un kilómetro por el interior de un arroyo paralelo a la siembra hasta situarse a 150 metros del jabalí. Esperó hasta el momento en el que el cochino le ofreció el costado para apretar el gatillo del arma. Nada más notar el impacto el macho se derrumbó. La bala había atravesado el corazón.
Los colmillos y las amoladeras una vez colocados en la tablilla. A la derecha, midiendo el trofeo.
Cuando el sevillano se aproximó al cochino, no se lo podía creer. Su tamaño era gigantesco, según nos cuenta, pesaba 250 kilos. El animal no solo destaca por su porte, por suerte también lo hace por la longitud y el grueso de los colmillos y amoladeras.
