Un rehalero se tatua en la piel a modo de homenaje sus perros de caza junto al nombre de su rehala
«Esta es mi dedicatoria para mis guerreras, las que están y las que se han ido». El tatuaje es un regalo de boda de un familiar del propietario de la rehala Los Chimbambis.
Ángel Carmona y Raquel León, ambos rehaleros de la localidad de Sant Pere de Ribes,municipio de la comarca del Garraf, en la provincia de Barcelona, celebrarán sus esponsonsales el 5 de octubre tras una década compartiendo sus vidas.
Recorrieron media España para conformar su rehala
Ángel comenzó en la caza de la mano de su padre cuando contaba con tan solo 10 años. A los 14 obtuvo la licencia de caza y el permiso de armas. Para celebrar la obtención de las autorizaciones su padre le regaló una escopeta del calibre 16. Con el paso de los años se aficionó a la caza mayor y se hizo miembro de la colla de cazadores de San Pere de Ribes y Olivella.
Como el grupo de cazadores carecía de perrero, él y un compañero decidieron hacerse de una rehala de perros. La adquisición de los canes fue una auténtica odisea, ya que Ángel y Raquel visitaron diferentes puntos de España para adquirir los podencos andaluces y manetos que formaron inicialmente la rehala.
Una rehala de podencos andaluces y manetos en Cataluña
Como en la comunidad la mayoría de los rehaleros tenían perros de mayor porte que los podencos que eligió Ángel, al verlos Pedro "El Cabrero", un perrero de la zona, le dijo «¿Adónde vas con una rehala de chimbambis?». De esta broma del rehalero proviene el nombre de la rehala.
Ángel llevaba varios años pensando en homenajear a sus perros con un tatuaje, pero no se decidía. Jonathan Lorite, primo del cazador, como regalo de boda le ofreció hacérselo y este aceptó. Este año el perrero lucirá en las jornadas de caza de la Colla Jabalí Anoia su tributo a Tara, Voz de Pito, Tula, Kira, Marquesa o Duquesa, por citar algunos de los nombres de los perros de caza que han compartido su vida con la del rehalero.