Un rebeco enfermo y ciego cae al agua cuando alguien se acerca a grabar
Este senderista califica de «momento mágico» poder acercarse a un ejemplar enfermo de rebeco en el Pirineo catalán.
Un paseo por las montañas hasta llegara al lago de origen glaciar Ibon de Cregueña, el más grande de todos los lagos naturales del Pirineo, que se encuentra a 2.632 metros de altitud lleva a un senderista a encontrarse ante una situación anómala ante uno de los animales más emblemáticos de las montañas de la península.
Un acercamiento extraño a un animal normalmente huidizo
El entorno es idílico. Y parece que la escena no puede ser más bella cuando se acerca a un isard (Rupicapra pirenaica) y el animal apenas se alarma. Lo que parecía que se estaba convirtiendo en una posibilidad única de grabar a un animal cuyo comportamiento se caracteriza por ser extremadamente esquivo y huidizo ante cualquier figura humana que divise a cientos de metros, termina siendo una triste situación ante un animal enfermo que caen en las gélidas aguas del lago y no es capaz de salir por sí mismo.
Queraconjuntivitis: enfermedad muy contagiosa entre ungulados de montaña
Una enfermedad que comenzó a detectarse en 1980 y se sospecha que fueron las ovejas las que contagiaron a los primeros ejemplares de isard afectados. En el ganado doméstico, la queratoconjuntivitis (infección de la bacteria Mycoplasma conjunctivae), se puede tratar de manera efectiva, pero en los animales silvestres provoca una invasión de las estructuras oculares, inflamación y, posteriormente, ceguera, pudiendo provocar incluso la perforación de los glóbulos oculares.
El año 2008 se convirtió en un punto de inflexión en la enfermedad, que provocó una epidemia declarada en los rebecos que acabó con la vida del 70% de la población pirenaica y llegó hasta poblaciones de Aragón. La ceguera en estos animales, cuyo hábitat se encuentra en las cumbres montañosas, les llevaba a morir despeñados.
Esto es lo que ha ocurrido en las imágenes que vemos, en las que un ejemplar con claros síntomas de una ceguera casi total percibe al ser humano que se acerca y corre ‘a ciegas’ hasta caer en el agua. El propio autor de las imágenes ha reconocido en un post posterior su error a la hora de percibir “algo tan mágico” y ha compartido que, tras observar el comportamiento anómalo del animal, tuvo que ayudarlo a salir del agua y secarlo porque tiritaba de frío.